La (ir)racionalidad de comprar dólares
La especulación de dólares ha favorecido únicamente a librecambistas y algunos grupos de poder económico
Omar Velasco Portillo
El dólar ha vuelto a ser noticia en el país. El tipo de cambio informal ha superado la barrera psicológica de Bs 8. La gente se apresta a buscar la divisa norteamericana pero no la encuentra. El Gobierno reafirma que se ha provisto de la cantidad suficiente. ¿Especulación o crisis? ¿Cuántos dólares necesita la economía para funcionar? ¿Conviene comprar dólares a este precio? ¿Quiénes se benefician? ¿Quiénes son los que presionan el tipo de cambio y por qué? Las respuestas, en 4.000 caracteres.
El dinero se usa para tres fines esenciales: realizar transacciones, atesorar riqueza y especular. La economía boliviana no necesita de muchos dólares para operar con normalidad. La demanda transaccional de bolivianos —medida por la absorción interna— es cuatro veces más grande que la de dólares, que se utiliza para financiar importaciones. En el sistema financiero, por cada boliviano que se deposita en moneda extranjera hay nueve en cuentas en bolivianos. Si las importaciones se cubren —en su mayor parte— por las exportaciones y si nos abstraemos de las otras cuentas externas, la demanda transaccional de dólares está dada por el déficit comercial, que el año pasado llegó a $us 585 millones. Sin embargo, la pérdida de reservas internacionales (RIN) fue mayor en $us 1.500 millones. ¿Dónde fue a parar el resto de dólares?
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La especulación es un acto financiero racional pero indigno. Es el arte de crear dinero con más dinero. Comprar barato para luego venderlo caro. Los operadores de la bolsa se dedican a buscar puntos de ruptura en los precios activos financieros. Una vez que lo hacen, apuestan su dinero a una tendencia (alcista o bajista). Si un especulador boliviano espera que el tipo de cambio continúe subiendo, aumentará su demanda hoy, esperando poder revender el mismo dólar en el futuro a un precio más alto. Este acto produce escasez. Durante la gestión 2023 hubo una demanda extraordinaria de más de $us 1.500 millones que hizo caer las RIN, lo que no se debe a transacciones ni ahorro en dólares en el sistema financiero. Al no haber la suficiente disponibilidad de divisas en el mercado, el precio paralelo comenzó a despegarse del oficial formando un mercado negro o bien fortaleciendo al que ya había.
Los bancos también especulan con el dinero de la gente. Cuando la liquidez en moneda extranjera comenzó a bajar y los bancos ya no recibían la misma dotación de dólares del BCB, dejaron de vender divisas al público e implantaron un cepo cambiario para contener los retiros de depósitos. Con más de $us 300 millones en sus bóvedas al presente, ¿por qué no devuelven los dólares de la gente? Para proveerse de dólares, los bancos tuvieron que pagar un tipo de cambio preferencial más alto a los exportadores, pero al no poder vender por encima del oficial (Bs 6,96), incrementaron las comisiones de transferencias al exterior a sus clientes que realizan importaciones. El cobro de comisiones subió entre 8% y 26%, muy por encima del 2% que cobra el BCB por la misma operación a los bancos privados. En 2023, los ingresos brutos por comisiones sumaron más de Bs 3.000 millones adicionales y explican buena parte de las jugosas utilidades de toda la banca, de Bs 2.000 millones. ¡Todo un récord!
Una parte de la población boliviana también está estocando dólares en su colchón y con sus acciones contribuye a la especulación de manera inconsciente. El posicionamiento de noticias negativas sobre la salud de la economía ha creado un clima de nerviosismo en la población y alentado un nuevo brote especulativo. Algunos ciudadanos incautos, en el afán de proteger sus ahorros de una potencial devaluación del boliviano, se han asomado al mercado negro en busca de dólares. Por asombroso que parezca, estos agentes omiten en su cálculo que por cada $us 100 que compran en el paralelo, están perdiendo más de Bs 100 al cambio actual. En el margen, los ahorristas dolarizados informales no están ganando, sino que se están asegurando una potencial menor pérdida.
Su actuar no solo es irracional a nivel individual, sino también colectivo. Con sus conductas reducen la disponibilidad de dólares de la economía para aquellos agentes que realmente necesitan realizar transacciones, y acentúan la escasez de divisas, siendo los responsables últimos de la pérdida de valor del boliviano en el mercado paralelo. La especulación de dólares ha favorecido únicamente a librecambistas y algunos grupos de poder económico que concentran las exportaciones, en desmedro de la mayoría de los bolivianos.
(*) Omar Velasco Portillo es economista