La solución de dos Estados, en entredicho
Ha quedado claro que el ataque israelí contra Gaza no tiene como objetivo el movimiento Hamás
Mahmoud Elalwani
El genocidio al que está expuesto el pueblo palestino en Gaza no es más que una evidencia de la caída de todos los valores humanos de aquellos que alardean y se erigen como defensores de la libertad y de los derechos humanos, supone un colapso de los valores morales que se construyeron a lo largo de miles de años y tras la sucesión de civilizaciones.
Ha quedado claro que el ataque israelí contra Gaza no tiene como objetivo el movimiento Hamás tal y como anunció Israel, sino más bien crear un cambio geopolítico que acabe con el sistema político palestino existente e introduzca un nuevo sistema resultante de la guerra actual, apoyándose en la visión israelí-estadounidense de establecer cantones de población separados que no estén conectados geográficamente ni políticamente.
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Al atacar a civiles desarmados, Israel también está bombardeando con sus aviones el derecho internacional, los principios de derechos humanos, la legitimidad internacional y sus resoluciones, utilizando grandes campañas mediáticas para engañar a la opinión pública mundial, destinadas a demonizar al pueblo palestino y su causa, utilizando la excusa de la autodefensa para ampliar el alcance de la limpieza étnica y el desplazamiento forzado.
El viernes 20 de octubre, el ministro del Ejército israelí, Gallant, anunció el plan central del gobierno de guerra israelí para Gaza: una invasión terrestre y el establecimiento de una autoridad civil con supervisión internacional. Anteriormente también afirmó que el área de Gaza se reduciría al establecer una zona de seguridad. Por primera vez los “objetivos de la agresión de Gaza” son “establecer un nuevo régimen” allí con el apoyo directo de Israel y Estados Unidos, un desafío directo a todas las decisiones de legitimidad de las Naciones Unidas, que aprobaron el establecimiento del Estado de Palestina en su tierra ocupada desde 1967.
Revelar el objetivo político estadounidense-israelí de “establecer un régimen separatista de entidad específica en la Franja de Gaza” es completamente coherente con lo que declaró el presidente Biden de que Israel tiene derecho a la autodefensa y a eliminar a Hamás.
Bush hijo anunció durante 21 años la “solución de dos Estados”, convirtiéndose ésta en la solución más ampliamente aceptada, siendo la expresión utilizada en el mundo de la política al referirse al conflicto palestino israelí y estando incluida en todas las declaraciones o comunicados. La realidad de “un Estado palestino al lado del Estado de Israel, comenzó a oscurecerse especialmente después de que las Naciones Unidas aprobaran la Resolución 19/67 de 2012. El presidente norteamericano Biden, en una entrevista con CBS el 15 de octubre de 2023, dijo que la cuestión de resolver el conflicto palestino-israelí sobre la base del principio de dos Estados no está actualmente en la agenda, puso fin a ese eslogan y anunció que ya no existe el discurso de una “solución de dos Estados”, adelantando lo que sucederá después de la guerra contra la Franja de Gaza, con cuyo resultado se pretende formular una nueva política. Las declaraciones de Biden, que algunos pueden considerar sorprendentes o apresuradas, en realidad son un mensaje categórico hacia el objetivo político deseado por Estados Unidos, especialmente tras el fracaso de la cumbre regional internacional para discutir el conflicto y abrir la puerta a las negociaciones encaminadas hacia «la seguridad y la estabilidad de la región y el logro de que la paz sea el pilar de ello». Estados Unidos brinda pleno apoyo a la ocupación israelí en su agresión contra Gaza, ignorando las brutales masacres que dejaron más de 6.000 muertos, incluidos 2.000 niños.
No hay seguridad, ni paz ni estabilidad sin una paz justa y duradera. La solución de dos Estados es el único camino. La región está a punto de explotar debido a la guerra israelí y la peligrosa escalada; los crímenes de guerra y el genocidio que los territorios palestinos están presenciando actualmente no son más que una prueba que reafirma que la región no disfrutará de seguridad y estabilidad sin lograr una paz justa y global para el pueblo palestino, que deberá obtener su Estado independiente y soberano en las fronteras del 4 de junio de 1967, con Jerusalén Oriental como capital.
(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia