Voces

Tuesday 3 Dec 2024 | Actualizado a 21:00 PM

Pachamama

Julieta Paredes Carvajal

/ 6 de agosto de 2023 / 00:15

Desde que tengo uso de razón, sabía que era agosto cuando llegaba hasta mí el rico olor de la q’oa quemada, mezclada con el incienso.

En la mañana y en la noche principalmente, nuestro barrio en agosto era visitado por un humo delicioso, de una mesita que al quemarse estaba dedicada a agradecer a la Pachamama. Cierto que también las explicaciones de las abuelas versaban alrededor de la obligación que tenemos —los y las aymaras— de dar de comer a la Pachamama, porque en este mes abre su boca. Ahora en la edad que tengo y en la reflexión que hago, me quedo con la explicación y el deber que tenemos de, en este mes de agosto, recordarnos de dónde venimos y agradecer a la vida.

Será necesario en este mes también compartir algunas reflexiones desde el feminismo comunitario de Abya Yala sobre este concepto tan importante para nuestros pueblos como el de Pachamama. La Pachamama es conceptualizada habitualmente como madre tierra y madre naturaleza, y la ubicación espacial estaría en el suelo, por lo tanto, también seria suelo-tierra. Importante comprender que todos estos significados pasan por el filtro colonizador de más de 500 años. Por eso la necesidad de actualizar los recuerdos, las sensaciones, las comprensiones.

Pachamama, como una sola palabra, podemos entenderla como: espacio-tiempo-principio de vida. Entonces Pachamama se constituiría en un principio organizador de la vida en el planeta y más allá del planeta en la medida que en nuestra cosmovisión aymara hablamos de tres planos o estados de la vida: alaxpacha, akapacha, manqhapacha. Es vital y vitalizadora la reflexión sobre nuestra Pachamama, cuidándonos de las interpretaciones que se derivan de los intentos de formalizar nuestras culturas indígenas originarias al orden colonizador, tanto filosófico como teológico. No es nuestra intención equiparar dioses, porque ese pensamiento dio lugar a guerras y cruzadas de muerte, en nombre del denominado “dios verdadero”. Este pensamiento hasta la actualidad significa cotidianamente muerte y persecución, sufrimientos que la humanidad soporta. Ridiculez grande y pretensión ridícula de la mente de hombres angustiados por el deseo de jerarquizar la importancia de sus vidas por sobre la vida de los otros, y mucho peor, por sobre la vida de las otras. Sí, por sobre la vida de las otras, las mujeres, sobre quienes no tienen la mínima idea de quienes somos, estos hombres machistas, herederos y a la vez criados dentro de lo cultural, del sistema histórico y planetario del patriarcado. Entonces no son las olimpiadas de los dioses verdaderos lo que pretendemos hacer.

Queremos aportar sobre la reflexión del principio organizador de la vida, que también tiene en el suelo- tierra una parte fundamental, por eso es que debemos cuestionar profundamente nuestras prácticas de doble moral y mentirosas en el sentido en que hacemos pasar nuestras mesitas y, por otro lado, contaminamos, envenenamos nuestro suelo-tierra y ofendemos a nuestra Pachamama como principio organizador de la vida. Con nuestro envenenamiento, por ejemplo, para conseguir oro, envenenamos de mercurio los ríos y a los pueblos que viven de los ríos, a las plantas, a los peces, el aire, los genes de las wawas, los envenenamos literalmente y también envenenamos nuestras vidas con el oro.

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.

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¿Derrota?

Julieta Paredes Carvajal

/ 10 de noviembre de 2024 / 07:46

Las últimas luchas llevadas adelante por una parte importante de nuestro pueblo son interpretadas, principalmente por la derecha y por el gobierno, como una derrota de las hermanas y hermanos que mantuvieron los puntos de bloqueo y que sufrieron la represión fascista del gobierno, la policía y los militares..

Cuando se lucha nunca se pierde, es así que como pueblos caminamos desde la invasión colonial, luchando en la resistencia y en la persistencia de la defensa de la madre tierra de nuestras vidas y nuestros territorios. En ese sentido, desde que instauramos la experiencia del proceso de cambios revolucionarios, es un camino rico de experiencias y profundización de los contenidos y objetivos del país y el territorio que queremos construir. Propuestas como del Suma Qhamaña, Sumak Kausay, Ñandereko o del Pachakuti son conceptos que generaron y acompañaron el fortalecimiento político de nuestros pueblos, hoy nadie nos pisa, ni el poncho ni la pollera sin recibir respuesta.

Lea: Recuperar la memoria

Con la toma del gobierno el año 2006, se marca la vida en Bolivia en un antes y un después, donde los pueblos originarios lanzaron esperanzas en nuestra historia usando el instrumento político de las organizaciones sociales MAS-IPSP y ganando elecciones, dentro de una democracia burguesa y con un Estado patriarcal, que es colonizador y capitalista, que estaba vivo, y que no iba a ceder ninguno de sus mecanismos instaurados hace más de 500 años. Sin duda que fue el capitalismo neoliberal y los partidos de derecha los que sufrieron una crisis a causa de las medidas que el gobierno del proceso de cambio implementó, como la llamada nacionalización de los hidrocarburos y la presencia de hermanas y hermanos indígenas originarios campesinos en el gobierno junto al hermano Evo Morales Ayma. Pero la estructura del poder mismo dentro del Estado Plurinacional, estaba firme y con ganas de devorar entre sus fauces el esperanzador proceso de cambios revolucionarios del pueblo boliviano. Pero también, el imaginario del Estado Patriarcal colonizador y burgués en las mentes de hombres y mujeres de las organizaciones sociales, seguía siendo una posibilidad para sus propias vidas cotidianas. Entendemos todo esto como un proceso de cambios revolucionarios que estaba en marcha.

Entonces, ¿cuál derrota, hermanas y hermanos, cuando venimos de una grandiosa marcha que llega a La Paz y se demuestra que no somos golpistas? ¿Cuál derrota de bloqueos que se sostuvieron por el compromiso de hermanas y hermanos donde se discutió qué hacer con nuestro proceso, incluidos temas de la vida cotidiana y la sexualidad? ¿Cuál derrota, si este momento del proceso de cambios es reprimido por las fuerzas del Estado Patriarcal colonizador, capitalista y el resucitado neoliberalismo? ¿Cuál derrota, si la novedad de la represión es que los “izquierdistas” y pititas efectivizaron una santa alianza fascista y dictatorial? Nada que ver. Duele, pero no es una derrota.

Ciertamente se tuvo que dar un paso atrás, y revisar cómo se trabaja las alianzas entre quechuas, aimaras y guaraníes, tanto de las ciudades como del área rural. También cómo se efectiviza la despatriarcalización de nuestras organizaciones sociales, donde las mujeres tenemos que hacernos crítica y autocritica y dejar de ser floreros y solo jallallear. Es asumir nuestro lugar de la mitad revolucionaria de nuestro pueblo.

(*) Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria

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Recuperar la memoria

Julieta Paredes Carvajal

/ 27 de octubre de 2024 / 07:48

El proceso de cambio es lo que está en juego, las esperanzas de dejar a las wawas la posibilidad de una vida digna, sin hambre y humillación, eso está en peligro. La construcción de un Vivir bien con todo y con todos y todas es lo que hoy están pretendiendo hacer retroceder.

Lo demás, no es otra cosa que apelar a todo el miedo y disciplinamiento de más de 5 siglos de dominio colonizador; estamos profundamente colonizados y colonizadas. Los elementos más profundos de este tramado perverso son históricos. Recordemos el horror que manifestaban los invasores españoles en el juicio de Bartolina Sisa, al entender que esta joven mujer aymara se atrevió a levantarse en armas contra el poder colonial. Indias e indios que tuvieron la capacidad de cercar la ciudad de La Paz, y lo que es más importante, tenían propuestas de cómo organizar la vida en nuestros territorios, desde la memoria ancestral.

Consulte: No hay santitos

Somos los pueblos indígenas originarios quienes mantuvimos las luchas en Bolivia. Algunos sectores tomaron distancia de esa raíz de nuestros ancestros, en lo que se refiere a la organización y objetivos de las luchas, me refiero a los sindicatos, juntas vecinales, asociaciones, etc. Pero todas estas organizaciones en las ciudades siguen siendo indios e indias, porque así nos posicionamos ante la modernidad colonizadora. Aprendemos y entendemos nuestro lugar en el mundo, hoy se trata de recuperar esa consecuencia con el proceso de cambios revolucionarios. Tenemos que recordar que la resistencia a la invasión colonial y las sublevaciones indígenas fueron derrotadas por la traición de indígenas, que por miedo o por interés personal, traicionaron a nuestros pueblos, sus líderes y autoridades.

Decir que hoy existe un “evismo, con jefazos monstruos”, es la cantaleta orquestada por quienes quieren matar el proceso de cambio revolucionario y que hoy no son capaces de entender que el pueblo esta movilizado, porque queremos construir un futuro en nuestro territorio. Apelar al moralismo hipócrita, de un puritanismo medieval, que pretende quemar en la hoguera al indio, por indio, no por supuestamente pedófilo. Una doble moral en las ciudadanas y ciudadanos que da vómito, porque esperaron que el pedófilo del “padre Pica” se muera para admitir el delito contra niños y niñas indígenas y, que yo sepa, hasta la fecha, toda esa mugre se la volvió a meter bajo la alfombra. Pero salen hoy con antorchas a pedir la cabeza del indio. ¡¡No, hoy no van a poder quemar nuestras luchas!!

Claro que debe haber un cariño y reconocimiento al hermano y compañero —y eso no es evismo—. Así somos los indígenas, somos pueblo en las buenas y en las malas, con aciertos y errores, sabemos reconocer a quien trabaja por nuestros pueblos. Tenemos nuestros usos y costumbres para corregir los errores y tenemos nuestras fiestas para celebrar los aciertos. Nadie está diciendo que el gobierno de Evo era una maravilla, es un proceso. Hoy defendemos el espacio, el tiempo y las condiciones para recuperarnos de todo el horror de la colonización que truncaron el camino propio de nuestros pueblos. Quienes viven en las ciudades quieren negar que son también pueblo originario. Niegan que lo que nos hace ser bolivianos, en música, en trabajo, en cultura es la raíz de nuestros pueblos indígenas originarios, que en áreas rurales resiste y persiste, con aciertos y errores. Por eso hoy los bloqueos, porque hay claridad histórica respecto a lo que estamos defendiendo.

(*) Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria

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No hay santitos

Julieta Paredes Carvajal

/ 13 de octubre de 2024 / 06:03

En medio del fuego cruzado de dimes y diretes, que lo único que evidencian es la despolitización y ridiculización de las luchas de las mujeres. Causa risa ver la supuesta gran preocupación por la moral de las niñas y las jovencitas, cuando en realidad es la excusa para sacar de en medio, a los indios e indias que se atrevieron a gobernar.

Las mujeres de lucha hemos estado presentes en todas las movilizaciones y en las luchas históricas de nuestros territorios. Por eso hemos sufrido en nuestros cuerpos la represión, a la par de nuestros hermanos. Así que esta maniobra de pretender hacerse a los defensores de las mujeres —cuando en realidad el problema es otro— no nos confunde, más al contrario, nos indigna tanta manipulación y maña.

Lea: Las mujeres también

El problema en realidad es que se quiere proscribir la participación del hermano Evo Morales y al MAS-IPSP para las próximas elecciones, donde el pueblo decidirá quién va a gobernar. El miedo real y el problema de fondo del gobierno, es que el pueblo decidirá con su voto, porque pues ya aprendimos a usar la democracia, que, de ser un invento de los burgueses, para legitimar su rapiña, nos lo apropiamos para generar un tiempo histórico de recuperación de nuestra dignidad y caminar hacia el autogobierno de Vivir Bien.

Quiero decir claramente que el machismo, la doble moral sexual, el racismo y el abuso de mujeres y niñas, es un comportamiento que tienen los unos y otros, tanto los de derecha, de centro y de izquierda, así que no se hagan a los santitos. Por supuesto que, a esta afirmación, también hay que sumar a las mujeres machistas que entran en esos juegos.

Todo el tema sexual, la doble moral y la violencia la discutimos y denunciamos, desde nuestra organización, Feminismo Comunitario de Abya Yala, ya que hace muchos años que estamos nosotras, luchando consecuentemente y no oportunistamente, contra el machismo y el patriarcado.  Hicimos y hacemos propuestas de descolonización y despatriarcalización de las organizaciones sociales y del Estado Plurinacional. Así que no nos vengan con ese cuentito mañudos y mañudas, lo que quieren en verdad, es dañar la confianza que el pueblo deposita en Evo.

Hoy, el tema, el problema y la discusión es cómo recuperar nuestro proceso de cambio revolucionario; cómo no dejaremos que se atropelle la voluntad popular y que nos proscriban al candidato del pueblo para las elecciones 2025-2030; cómo defendemos el litio, nuestros recursos naturales; y cómo cuidamos la Madre tierra.

Lo demás no es otra cosa que una cortina de humo para varias acciones contrarias a las decisiones de la mayoría de bolivianas y bolivianos.

Llamamos a todas las organizaciones sociales a no dejarse embaucar con falsos y falsas profetas, mañudos vestidos de santitos. Y firmes no hay que dejar que proscriban al Evo y al MAS-IPS.

¡Las mujeres somos la mitad de la fuerza revolucionaria!

¡Hasta la comunidad, siempre!

(*) Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.

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Las mujeres también

Julieta Paredes Carvajal

/ 29 de septiembre de 2024 / 08:40

La marcha denominada “Para salvar Bolivia” mostró la unidad del pueblo boliviano entorno a un símbolo importante para la historia de nuestro pueblo, especialmente para la memoria de los pueblos indígenas originarios, el símbolo Evo Morales. No hay la menor duda que la energía y la fuerza participativa hoy se acumula en este lado de las luchas.

Queremos analizar algunos elementos que nos parecen importantes de visibilizar, de cara a las tareas que como organizaciones y movimientos sociales debemos enfrentar. Era una marcha donde hombres y mujeres participaron por igual —nos referimos al número— donde hasta nos atreveríamos a decir que había una ligera mayoría de mujeres. Sin embargo, el Estado Mayor del Pueblo son mayoría hombres y una sola mujer. Las decisiones siguen estando en manos y palabras de nuestros hermanos. Más de 14 años hemos venido peleando para que se cambie la estructura del pacto de unidad, pero no se concreta una medida tan fundamental e importante para la participación de las dirigentes.

Vea: Falta voluntad política

Habíamos manifestado varias formas de fortalecer el pacto de unidad, con la voz y la reflexión de las mujeres, habíamos sugerido que en cada organización las mujeres nombren su dirigenta y, haciendo par con los hermanos, pueda llevar la voz de las hermanas. Sugerimos también que lo más importante es la formación política de las mujeres, para así efectivizar el análisis propio y no ir solo a jallallear lo que dicen nuestros hermanos. La Despatriarcalización no está entre sus prioridades, ni siquiera la lucha contra el machismo es visible en nuestras organizaciones, y no faltará algún politólogo que nos refutará diciendo que en este momento hay tareas y temas más importantes. Pregunto: ¿qué puede ser más importante que tener la voz y la palabra de la mitad del pueblo boliviano que lucha?

Sin duda que como parte del FeminismoComunitario de Abya Yala, seguiremos marchando y seguiremos dando peleas al interno, pero también es tiempo de aportar con propuestas, en nuestro caso viejas propuestas que hacemos ante la crisis económica que tenemos. Los dólares están en la banca privada y en manos de los exportadores de la agroindustria y la minería. ¿Será tan difícil nacionalizar la banca y controlar los dólares que hoy son especulados por los exportadores? ¿Es una medida de corte socialista? Puede ser, pero también puede ser nacionalista. Entre las propuestas del Estado Mayor del pueblo no están comprendidas medidas concretas, no se trata de solo poner nuestros huevitos en la canasta de las elecciones. Claro que lucharemos, para de nuevo tener espacio y tiempo con el hermano Evo de presidente, que eso es lo que corresponde, después de la marcha gigante e histórica.

Necesitamos tiempo para fortalecer nuestras propuestas revolucionarias. Porque la profundización del proceso de cambio va a venir de las organizaciones y movimientos sociales, las revoluciones no la hacen ningún gobierno, la hacen los pueblos organizados. Pero favorece un gobierno amigable y no como el de Arce que nos lanza paramilitares adiestrados por exizquierdistas para golpear a las y los marchistas que cansadas se retiraban a sus casas. ¡Qué cabrones!

(*) Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria

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Falta voluntad política

Julieta Paredes Carvajal

/ 15 de septiembre de 2024 / 11:31

Las luchas de nuestro pueblo han sido acompañadas por procesos de reflexión donde se articula lo urgente con lo estratégico. Quiero decir con estratégico, el vínculo con los proyectos históricos que la memoria larga de los pueblos indígenas originarios conserva, con los desafíos que nos presenta el mundo actual, donde con la ayuda de nuestras ancestras debemos encontrar las formas de construir caminos, de reconstruir y sanar el mundo y el planeta, sin caer en la tentación de ser una decoración más, incluida en un viejo sistema que devora y anula las posibilidades revolucionarias de la humanidad.

Revise: Que el pueblo decida

Hoy en lo urgente tenemos el alza de precios, que si bien no es una crisis económica como tal, sí afecta a las familias y no existen propuestas de medidas económicas concretas de parte del gobierno para controlar las exportaciones. Hoy el porcentaje de exportación no ha bajado en Bolivia, pero sí ha cambiado el actor de la exportación, pues se está haciendo esta actividad, principalmente desde el sector privado; la agroindustria y la gran minería siguen exportando y tienen condiciones más libres de libre mercado, condiciones creadas por el neoliberalismo. Resultado de esto es que no hay ningún control del ingreso de los dólares y eso es lo que está generando una inestabilidad económica. Por supuesto que la banca juega un papel importante, pues son ellos quienes especulan con los dólares. ¡Cuándo no!

A esta situación se suma la del descontento de los sectores sociales; transportistas, campesinos, gremiales, comerciantes, campesinos, pueblos originarios están movilizados y organizados, exigiendo medidas para solucionar la crisis, aunque de parte del gobierno no hay propuestas. Pero tampoco de parte de los hermanos que se articulan alrededor del Evo no presentan un plan dadas las actuales condiciones.

En las últimas semanas aparece un nuevo actor social, el ejecutivo de la Túpac de La Paz, David Mamani, que por lo que le escuchamos tampoco presenta propuestas, hace pedidos al gobierno y como solución plantea bloqueo de caminos hasta que renuncie el presidente y el vice y que se adelanten las elecciones. ¿Es eso una propuesta? No, no lo es.

Creemos que es un tiempo propicio para pensar en la democracia de los pueblos, que es como podemos llamar en castellano, para que nos puedan entender, pero en realidad son las prácticas ancestrales del auto gobierno. Es el momento de pensar y profundizar las formas de participación de hombres y mujeres en los destinos de Bolivia, nuestro territorio.

En el gobierno del hermano Evo Morales se implementó, pero muy tímidamente, medidas que nos mostraron dónde está el dinero que pertenece al pueblo de Bolivia. Nuestro dinero está en la acumulación capitalista de los empresarios y en la fuga de esta acumulación a paraísos fiscales donde ni siquiera pagan impuestos a nuestro país. Se trata entonces de fortalecer la banca del Estado y administrarla eficientemente. Se trata de que el fondo de pensiones esté siendo administrado por gente que sabe y no por chacras que ensayan medidas. O sea que hay medidas posibles, hay dinero para recuperar, pero no hay la valentía y la voluntad política de hacerlo. Sin duda que si nos mantenemos unidos, podremos encontrar muchas más soluciones. Esas son medidas que conectan lo urgente con lo estratégico.

(*) Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria

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