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Viabilizar o ‘trancar’ al país

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Guido Romay

La polarización cada vez más acentuada en las internas del Movimiento Al Socialismo (MAS) tiende a arrastrar hacia una crisis peligrosa del sistema político nacional, o sea mucho más allá de las disputas entre masistas, ya que podría afectar directa e indirectamente a la población en otros ámbitos de la vida nacional.

Las disputas internas y la profunda división entre la militancia del MAS también están originando la “división” en otras instancias fundamentales del quehacer nacional, como en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), donde los vocales están divididos porque unos abogan por el bloque de los denominados evistas y otros, por el de los arcistas.

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Similar situación de división interna tiende a presentarse en el Tribunal Constitucional y quizás más adelante ocurra lo mismo con el Órgano Judicial en su conjunto, por lo que el panorama político e institucional corre el riesgo de llevar al país a una eclosión social muy riesgosa que al parecer no interesa a los masistas, o no ven las consecuencias, especialmente a los llamados evistas e indudablemente al propio Evo Morales, a quien lo único que le interesa es volver al “poder” a cualquier precio y sin medir consecuencias, las que podrían ser lapidarias para la paz social, la estabilidad económica en el país, entre otras consecuencias.

En otra instancia fundamental de la vida nacional como es la Asamblea Legislativa, también se refleja la peligrosa polarización e igualmente se ve que hay senadores y diputados “radicales” a quienes no les interesa la patria porque anteponen sus mezquinos intereses sectarios y de grupo.  

Los radicales del MAS están demostrando que no les interesa el bienestar del país ni de los bolivianos, porque priorizan otro tipo de intereses con una evidente demagogia, un falso discurso político y también con declaraciones de prensa que solo buscan protagonismo.

Tal como se ven las cosas, los radicales del MAS, con su posición y actitudes tozudas, no solamente destruirán el país, sino que se autodestruirán como partido o instrumento político, y así ocurrirá otra vez la frustración para la izquierda en Bolivia.

En todo caso, hoy más que nunca y antes de que sea demasiado tarde, evistas y arcistas, oficialistas y opositores, deben actuar con mucha sensatez, madurez política y responsabilidad con la patria, porque llegado el momento unos y otros serán juzgados por el pueblo boliviano y ello se traducirá en el voto castigo.

Se hace patria viabilizando la marcha del país y no obstaculizando o reflejando a Bolivia como un “país tranca”.

(*) Guido Romay es periodista, profesor y escritor