De uniformes y falsos policías
Pamela Quino Montenegro
Cada cierto tiempo, en nuestro país se presentan denuncias de personas que habrían sido víctimas de los denominados falsos policías. En diversas ciudades, los medios de comunicación masiva exponen casos de extorsiones y estafas por parte de ciudadanos que utilizan el uniforme reglamentario de la Policía Boliviana para hacerse pasar por policías y cometer algunos delitos.
Pero, ¿se podría prevenir este tipo de hechos delictivos? Con respecto a ello, de acuerdo con la Resolución Suprema 27627, del 22 de octubre de 2021, mediante la cual se aprueba el Reglamento de Uniformes de la Policía Boliviana, en su artículo 4 (Consideraciones Generales) inciso b) se establece que tanto los uniformes, así como sus insignias, distintivos y accesorios son de uso exclusivo de las y los servidores públicos de carrera de la Policía de nuestro país. Asimismo, mediante el mencionado documento se detalla cada uno de los elementos del uniforme y se realiza una serie de descripciones técnicas gráficas de los implementos que el orden policial debe utilizar. Sin embargo, no se menciona algo acerca del acceso a estos uniformes, en el sentido que solo se detallan obligaciones y prohibiciones en cuanto a los emblemas, insignias, etc. No se menciona la forma que se pueden/deben adquirir cada uno de éstos. Posiblemente exista alguna reglamentación interna para regular este extremo, al respecto solo se podría especular.
Lo cierto es que en la ciudad de La Paz se pueden encontrar locales en el centro y zonas con movimiento comercial donde impera la venta libre de uniformes policiales y hasta militares. Distintivos, emblemas, chaquetas y cada uno de los elementos de los uniformes reglamentarios se encuentran al alcance de cualquier ciudadano. En la ciudad de El Alto, generalmente se puede encontrar lo mencionado, especialmente durante los días en que se realiza la feria de la 16 de Julio.
En ese sentido, cualquier persona que desee adquirir un uniforme policial, puede hacerlo así como puede emplearlo para usurpar funciones policiales o llevar a cabo delitos que atenten contra ciudadanos bolivianos y extranjeros (considerando que ya se han realizado denuncias de turistas extranjeros que fueron víctimas de falsos policías y sufrieron el despojo de dinero, documentos o equipaje, por ejemplo), en el momento que así lo decida el delincuente.
Por otro lado, se encuentran los que confeccionan y se encargan de vender todo tipo de implementos para estos uniformes y al dedicarse a una actividad lícita, tampoco se les puede hacer responsables directamente de los hechos delictivos de todos aquellos que indiscriminadamente adquieren los uniformes para delinquir. Por lo mencionado, es una situación un tanto enrevesada.
Desde mi punto de vista, los uniformes reglamentarios no deberían encontrarse al alcance de cualquier ciudadano, que pudiera utilizarlos como un mero disfraz para algún evento social o, peor aún, para cometer delitos y atemorizar a la ciudadanía como falso policía. Así como determinados medicamentos o fármacos no están autorizados para la venta libre, de igual forma existen elementos que por seguridad deben contar con restricciones.
En este momento, parece pertinente crear algún tipo de protocolo o idear la manera de realizar un debido control y fiscalización de la venta indiscriminada de los uniformes policiales, así como cada uno de los elementos reglamentarios que lo componen; de esa forma se realizarían tareas preventivas para evitar que cualquier malintencionado utilice los emblemas de la institución policial para realizar hechos delictivos, lo que a su vez puede propiciar mayor seguridad en nuestra sociedad.
Pamela Quino Montenegro
es abogada e investigadora.