El modelo y la deuda pública
Marco Gavincha
Una vez escuché al profesor Moreno-Brid decir que una economía puede simplificarse como un barco velero que se mueve al ritmo de dos fuerzas, el efecto viento y el efecto brazo del remador. Por lo que la fuerza del viento y los brazos resume bien los movimientos de la economía internacional y la interna, respectivamente.
Hay veces en que el viento sopla a favor del barco y el remador puede llegar más rápido a su destino. Por otro lado, hay momentos en que el viento sopla contra la dirección del barco y, en ese caso, el remador está obligado a utilizar la fuerza de los brazos para remar más duro. En otro caso, el remador entregaría su destino al vaivén del viento.
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En la actualidad, el efecto viento esta jugando en contra a través del aumento de la tasa de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos. Ésta influye directamente a las tasas de interés (SOFR y LIBOR) de los contratos de deuda externa de países deudores.
Lo anterior resulta en un aumento de pago de intereses de deuda externa. Bolivia no ha sido ajena a esta tormenta de las tasas de interés internacionales y, por ese motivo, el pago de intereses se elevó de $us 235 millones (2022) a $us 351 millones (enero-septiembre 2023).
Sin duda, esto es un gran perjuicio para la economía porque implica mayor erogación de dólares. Asimismo, se está destinando recursos que bien podrían dirigirse a inversiones productivas en el país. A pesar de esto, el Estado ha mantenido su voluntad de pago con sus acreedores externos.
Al mismo tiempo, el apetito de los inversores privados por bonos soberanos de países emergentes ha disminuido. En América latina y el Caribe, las emisiones de bonos internacionales descendieron de $us 143.158 millones a $us 45.070 millones entre 2021 y el primer semestre de 2023, respectivamente.
A este entorno hay que añadir el bloqueo de créditos externos en la Asamblea Legislativa, que ha llevado al modelo económico boliviano a utilizar la fuerza del efecto brazo a través de endeudamiento interno para compensar los efectos del contexto externo desfavorable. Al respecto, si bien la deuda pública interna del TGN respecto al PIB creció 16% a septiembre de 2023, todavía está por debajo de otros años como 2020, cuando creció 79%.
Los resultados macroeconómicos del endeudamiento interno y otras políticas económicas del modelo boliviano están mostrando un crecimiento económico positivo de 2,2% y un desempleo bajo de 4%, a junio de 2023. Mientras que la inflación acumulada a septiembre alcanzó 1,5%, confirmando la estabilidad económica y social.
En este contexto se puede afirmar que el modelo está más vivo que nunca porque utiliza el efecto brazo y no deja que los vaivenes del sector externo afecten mucho más a la economía boliviana. La economía no se está hundiendo debido a la activación de políticas de endeudamiento interno y otras políticas económicas que han resultado en estabilidad y crecimiento económico. Sin embargo, esto no es suficiente, se necesitan más políticas y que la Asamblea Legislativa ayude aprobando los créditos externos disponibles.
(*) Marco Gavincha es economista