La guerra de EEUU que aún no termina
Bajo la bandera de antiterrorismo, EEUU ha propagado sus invasiones en las dos últimas décadas
Sdenka Saavedra Alfaro
Después de más de dos décadas del 11 de septiembre, cuando se suscitaron los atentados que lograron derrumbar las dos torres gemelas, además de la destrucción del complejo del World Trade Center en Nueva York, así como los daños en el Pentágono y una zona rural de Pensilvania, donde se recuerda la masacre que dejó la pérdida de más de 3.500 vidas, la guerra contra el terrorismo sigue viva, y continúa acechando.
No cabe duda que a pesar de estar fuera de Irak y Afganistán, EEUU ha normalizado un enfoque militarizado de la seguridad en todo el mundo, pues muchas de las tensiones y el malestar político actuales pueden atribuirse directamente a las fuerzas puestas en movimiento durante la guerra global liderada por la OTAN, una política exterior y de seguridad unilateral en la diplomacia estadounidense de la no necesidad de pedir autorización del Consejo de Seguridad para las operaciones militares en terceros países.
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Bajo la bandera de antiterrorismo, EEUU ha propagado sus invasiones en las dos últimas décadas, en 2001 invadió Afganistán; en 2003, Irak; Libia en 2011; Pakistán, Somalia, Yemen, en 2015, Siria, dejando más de 4,6 millones de muertos, cifras que todavía continúan creciendo por los conflictos que aún persisten; por ejemplo la guerra entre Ucrania y Rusia no es una cuestión bilateral, ya que EEUU patrocina, promueve y apoya a que este conflicto no se solucione, con el envío de armamento sofisticado y equipos a Kiev, así como los $us 1.000 millones que enviará, los que podrían solucionar la pobreza, la miseria y la hambruna de los países más pobres del mundo.
Asimismo, EEUU lidera el ranking de «iniciar guerras» y no piensa parar, conclusión a la que ha llegado el reciente informe titulado Desastres humanitarios severos causados por guerras agresivas de Estados Unidos contra países extranjeros, de la Sociedad China de Estudios de Derechos Humanos (CSHRS), donde se señala que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha promovido conflictos armados y bombardeado países más que ninguna otra nación, siendo el único país que ha lanzado bombas atómicas en una guerra como la del 6 de agosto de 1945, cuando Washington lanzó la primera sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, matando a más de 70.000 personas al instante, y una segunda bomba siguió tres días después sobre Nagasaki quitando la vida a 40.000 personas.
El egoísmo y la hipocresía de Estados Unidos también han sido completamente expuestos a través de sus intervenciones por los recursos naturales de otros países, y esa ambición continúa, ya que actualmente Estados Unidos roba el 80% de la producción petrolera de Siria, país que enfrenta una difícil situación humanitaria ocasionada por la guerra, el bloqueo en medio de una escasez de derivados de petróleo debido a la ocupación por parte de EEUU en zonas que contienen más del 90% de los yacimientos de hidrocarburos, sumado a ello los constantes bombardeos que recibe del régimen israelí.
Su política intervencionista lo lleva a usar todo tipo de justificaciones: la Doctrina Monroe, la guerra fría, la guerra contra las drogas y desde el 11-S estadounidense, la guerra contra el terror; pero la violación del derecho a la autodeterminación y soberanía de otros países por Washington ha sido esencialmente porque de alguna manera se atrevieron a ofrecer un ejemplo progresista no aprobado por ellos, ejemplo vivo de ello el golpe al presidente Salvador Allende en Chile, del que recientemente se cumplieron 50 años, desde aquel 11 de septiembre de 1973, cuando el gobierno de EEUU, por conducto del entonces secretario de Estado, Henry Kissinger, ayudó a derrocar al mandatario socialista por considerar que el pueblo que lo eligió democráticamente fue irresponsable, golpe que fue liderado por el general Augusto Pinochet, que dio inicio a una dictadura de 17 años que dejó más de 40.000 víctimas, entre ellos más de 3.200 ejecutados.
Esa es sin lugar a dudas la política exterior de la Casa Blanca durante décadas y en todas partes del mundo; en Vietnam, Cuba, Guatemala, Grecia, Nicaragua (N. Chomsky), que bajo sus principios de lucha contra el terrorismo y seguridad, hoy tiene desplegadas más de 800 bases militares, las cuales están listas para aplastar a cualquier Estado que desoiga e incumpla sus políticas nacionales de seguridad.
(*) Sdenka Saavedra Alfaro es periodista, profesora e Investigadora