En la búsqueda de un buen inicio para esta columna, se me vino a la mente la vez que una docente de la universidad contaba sus fascinantes historias de viajes por toda Bolivia y por el mundo, y cómo sus ojos se llenaban de luz al hablar de su trabajo como bióloga. También recuerdo una expedición botánica por la Chiquitanía, cuando mi tutora de tesis me decía emocionada “probablemente sea una nueva especie para Bolivia” y sus ojos se llenaban de luz al mirar la planta que había encontrado.

El 11 de febrero se conmemoró el Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia, declarado así en 2015 por la Unesco, con el objetivo de reconocer el rol que cumplen las mujeres y las niñas en la ciencia y la tecnología. En estas fechas podríamos recordar nombres de científicas pioneras a nivel mundial como Marie Curie, Rosalind Franklin o Jane Goodall. Pero, ¿qué hay de aquellas mujeres en nuestro país que podemos encontrar en el bosque u otros lugares recónditos estudiando plantas, mamíferos, reptiles y otros organismos? ¿O de aquellas que se encuentran desarrollando nuevas herramientas en la geomática y la geoinformación para el monitoreo de la deforestación?

Y es que detrás de aquella frase tan relevante, “Bolivia es un país megadiverso”, está el trabajo de muchas de nuestras científicas bolivianas que, a través de sus estudios, aportan al conocimiento y la conservación del patrimonio natural. Desde el redescubrimiento de una especie de murciélago y una rana que se creían extintas en Bolivia, o la revalorización de los saberes ancestrales de los pueblos indígenas, la conservación del oso jucumari, la conservación de plantas que se encuentran en peligro de extinción, hasta el monitoreo de nuestros bosques a través de sistemas de información geográfica, son algunas de las muchas investigaciones y proyectos liderados por mujeres.

Las mujeres y la ciencia son clave para un mundo sostenible; su rol en la sociedad, aún poco visibilizado, las convierte en actores clave para conseguir objetivos de igualdad de género que contribuyen al desarrollo social de nuestro país. Diversos estudios comprueban que el empoderamiento de las mujeres estimula la productividad y crecimiento económico, lo que demuestra sobremanera la importancia de trabajar por los derechos y libertades de las mujeres.

Hoy vemos a nuestras científicas obteniendo premios y reconocimientos a nivel internacional, haciendo resonar el nombre de Bolivia en diferentes instituciones de talla mundial. Pues, ellas han sido pioneras en la conservación de nuestros recursos naturales y se han convertido en el eslabón clave para que nuevas generaciones se embarquen en este camino, ya que aún falta mucho por hacer en nuestro país.

Hacen falta más personas comprometidas y apasionadas por la conservación de nuestra biodiversidad, aquellas a las que se les iluminan los ojos cuando hablan de su profesión, aquellas que no tienen un horario para hacer ciencia, aquellas que se adentran por meses en los bosques, pero sobre todo, aquellas que inspiran y alientan a seguir trabajando por mantener la frase “Bolivia es un país megadiverso”, sigamos incidiendo e involucrando a más personas desde donde estemos como lo están haciendo nuestras “pioneras de la conservación”.

Liliana Arroyo Herbas es técnica Biodiversidad de la FAN.