‘Alto el fuego inmediato’ está lejos para Palestina
Soldados israelíes disfrazados de personal sanitario incursionaron en un hospital de Cisjordania

Alfredo Jiménez Pereyra
Por tercera vez consecutiva, el gobierno estadounidense vetó el martes en las Naciones Unidas un llamado a un «alto el fuego inmediato» en Gaza, ahondando el genocidio del que son presa millones de palestinos, desde octubre pasado, a manos del ejército israelí.
La resolución, elaborada por Argelia, exigía “un alto el fuego humanitario inmediato que debe ser respetado por todas las partes” y se oponía al “desplazamiento forzoso de la población civil palestina”.
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La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, ya había anticipado el domingo que su país vetaría el proyecto de resolución porque quieren seguir apostando, en cambio, a la mediación en curso con Hamás e Israel.
Aunque el texto estadounidense incluye la palabra “alto el fuego” —que el país ha evitado anteriormente, vetando dos proyectos en octubre y diciembre que utilizaban el término—, no pedía que el fin de las hostilidades sea inmediato, según constató la agencia de noticias France Press, que tuvo acceso al documento.
Haciéndose eco de recientes declaraciones del presidente estadounidense, Joe Biden, sometido a una creciente presión antes de las elecciones de noviembre en las que busca la reelección, el texto propuesto por Washington hace referencia a un “alto el fuego temporal en Gaza tan pronto como sea factible”, sobre la base de una “fórmula de liberación de todos los rehenes” retenidos por el grupo Hamás.
Recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que la implacable guerra que ya dura más de cuatro meses en Gaza no ha perdonado a los hospitales, a su personal ni a quienes se refugian allí, con un total de 350 ataques al sistema de salud en los que han muerto 645 personas.
Recordemos que la salud y otros servicios, como disponibilidad de agua, alimentos, electricidad, escuelas o comunicaciones, se desbarataron con la ofensiva militar de Israel, que siguió al ataque de la milicia islamista Hamás en el sur israelí el 7 de octubre del pasado año, en el que murieron 1.200 personas y 240 fueron tomadas como rehenes, según Tel Aviv.
Según agencias de las Naciones Unidas, en la Franja de Gaza se propagan enfermedades, cientos de miles de personas desbordan los atestados refugios y muchas sobreviven a la intemperie en la zona sur, mientras en el norte unas 300.000 personas corren riesgo de hambruna.
En su afán de continuar con este genocidio, el 29 de enero, soldados israelíes disfrazados de personal sanitario incursionaron en un hospital de Cisjordania para matar a un paciente y a dos acompañantes, acción que puede considerarse como un doble crimen de guerra.
La acción fue captada por cámaras instaladas en el hospital y ha circulado por redes sociales. Los expertos designados por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, explicaron que el asesinato de un herido indefenso que estaba siendo tratado en un hospital es un crimen de guerra.
A ese acto se añade el disfraz: aparentar ser personal médico hace que el ejército israelí haya cometido otro crimen de guerra, el de perfidia, que consiste en utilizar el engaño y traicionar la buena fe para obtener ventaja sobre el enemigo.
Con una vil justificación, el gobierno sionista señaló que las tres víctimas eran supuestos terroristas pertenecientes a distintas facciones palestinas. Sin embargo, los expertos afirmaron que, desde el punto de vista de la legalidad, lo máximo que podía haber hecho Israel en ese caso era simplemente detenerlos.
El veto estadounidense del martes se produjo en momentos en que Israel se prepara para una ofensiva en la sureña ciudad de Rafah, última de la Franja de Gaza que no ha sido invadida por tropas terrestres y donde se refugian alrededor de 1,4 millones de personas.
Beny Gantz, exministro de Defensa y miembro del Gabinete de Guerra de Israel, alertó recientemente que el ejército incursionará por tierra en Rafah antes del 10 de marzo —inicio del mes sagrado musulmán de Ramadán— si Hamás no libera a los más de 100 rehenes que aún retiene en el enclave palestino.
En un trabajo quijotesco, el secretario general de la ONU, António Guterres, reitera constantemente que es momento de que, “de una vez por todas”, haya un “compromiso total” por parte de la comunidad internacional para lograr una solución de dos Estados que permita a israelíes y palestinos vivir juntos y en paz.
Corresponde a las potencias mundiales tomar acciones inmediatas para detener el genocidio aplicado por el ejército sionista en contra de millones de palestinos que buscan vivir mejores días.
(*) Alfredo Jiménez Pereyra es periodista y analista internacional