Netanyahu, el enemigo de la paz
El silencio internacional no puede continuar con el suministro de múltiples y diversos tipos de armas al Estado de Israel
Mahmoud Elalwani
La radio israelí reveló que, tras discusiones cerradas, Netanyahu informó al Comité de Asuntos Exteriores y Seguridad del Parlamento que el ejército israelí se está preparando para la posibilidad de luchar contra el personal de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania.
Netanyahu, desde que asumió las riendas del Estado ocupante en 2009 hasta ahora, no desperdicia ninguna oportunidad para subrayar su hostilidad a la paz y conspirar contra el socio de paz palestino, en una clara extensión de su política basada en frustrar todas las formas de negociación, socavar cualquier oportunidad para anular los acuerdos firmados y sabotear cualquier esfuerzo regional e internacional destinado a reactivar el proceso de paz.
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Las declaraciones de Netanyahu y su equipo, hostiles al pueblo palestino y a sus justos y legítimos derechos nacionales, su continuo ataque a la Autoridad Nacional Palestina y la piratería a los fondos del pueblo palestino, son considerados una extensión de sus campañas engañosas; sus continuas calumnias están destinadas a prolongar su permanencia en el poder prolongando la guerra contra Gaza y tratando de vender, con falsas justificaciones, la sangrienta escalada que tiene lugar en la Palestina ocupada, tratando de ganar tiempo para implementar proyectos y planes coloniales más expansionistas en Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental, en el camino hacia su anexión total. El programa de su gobierno se basa en perpetuar la ocupación y el sistema de apartheid, profundizar los asentamientos y destruir cualquier oportunidad de encarnar el Estado palestino de acuerdo con el principio de la solución de dos Estados. Netanyahu insiste en secuestrar a los pueblos palestino e israelí y jugar con su futuro para servir a sus propósitos políticos, reuniendo la coalición más amplia de colonos y extremistas y ampliando su base electoral a expensas de la seguridad y la estabilidad de la región y del mundo.
El gobierno israelí está intensificando deliberadamente su agresión contra el pueblo palestino en la Cisjordania ocupada, a la vez de mantener una guerra genocida contra la Franja de Gaza; está intentado demonizar al pueblo palestino, atacar su causa y sus derechos nacionales justos y legítimos tal y como se establece en las resoluciones internacionales de legitimidad. El gobierno israelí se aprovecha de la doble moral internacional y del fracaso internacional de poner fin a la agresión israelí, así como de la protección que le brindan una serie de países influyentes que le garantizan su impunidad.
La guerra destructiva emprendida por las fuerzas de ocupación contra la Franja de Gaza durante 68 días consecutivos va acompañada de continuas masacres genocidas contra civiles inocentes, incluidos miles de niños y mujeres, el bombardeo de viviendas e instalaciones residenciales en toda la Franja de Gaza, así como del uso de armas prohibidas internacionalmente, incluidas bombas que pesan una tonelada, según los medios de información israelíes.
El uso del veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para impedir que éste emita una resolución de alto el fuego que obligue a Israel a detener su agresión, es una violación flagrante de todos los valores y principios humanitarios, es una vergüenza y supone una nueva licencia para que Israel siga matando, destruyendo y desplazando al pueblo palestino de sus tierras. El uso del veto revela que la preocupación por la vida de los civiles es una hipocresía. Lo ocurrido es un insulto a los pueblos libres del mundo y una violación de los valores del derecho, la justicia, la libertad y los derechos humanos, y un desafió a la comunidad internacional.
No hay duda de que esta política convierte a los socios de Israel en partícipes del crimen de genocidio, limpieza étnica y crímenes de guerra cometidos por las fuerzas de ocupación israelíes contra los palestinos en Gaza, Cisjordania y Jerusalén. Ha quedado en evidencia que esta política se ha convertido en un peligro para el mundo y una amenaza para la paz y la seguridad mundial.
El silencio internacional no puede continuar con el suministro de múltiples y diversos tipos de armas al Estado de Israel para su uso en la agresión contra Gaza. Es necesario continuar los esfuerzos para lograr un alto el fuego inmediato, garantizar la entrega de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza y proporcionar protección internacional al pueblo palestino.
(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia