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Nueces paranoicas y empresa pública

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Horacio Valle

La palabra nueces se traduce al inglés como nuts, pero también existe un término en inglés que dicta that guy is totally nuts, que traducido sería “ese tipo está totalmente loco”, algo cercano a paranoico. En este sentido y con el motivo referente a la publicación del título Solo ruido, nada de nueces, presentado en la última Feria del Libro de la ciudad de La Paz, es una oportunidad interesante para advertir algún grado de confusión del autor en diversos aspectos, como el apartado referente a los ingresos de las estatales, lo que llama mi atención y provoca a la reflexión.

El autor sentencia: “Se puede ver que las empresas públicas nacionales no solo vivieron de sus ingresos de operación, sino que recibieron recursos de transferencias y donaciones por parte del gobierno central que permitieron, en muchos casos, darle un respiro a las empresas cuyas cifras eran rojas a la hora de contabilizar los ingresos derivados de su actividad principal”, señalando además que entre 2011 y 2022 los recursos percibidos por las empresas públicas fueron de un orden del 77% por concepto de venta de bienes y servicios, mientras que los préstamos, transferencias y aportes estatales (de capital) representaron el 23%.

Ante este juicio imperioso, se debe precisar que los préstamos otorgados a las empresas públicas tuvieron como destino la ejecución de proyectos de inversión, es decir construcción y montaje de plantas, compra de maquinaria y materia prima para el inicio de procesos productivos, vale decir que los créditos otorgados a las firmas estatales no fueron recursos “para darles respiro”, sino para su implementación.

Concerniente a las transferencias otorgadas, algo que no advierte la publicación es que son realizadas por concepto de subvención a dos grandes sectores principalmente: a los alimentos y los hidrocarburos, ejecutadas por Emapa y YPFB, las cuales tienen repercusiones importantes en materia de estabilidad de precios y política de seguridad alimentaria, a través del apoyo a la producción agropecuaria y estabilización, así como abastecimiento del mercado interno.

La implementación de estas asignaciones, más allá del notable peso que representan en las cuentas gubernamentales, constituyen un beneficio importante en la población frente a los efectos negativos de la inflación, así como el apoyo a la producción y comercialización de productos nacionales.

Con relación a los aportes de capital, debe aclararse que estos recursos fueron destinados a la ejecución de proyectos de electrificación a nivel nacional, construcción de plantas de generación eléctrica, compra de acciones de empresas del sector eléctrico nacionalizadas, ejecución de proyectos de acopio, transformación y almacenamiento de alimentos y granos, construcción de plantas y adquisición de maquinaria de empresas de reciente creación, así como capital de operaciones para el inicio de actividades o bien para proyectos de ampliación, dejando el autor fuera de su análisis estos conceptos.

Por tanto, concluyo que estas omisiones derivan inexorablemente en la formulación de hipótesis sin fundamento en el análisis presentado en esa publicación, desmejorando de esta manera la reputación de las empresas públicas a la luz de la opinión pública al afirmar que, a través de préstamos, transferencias de recursos del TGN y aportes de capital, el Estado ha aplicado una suerte de remiendos al contexto financiero de dichas compañías para que puedan seguir existiendo, lo cual no resulta cierto, siendo importante que se apliquen medidas de reestructuración antes de que se materialicen escenarios como los conjeturados por el autor.

(*) Horacio Valle es economista