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La desesperación del FMI y de EEUU

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Miguel Marañón Urquidi

La gestión 2023 empezó para Argentina con una gran presión respecto a su deuda externa, ya que las dificultades de la pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania, los cambios climáticos y sobre todo el descontento social, así como la disminución de sus reservas internacionales, ocasionaron el incumplimiento de las metas vinculadas del programa de pago de la deuda internacional de ese país con el Fondo Monetario Internacional (FMI), vale decir que al segundo trimestre de este año Argentina nuevamente estaba al borde del default financiero.

El default es el término económico y financiero empleado en economía para mostrar la situación que ocurre cuando un deudor incumple con el pago de sus obligaciones crediticias con sus acreedores o prestamistas; en este sentido, los países, al igual que las familias y personas, están sujetas a indicadores financieros que establecen las entidades financieras y una de las principales es que de acuerdo a los ingresos se asigna el nivel de endeudamiento de los países, familias y personas.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) establece que el nivel “optimo” de endeudamiento no debe sobrepasar del 50% del Producto Interno Bruto (PIB), deuda por encima de este parámetro está sujeto a un análisis muy profundo respecto a seguir otorgando crédito a los países infractores, en el caso de Argentina su deuda supera el 80% de su PIB, lo cual se refleja en las “dificultades” para poder pagar la deuda mencionada, el acceso a nuevos endeudamientos tendría que ser muy difícil, por no decir “imposible”.

Pero para sorpresa de muchos, el FMI otorgó a la Argentina un crédito nuevo por $us 7.500 millones, contraviniendo los parámetros emitidos por ellos mismos, pero ¿será que el FMI ablandó su corazón o tendrá otras intenciones?

Es ahí donde surge la “coincidencia”, cuando Argentina es aceptada como miembro activo del grupo de los BRICS, que tiene como uno de sus objetivos principales romper la hegemonía del dólar americano en el comercio internacional y “construir un mundo multipolar” con varias divisas (dólar americano, yuan, euro y otras divisas), vale decir que el FMI prefiere seguir arriesgándose con Argentina (la segunda economía más grande de Sudamérica), para que este país siga siendo dependiente, en su comercio internacional, del dólar americano y no tenga la opción de utilización de otras divisas como el yuan.

No olvidemos que Estados Unidos utiliza las sanciones financieras contra países que considera “poco amigables” para ejercer presión sobre temas políticos, sociales y económicos, el claro ejemplo es Venezuela, Estados Unidos sanciono a este país debido a que considera a su gobierno “no democrático” y congeló las cuentas y activos del país sudamericano ocasionando una falta de liquidez para poder importar suministros, incluso tiene dificultad para importar medicinas, todo por las sanciones norteamericanas.

Estas sanciones y bloqueos financieros están siendo muy cuestionados por los países, los cuales buscan alternativas para que su comercio sea más fluido y no tenga que depender de países y organizaciones que cuando ellos consideren que cometieron fallas sociales, políticas o económicas puedan prácticamente bloquearlos económicamente, para crear malestar social y que puedan ser derrocados, en este aspecto los BRICS es la mejor opción para eludir estas sanciones, la mayoría de las veces injustas y con mucho contenido ideológico.

Miguel Marañón Urquidi es economista.