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De derechas

CON LA PUNTA DE LA AGUJA1

Una de las cosas que Mesa y Comunidad Ciudadana no ponen en su currículo es que fueron parte del gonismo entreguista y que su nacionalismo siempre significó que la nación que proclaman será siempre definida desde la élite criolla, al servicio de la élite criolla y criollista. Para prueba, solo hay que ver quiénes son los y las parlamentarias de este partido, pero agudizando la vista ubicar quiénes son las y los portavoces, tomadores de decisiones de esta tienda política.

Comunidad Ciudadana, en su nombre han pretendido confundirnos con toda la parafernalia del idioma opresor, el castellano. ¿Comunidad? ¿Cuál comunidad? Lo que en verdad sucedió es que el proceso de cambios —propuesto desde las indias y los indios, originarios que tanto desprecian— les movió el piso a tal punto que trataron de traducir o más bien reducir las formas colectivas de los ayllus ancestrales, y que con eso podían engañarnos. Cierto, hubo indios e indias clase medieros que quisieron blanquearse votando por ellos. Pero están muy lejos de la llamada comunidad de ciudadanas y ciudadanos, propietarios, hacendados, letrados y doctorcitos racistas con los que se fundó la república. República que fue superada por el Estado Plurinacional, soberano y comunitario con autonomías. Autonomías indígenas, por supuesto, que no debemos confundirlas con otra de las manipulaciones que los hacendados, criollos de los grupitos de poder de la ciudad de Santa Cruz se esfuerzan por posicionar, esa autonomía del capricho de la minoría abusiva frente a los intereses de la mayoría del pueblo.

Camacho y el grupo del partido Creemos representan esa derecha iletrada, pero capísima en los negociados y corrupciones. Chistoso su nombre, Creemos, porque ni ellos mismos se la creen. Rápido demostraron su falta de fe, o mas bien demostraron su férrea fe en el garrote para convencer, pues ni discurso, ni argumento, ni propuestas tienen. Esta derecha beata, moralista e impune tuvo su gestación alimentada de intrigas, sobornos, traiciones, violaciones, dedazos al por mayor. Aquí sí las y los blanquitos son los que mandan y no hay tu tía. Los cholos obedecen. Claro, fueron capaces de capitalizar la ignorancia de una ciudad que se revuelca en la desinformación de sus medios de comunicación.

Ya desde la época de Banzer, los medios de comunicación en Santa Cruz hicieron de las suyas, generando su propia correa de transmisión, control y censura, las radios y los canales de televisión cruceños hicieron ese servicio. La información —del resto del país— siempre fue filtrada por los medios locales. Controlaron y aseguraron que la ignorancia campee en todos los barrios de Santa Cruz. Sin embargo, no contaron con el camino que harían hombres y mujeres tan despectivamente denominados collas, que en los colores de la wiphala ondearon en la plaza 24 de Septiembre la unidad en la diversidad de todos nuestros pueblos originarios.

Esta derecha que se une en su racismo, paradójicamente, hoy corretea tras del MAS en todas sus versiones. Realmente nos están mostrando cuán mediocres son.

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.