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Crisis o desequilibrio externo

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Gabriel Loza

Hacer un breve recuento del desempeño económico de Bolivia durante el año que se va, no es una tarea fácil ni agradable por dos razones. La primera, por la disponibilidad de los datos macroeconómicos, en su mayoría hasta el primer semestre de 2023 y la segunda, por la alta divergencia entre la versión oficial, que considera que vamos bien y que “nos encontramos entre las tres primeras economías de la región”, y que hay “toda una artillería” para hacer creer que hay crisis en el país, y la opinión de los economistas de la oposición que consideran que “el país atraviesa por una crisis económica profunda”.

Si los datos económicos deberían hablar por sí solos, lo más probable es que hablarían después en forma desfasada y no oportuna. Cuando la mayoría de la región está con datos del PIB al tercer trimestre, nosotros estamos con datos al primer semestre. No es que sean datos “amañados” sino atrasados. Y el INE nos dice que el PIB creció al segundo trimestre en 2,2% y la CEPAL proyecta esta tasa para todo 2023, mientras que el FMI la baja a 1,8%. Estaríamos entre las cuatro economías de América del Sur. En todo caso, la economía creció, y otros países como Chile y Perú están alrededor del estancamiento o cero de crecimiento, mientras que Argentina estaría en recesión (-2,5%).

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Los datos de inflación del INE sí son oportunos. A noviembre, la tasa anualizada de inflación es de 1,60% y sería la más baja después de Ecuador (1,53%) en América del Sur, pero si miramos más arriba encontramos que Costa Rica está en deflación (-1,65%). El INE tiene su metodología y si no le creen deben hacer como la Fundación Getulio Vargas en Brasil que saca su indicador independiente de los datos del Instituto de Estadísticas (IBGE).

Los datos del empleo son un poco rezagados. Al tercer trimestre estábamos con una tasa baja del 3,6%, la más baja en los últimos 10 años después de que en el tercer trimestre de 2020 llegó a 10,8%, además menor si se compara con otras economías como Chile que está en 8,9% y Perú, que tiene un fuerte sector informal similar al país, que está con 5,1%. Siempre se cuestiona la tasa de desempleo, pero es la que registra el INE y continuamente se toca el problema del sector informal que fue tradicionalmente alto en el país, especialmente desde 1985.

Donde no se profundiza el análisis es en el sector externo, que es donde se origina la crisis. La balanza de pagos está con datos al primer semestre de 2023 y registra un déficit de 0,6% del PIB comparado con el superávit del 3,1% del PIB en igual periodo de 2022. Según el BCB hubo una disminución de los activos de reserva de $us 1.272 millones. La balanza comercial a octubre de 2022 registró un déficit comercial de $us 177,4 millones, equivalentes a un 0,4% del PIB, por lo que es muy posible que en todo 2023 el déficit sea mayor, de esta manera es probable que tengamos un déficit en balanza de pagos y continúe la pérdida de reservas.

Debido a que la elevada inflación y el aumento de los tipos de interés pesan sobre el comercio y la producción en las economías avanzadas, y la desaceleración de China, la OMC espera que el crecimiento del volumen del comercio mundial de mercancías se ralentice hasta el 0,8 % en 2023 (frente a la estimación anterior del 1,7 %), antes de repuntar hasta el 3,3 % en 2024, tasa todavía menor a la registrada en el periodo precrisis (2013-2019), del 3,4% en promedio. (factsheet_dec23_e.pdf wto.org)

La contracción de la demanda mundial se refleja en el deterioro de los precios de los productos básicos que exporta la región, que a su vez tiene impacto en el déficit comercial. Con relación al promedio anual de 2022 respecto al promedio enero-noviembre de 2023, la disminución fue del 23,8% y en el caso de los combustibles —ya que somos importadores netos nos afecta por el lado de las exportaciones y las importaciones —, la caída fue del 29,5%. Por el contrario, los precios del oro y la plata siguen al alza y crecieron en 14,2% respecto a noviembre de 2022. El precio del oro volvió a romper la barrera psicológica de los $us 2.000 la onza troy fina. En cambio, los precios de los productos de la agricultura tuvieron una caída del 7,1%. En el índice de precios de minerales y metales el descenso fue del 9,5%.

En síntesis, el adverso shock externo que empezó a manifestarse desde agosto de 2022 se acentuó en 2023, provocando un fuerte desequilibrio externo de la economía boliviana, que sin embargo mantuvo un crecimiento con baja inflación y bajo desempleo.

(*) Gabriel Loza Tellería es economista, cuentapropista y bolivarista