Kennedy-Paz Estenssoro
A la una de la tarde de aquel fatídico 23 de noviembre de 1963 (hace 60 años) llamé de urgencia al presidente Víctor Paz Estenssoro (VPE), despertándolo de su tradicional siesta, para comunicarle que John F. Kennedy había sido asesinado. El jefe quedó atónito y apenas balbuceó “¿es oficial la noticia?” Cuando le repliqué que el embajador americano Ben Stephansky era mi fuente, se cortó la llamada y esa tarde VPE no vino a Palacio, pues hacía justo un mes que se había cumplido la visita de Estado, donde el flamante difunto lo recibió con todos los honores, iniciando además una relación de notable afinidad. El mandatario boliviano había preparado meticulosamente cada momento del programa de viaje establecido, comenzando por formar equipos de trabajo para todas las ocasiones. En la elaboración de los borradores de discursos sobresalían Augusto Céspedes y René Zavaleta. En la misión de avanzada a Washington, viajamos dos semanas antes, Ted Córdova Claure para los afanes de prensa y Carlos Antonio Carrasco para los arreglos protocolares. En la comitiva de acompañamiento figuraban el ministro de Economía, Alfonso Gumucio Reyes y el general Alfredo Ovando Candia, comandante del Ejército, entre otros.
El avión presidencial aterrizó en Williamburg, donde esperaban cuatro helicópteros que nos transportaron al día siguiente hasta el Rose Garden de la Casa Blanca. Al nomás pisar césped, vi por primera vez a pocos metros la inolvidable silueta de JFK, vestido de traje gris rayado, camisa blanca y una corbata club tie de líneas azules. Alto, con los hombros un tanto volteados hacia adelante, avanzó hacia nosotros pausadamente junto al embajador Enrique Sánchez de Lozada, mientras esperaba el descenso del helicóptero de VPE, con quien se confundió en cordial abrazo. Al día siguiente, JFK ofreció un almuerzo en la Casa Blanca, con solamente 50 cubiertos, lo que permitió la fluida conversación presidencial. Por la tarde VPE brindó entretenida conferencia de prensa con afilados periodistas ávidos de conocer la diferencia del boliviano con el cubano Fidel Castro. En la tercera jornada, correspondió a VPE reciprocar a JFK con otro almuerzo ofrecido en su honor, en la residencia de la embajada junto a una centena de comensales entre senadores, congresistas, ministros y el vicepresidente Lyndon Johnson. Previamente, en la antesala se procedió al usual intercambio de regalos, ocasión en que el presidente americano no pudo evitar el brillo de sus ojos al abrir el paquete: se trataba de dos auténticos incunables conseguidos en un convento de Sucre, pues era coleccionador apasionado de esas joyas. A los postres, noté que JFK volteaba el menú al dorso y que VPE escribía algo en él. Más tarde supimos el intenso interés que JFK manifestó por el reclamo marítimo de Bolivia y que pidió a VPE le explicase en un diagrama el diferendo con Chile. Con las balas asesinas de Dallas, se esfumaron muchas aspiraciones bolivianas y, al cabo de un año, VPE, a su turno, fue víctima de un golpe de Estado que lo expelió al exilio.