Lugares amables en La Paz
Parece que se debiera ampliar en número los lugares recreativos pensados para el disfrute

Patricia Vargas
En la actualidad las ciudades aprovechan los vacíos urbanos para proyectar lugares amables para la población. Y esto evolucionó a través de la historia, ya que las plazas y los parques fueron los primeros vacíos urbanos concebidos para la concentración ciudadana y el esparcimiento.
Sin embargo, la vida urbana turbulenta y llena de ruido que prevalece hoy, hace que la ciudad contemporánea aproveche hasta los pequeños vacíos urbanos como son los espacios residuales para convertirlos en rincones verdes que, gracias a sus diseños paisajísticos, atraen a la población como lugares de descanso transitorio.
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La Paz es una ciudad que necesita de lugares amables donde sus habitantes hallen el área para disfrutar hasta de la amistad en sus momentos de descanso. Espacios urbanos que no sean “atopías” de tránsito, sino lugares donde la forma y el contexto natural que los rodea hayan sido concebidos de forma sensible para la vida acelerada de hoy.
La idea es que los llamados espacios residuales se conviertan en impulsores de la dinámica de la recreación de los paceños. Bulevares en los que no falten pequeñas cafeterías y también haya cabida para otro tipo de actividades de esparcimiento.
El sur de la ciudad de La Paz cuenta con varios espacios residuales, cuyo dimensionamiento y ubicación casi escondida resultan ideales para construir rincones sorprendentes que motiven a ser disfrutados. En aquellos casos en que se disponga de superficies más grandes, se podría diseñar —dentro de una nueva concepción— lugares rodeados de pequeñas edificaciones de corte contemporáneo. Y para ello, el municipio debería promover su transformación en espacios tranquilos para la vida urbana.
Singularidades recreativas y con nuevas visiones de esparcimiento que dejen atrás esos sitios destinados a parqueos o rincones oscuros que hoy están convertidos en botaderos de escombros de construcciones y basurales.
Innegablemente, La Paz requiere edificar una ciudad más vivible y con diferentes propuestas imaginativas donde la población descubra, de paso, los ansiados lugares amables que tanto le hacen falta. Mucho más, hoy reclama los espacios de encuentro para una ciudadanía ansiosa de zonas que le transmitan paz. Para ello, urbes desarrolladas han convertido a ciertas callejuelas del pasado en sitios de encuentro con pequeños cafés, vale decir, lugares de descanso del ruido urbano.
Un ejemplo de aquello se encuentra al medio de Calacoto, que supo conservar una parte de su territorio del ayer, para convertirlo hoy en un espacio público y abierto con diferentes actividades, las cuales le dotan al sur de un importante lugar de encuentro. Este remarcado por árboles de estructura metálica, cuyas ramas se entremezclan con vegetación. Un lugar, por tanto, imaginativo que le da identidad y destaca por el acercamiento que logra en la gente a través de sus cafeterías, restaurantes y otros lugares de permanencia.
En definitiva, parece que se debiera ampliar en numero los lugares recreativos pensados para el disfrute, el esparcimiento y relacionamiento de la ciudadanía.
Estos, pensados como los lugares amables y atractivos, los cuales no necesariamente deben ser de grandes dimensiones, todo lo contrario, pueden ser pequeños espacios que alienten a la población a que se apropie y disfrute de sus valores funcionales, estéticos y humanos.
La Paz es una ciudad sedienta de nuevos lugares de encuentro que eleven su sentido de lugar de esparcimiento y se conviertan en parte de la configuración de su paisaje urbano.
(*) Patricia Vargas es arquitecta