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Nuevas perspectivas para el segundo semestre 2023

CIUDAD FUTURA

Una serie de acontecimientos imprevistos sugiere que algunas tendencias que se iniciaron durante los primeros seis meses del año, podrían verse perjudicadas en su trayectoria por efecto de circunstancias internacionales de amplias consecuencias. No cabe ninguna duda, en efecto, que el motín fracasado finalmente de los mercenarios del Grupo Wagner en Rusia modifica el curso de la guerra en Ucrania y abre perspectivas inesperadas para todos los gobiernos involucrados directa e indirectamente en esa contienda, pero asimismo en cuanto a la situación futura de varios países africanos donde operan dichos mercenarios.

En cuanto a la situación en Ucrania, a estas alturas resulta imposible evaluar si el desmantelamiento del ejército privado de mercenarios tendrá repercusiones inmediatas sobre el curso de la guerra, en la que hasta ahora los milicianos de Prigozhin constituían la avanzada de las operaciones militares, muy por delante de las tropas regulares del ejército ruso.

En el ámbito de América del Sur, algunos gobiernos recientemente instalados han sufrido percances que los han obligado a replantear sus objetivos internos y, en algunos casos, incluso a cambiar figuras importantes de sus gabinetes ministeriales. Tal es el caso de Chile y Colombia. En cuanto a la Argentina, se mantiene un alto grado de incertidumbre respecto a su futuro económico y político.

Traigo a colación estos comentarios en vista de los importantes eventos internacionales que están previstos para el segundo semestre del año. Tal es el caso, en primer lugar, de las complejas negociaciones que están pendientes en cuanto al Acuerdo de Asociación del Mercosur con la Unión Europea. Se trata sin duda de una tarea sumamente compleja en vista de los temas críticos no resueltos todavía y que no atañen únicamente a los países del Mercosur, sino también a todos los países amazónicos además de Brasil, a saber, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Surinam y Venezuela, como mencioné en mi anterior columna.

Es preciso considerar, asimismo, que a mediados de julio se llevará a cabo la próxima Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y de la Celac, en Bruselas. A pesar de los grandes esfuerzos que se han realizado por parte de la Fundación EULAC en el trayecto preparatorio de este evento, todavía quedan dudas respecto de los resultados efectivos, habida cuenta, entre otras cosas, del efecto de debilitamiento que tienen los problemas internos respecto de las negociaciones diplomáticas. Podría ocurrir, como en el pasado, que los acuerdos suscritos por los gobiernos consistan en una larga lista de buenos propósitos, con pocas perspectivas de concretarse operativamente en el futuro, habida cuenta de en vista de la inexistencia en el ámbito latinoamericano de mecanismos efectivos de seguimiento e instrumentación de los compromisos adoptados.

Por último, la semana pasada se ha llevado a cabo en París la Cumbre por un Nuevo Pacto Global de Financiamiento, que podría significar el primer paso hacia una reforma profunda del sistema financiero internacional a mediano plazo, y un importante compromiso de financiamiento este año todavía por un monto de $us 100.000 millones para atender los temas del cambio climático, la conservación de la biodiversidad y el endeudamiento extremo de los países del Sur Global, que es como se designan ahora a los países subdesarrollados de África, Asia y América Latina.

Todos los comentarios anteriores buscan contribuir a la idea de que América Latina, en general, y América del Sur, en particular, están sumamente rezagados en el establecimiento de mecanismos efectivos de integración económica, concertación política y cooperación en tareas del desarrollo.

Sin un avance importante en esta materia, la región latinoamericana seguirá perdiendo relevancia en los escenarios internacionales.

Horst Grebe es economista