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Los centros de formación de maestros

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Noel Aguirre

A pesar de los avances logrados desde la promulgación de la Ley de la Educación 070 (diciembre, 2010) en relación a la reestructuración de las Normales para constituirlas en Escuelas Superiores de Formación de Maestros, en la actualidad, todavía hay mucho por hacer para conseguir los logros esperados sobre la formación inicial de maestros. Es más, si consideramos los hechos suscitados en el último tiempo como la irrupción de la tecnología y la inteligencia artificial; los efectos de la sindemia manifestados en el diario vivir, la salud y hasta la muerte, las angustias y temores, así como la profundización de la desigualdad; la crisis civilizatoria expresada, entre otros aspectos, en la crisis climática, económica y política, la crisis en las dimensiones culturales, éticas, epistémica y subjetivas, y la crisis social, asumiendo que “ser maestro es ser un mediador significativo entre el sujeto y el saber” (Lucía Garay, 2023), así como como el mundo, la tarea docente se hace más problemática y compleja por las exigencias y expectativas de la población respecto al rol de los educadores.

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En el plano educativo, en relación a la formación de los maestros, existen otros problemas que se convierten en temas a trabajar en relación al rol y formación de los educadores. Por ejemplo, existe una contradicción entre lo que se espera de los maestros (“todo lo que ocurre en la sociedad debe ser resuelto por la educación a través de los maestros”) y la cada vez creciente desvalorización de la importancia de los docentes; el crecimiento de la cantidad de información y conocimiento (unas veces válida y otras no) que circula principalmente en los medios virtuales, la reducción de la pedagogía al currículo convirtiendo a los procesos educativos en instrumentos, el compromiso ético que se supone que todo docente debe tener respecto a la construcción de un mundo distinto, las exigencias a la educación y con ella al desempeño de los profesores sobre la formación integral, el pensamiento crítico, la pertinencia cultural y relevancia social realmente configuran la problematización general y de rasgos estructurales a la tarea docente. Aún más, de manera general los centros de formación superior y, mucho más, los centros de formación de maestros tienen que dejar de concentrar sus esfuerzos únicamente en la profesionalización y comenzar a preocuparse de manera prioritaria en la investigación y sistematización, en concreto, Escuelas Superiores de Formación de Maestros (ESFM) están llamadas a generar pensamiento, estrategias metodológicas, teorías y programas innovadores en educación. Como señala Porfirio Morán (2003), un centro de educación superior como las ESFM no puede “enseñar a repetir cosas sabidas y no a descubrir nuevos saberes”, tampoco “enseñar a ser consumidor pasivo de información, que sujeto activo y responsable de su propio aprendizaje» y menos considerar “más importante para una institución de educación superior el engrosar las filas de profesionistas egresados que el formar profesionales capaces, polivalentes, autónomos, con actitudes de compromiso para enfrentar y transformar la realidad…”

Hoy, ser maestro no es nada fácil y, dado su trascendental rol sobre la teoría y práctica educativa, se requiere una profunda y radical transformación de los procesos de formación de los profesores. Con esa perspectiva y de manera específica, se precisa la reestructuración de las Escuelas Superiores de Formación de Maestros. Las ESFM tienen que llevar a la práctica lo que enseñan en teoría, para ello, según el territorio de su área de influencia tienen que trabajar en la transformación de unidades educativas que prestan sus servicios en áreas aledañas al accionar de las ESFM. Si los docentes de las ESFM enseñan una nueva metodología, como por ejemplo un método de lectura, este proceso, de manera práctica, se debe desarrollar en las unidades educativas. El docente de las ESFM debe demostrar en el aula, en la unidad educativa “experimental», la validez y aporte de la propuesta teórica y metodológica. Estas unidades educativas deberían convertirse en centros donde los maestros de otras unidades, a manera de pasantías, pueden acompañar en la práctica al proceso de transformación. Las unidades educativas “experimentales» deberían ser las primeras a ser avaluadas por el Observatorio Plurinacional de la Calidad Educativa, también se debería trabajar en la sistematización de la experiencia y convertirse en un centro de innovaciones educativas. Los docentes, conjuntamente los estudiantes de las ESFM, a su vez, deben publicar periódicamente las referencias de sus procesos y resultados conseguidos en la implementación de la experiencia. También, al menos una vez al año, las ESFM deben convocar a un seminario público para compartir procesos y resultados de sus procesos de innovación.

Las exigencias de estos tiempos son mayores, por esa razón si se quiere lograr resultados del tamaño de los retos se deben buscar medidas disruptivas y pertinentes al momento actual.

(*) Noel Aguirre Ledezma es educador popular, maestro y pedagogo. Director de la oficina de la Organización de Estados Iberoamericanos en Bolivia