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El año electoral

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Eliana Quiroz

El 2024 será un gran año electoral en el mundo y es la antesala para nuestras elecciones presidenciales de 2025. Cerca de 100 países celebrarán comicios, de los que la mitad serán presidenciales. En América Latina, ya tuvimos elecciones presidenciales en El Salvador, en febrero, y para los siguientes meses están México, Venezuela, Uruguay, República Dominicana y Panamá. Además, Estados Unidos también irá a las urnas.

Este dato preocupa a muchos porque varias de las últimas elecciones han inspirado actos violentos, polarización, campañas de desinformación y atentados contra los procesos e instituciones democráticas. En Estados Unidos, el asalto al Capitolio que probablemente fue lo que inspiró acciones violentas similares en Alemania con el asalto al Bundestag y en Brasil, el asalto al Congreso Nacional, que han puesto nerviosos a más de uno y han dejado impávidas a las fuerzas de seguridad que quedaron en offside.

Probablemente, el fenómeno que resulta más retador es la desinformación durante las elecciones, aunque también acompañan a otros eventos de importancia social como las dos guerras que estamos viviendo en estos días: la de Ucrania y la de Gaza. Tal su importancia que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha expresado en varias ocasiones que el principal problema de las democracias actualmente es la desinformación.

Cuando la desinformación (o las noticias falsas, como calificábamos al fenómeno en los inicios de su salto a la popularidad, allá por 2011) toma el espacio informativo, la desconfianza y el tremendo sentido de ambigüedad dan paso a la credulidad de teorías conspirativas y finalmente de las “posverdades”. Entonces, las personas nos refugiamos en ecosistemas informativos más pequeños, incluso barriales o construimos unos propios, como ocurrió en la crisis de 2019 en Bolivia, cuando los grupos de WhatsApp barriales, de edificio, de rotonda, de plataforma ciudadana, se convirtieron en la principal fuente informativa para muchos, llevando a la extrema desvalorización de la función periodística.

La circulación de desinformación sucede en redes sociales, servicios de mensajería y medios de difusión masiva tradicionales, es una vorágine que toma por asalto nuestras interacciones sociales, las digitales y las presenciales. Sin duda, hay varios actores a quienes hay que reclamar soluciones, están los gobiernos, el OEP, los partidos políticos, las y los candidatos, las empresas de marketing político que venden servicios sanos e insanos, los medios, las y los influencers y líderes de opinión, y claro, también las usuarias y los usuarios. Todos y todas tenemos una gran tarea en frente, en la preparación de las elecciones del 2025.

Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata.