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La rebelión del THOA en la Feria del Libro

DE FRENTE EN EL PACHAKUTI

Cada vez el quehacer cultural encuentra menos apoyo. La ciudad de La Paz no tiene un lugar adecuado para realizar la Feria del Libro. El actual campo ferial no reúne las condiciones para albergar a tan importante evento. Por ejemplo, el 7 de agosto no se pagó por el ingreso, pero la pasarela que lleva al Chuquiago Marka estaba abarrotada de gente y temblaba por el excesivo peso. Menos mal que no pasó nada, pero podía haber ocurrido alguna desgracia. ¿Se esperará que pase alguna tragedia para subsanar este puente por donde apenas se pueden cruzar dos personas?

Los que promovieron la feria número 27, la Cámara Departamental del Libro, estaban más empeñados en ganar mucho dinero que en difundir las obras de nuestros escritores y creadores. Por este razonamiento comercial siempre nombran cada año a algún país como invitado especial. Alguna vez, ¿invitarán a algún pueblo ancestral, a alguna institución cultural, como invitados de honor? No creo que apuesten a otras maneras de pensar, creo que aún no entienden la existencia de los pueblos milenarios y otras comunidades del presente, que hoy se constituyen en la esperanza de la humanidad.

Los medios de comunicación apenas cubrieron la feria y el canal del Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización no optó por la opción de transmitir, al menos las presentaciones de los libros. No tenemos una ley de culturas en el país, en fin. Los medios de comunicación masivo cuentan con grandes charlatanes sobre el fútbol y la farándula, pero casi nada sobre las diferentes manifestaciones culturales, como los libros y sus autores, las investigaciones sociales, históricas, los creadores del arte, etc.

La Cámara Departamental del Libro de La Paz tuvo una actitud racista y discriminadora contra el Taller de Historia Oral Andina (THOA), institución conformada por investigadores y escritores de origen ancestral, que este año cumplirá 40 años de lucha contra todas las formas coloniales del quehacer intelectual y académico. El THOA solicitó formalmente su participación en la feria y fue aceptada. Sin embargo, casi al inicio, fuimos denegados de nuestra suscripción. ¿Cómo llamar a esta mezquindad? Este primer atropello lo subsanamos con la solidaridad de una escritora, que nos cedió un pequeño espacio. Así iniciamos nuestra presencia en la feria 27 en condición de wajchas o huérfanos y “raleados”.

La Cámara publicó digitalmente la programación oficial de las presentaciones de los libros en la feria. Sin embargo, cambiaron repentinamente los horarios, sin respetar el orden. En este último hecho se repitió el egoísmo de la encargada de organizar las presentaciones de las publicaciones. Habían adelantado en una hora respecto de la programación inicial. Tuvimos la intención de subsanar el inconveniente, sugiriendo que se recorriera media hora a todos los proyectados en una de las salas. Lamentablemente no se aceptó, arguyendo que estaba programada la participación de la Embajada de Francia, uno de los invitados y auspiciadores de la feria. Aquí hay una gran interrogante. ¿Los organizadores actuaron con la clásica sumisión colonial frente a un país extranjero y auspiciador? Lo que sí se constató es la actitud tozuda y arrogante. Fue como decir “estos indios/as del THOA que esperen cuatro horas para presentar su obra”. Es decir, al final de las exposiciones. En fin. Esto es una forma de discriminación y racismo cultural y nada nuevo en nuestros ámbitos sociales.

Esta condición nos llevó a la presentación de los libros del THOA previstos, cerca de ese espacio prestado y en pleno pasillo del segundo piso del bloque amarillo. En medio de los “autores independientes”, que fueron una especie de “raleados”, los discriminados o racializados de la Cámara. En este espacio estuvieron obras de connotados escritores, investigadores. Es decir, de los verdaderos creadores de ideas y productores intelectuales del país.

Agradecemos públicamente a Alejandra, hermana filósofa, por acogernos solidariamente y acompañarnos en esta lucha. En esta área “raleada” de diferentes comunidades intelectuales encontramos el verdadero respaldo. Fue increíble que en pocos minutos tuviésemos un pequeño parlante y algunas sillitas. Así se hizo la presentación a viva voz de nuestros libros.

Agradecemos al periodista Ricardo Bajo, quien, en su nota del 4 de agosto en LA RAZÓN, dice: “A ratos me olvido que esto no es una feria del libro…” Esta claridad de que no es una feria la organizada por la Cámara departamental nos obliga a pensar en realizar “otra feria” donde estén presentes los creadores e intelectuales y que más que pensar en vender y vender, cobrar entradas… haya formas de llegar a los ciudadanos, incluso con el intercambio de los libros.

Otras denuncias. La presentación del libro de la connotada socióloga Silvia Rivera Cusicanqui también fue negada por la Cámara y se presentó en el mismo lugar que lo hizo el THOA. En las redes sociales circuló un pronunciamiento de la Asociación de Escritores de Bolivia (Escribo) contra la Cámara. Muestra su profundo malestar por la actitud arbitraria y abusiva con los intelectuales y escritores del país. Ma pitaya utt’ayasiñani yaqha qhathu panka. Ch’amañchañaniya jilatanaka, kullakanaka. Jallalla THOA!!

Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.