Primarias precoces

¿Habrá elecciones primarias para binomios presidenciales en el nuevo ciclo electoral? No lo sabemos de cierto. Si hubiese, tendrían que convocarse en julio del próximo año. Faltan solo 10 meses. Dependerá de cómo se resuelva, si acaso, la disputa en el MAS-IPSP, en medio de trincheras cada vez más rudas. Y también de la manida consigna opositora de unidad, tras sucesivos fracasos en su anhelo de candidatura única. En ambos casos, las primarias pueden tender puentes o dinamitarlos.
Las primarias para binomios presidenciales son una innovación de la Ley de Organizaciones Políticas. No estaban previstas en la propuesta inicial planteada por el TSE para la construcción deliberativa del proyecto de ley. Las pidieron casi todos los partidos, con dos condiciones: que sean administradas por el TSE y que se hagan con recursos públicos. El partido que claramente no quería primarias era el MAS-IPSP. Las adoptaron luego instrumentalmente para las elecciones de 2019.
Como se sabe, las primarias inaugurales resultaron fallidas por la sencilla razón de que no fueron competitivas. Siete partidos políticos y dos alianzas presentaron binomios únicos. No había nada que elegir. Así, las “elecciones” primarias sirvieron solo para legitimar binomios previamente decididos a la vieja usanza: a dedo, en la cúpula partidaria, sin democracia interna. Elecciones en las que no se elige. Primarias que anticipan la carrera electoral. Una formalidad costosa.
Para que tengan sentido, en las primarias 2024 cada fuerza política debiera postular, lo menos, dos binomios. Y que su militancia elija. Sería interesante, por ejemplo, que en las primarias del MAS-IPSP contiendan Evo y Lucho. Parece difícil 1. ¿Y la oposición? En el supuesto dudoso de que conformen un bloque único o siquiera un frente amplio, tendrían que competir todos los aspirantes que van desfilando con el discurso de unidad. Parece difícil 2. Quedan 10 meses.
Las primarias en Bolivia son obligatorias, simultáneas y cerradas a la militancia. En 2019 los partidos se vieron en el espejo de su militancia. Y estaba roto. La mayoría no tiene militantes: son partidos testimoniales o residuales. ¿Se tendrían que abrir las primarias para que vote quienquiera? Puede haber distorsiones. Igual el problema no es tanto quiénes eligen, sino qué binomios compiten. De antiguo se sabe que rompiendo el termómetro no baja la fiebre.
¿Resulta prematuro ocuparse hoy de las primarias? Ya están en agenda. En todo caso, lo fundamental es preservar el principio democrático de que la titularidad del poder político se define en las urnas: nunca en los juzgados, ni a silletazos, ni menos en un aula con sotana de la UCB.
FadoCracia futbolera
1. “Jugamos como nunca, perdemos como siempre”. Tal era el consuelo futbolero ante las reiteradas derrotas de nuestra selección. Sí, nos golearon, pero “sudamos la camiseta” (bah, solo faltaría que ni la suden). 2. Ahora estamos en una nueva fase: “jugamos como siempre y perdemos, emos, emos”. Y en cada partido se transita, en horas, de la euforia (“vamos Bolivia, carajo”) a la autoflagelación (“somos una mierda”). 3. La reciente derrota ante Argentina fue una entretenida comedia disfrazada de tragedia. No tanto por los aduladores con banner y los tres goles en contra, sino por el lamento. 4. De la crítica a dirigentes corruptos, técnicos decorativos y jugadores ineptos, dimos el salto al cuestionamiento/ desprecio del “ser nacional”. 5. ¿Por qué perdemos, señorías? Por la mentalidad colonial en el fútbol, el regionalismo, la discriminación, las estructuras de dominación, etcétera. 6. Está bien. Pero nos ganan en especial porque nuestro fútbol es malo-malito-malo. Y aunque sobra “pundonor” (sic), faltan pelotas. 7. ¿Por qué jugamos tan mal? Materia de periodistas deportivos, esos genios especialistas en preguntar sobre la altura y otras bajezas.
José Luis Exeni Rodríguez es politólogo.