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Haití, el precio de la libertad

TRIBUNA

Javier Bustillos Zamorano

Según un concepto estadounidense inventado en los años 90, luego de la caída de la Unión Soviética, Haití es un Estado fallido porque ya no tiene control de su territorio, sufre un vacío de poder, no puede satisfacer las necesidades básicas de su población y sus instituciones son frágiles. Lo que no dicen es que esto se debe, en gran medida, al saqueo que perpetraron España, luego Francia y después Estados Unidos, de toda la riqueza natural de este país que hace dos siglos era el más próspero del continente y precursor de libertades en América.

Fue el primer sitio al que las hordas españolas llegaron en 1492 y exterminaron a la población nativa de arawaks, que de ser 300.000 fueron reducidos a 200. Robaron todo el oro y mármol que pudieron y establecieron ahí su primera base militar. 150 años después llegaron los franceses que repoblaron el lugar con esclavos traídos de África para la explotación de algodón, café y azúcar. Esclavos que difícilmente llegaban a los 21 años de edad, por el agotamiento y los trabajos forzados en las plantaciones, los castigos brutales y la falta de descanso.

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Fue el tiempo, finales del siglo XVIII, en que esta isla se convirtió en el lugar más próspero del continente, tanto que desde esos días era conocida como la Perla del Caribe. Llegó a tener 600.000 habitantes, 90% esclavos y 10% colonos blancos que detentaban el 80% de la riqueza y todo el poder en el territorio. Más de 100 años duró el despojo, hasta 1791, cuando la poderosa Francia sufrió el revés más humillante que jamás imaginó: al mando de cientos de peones, el líder negro llamado Toussaint Louverture encabezó la primera revolución triunfante de esclavos en América que echó a los franceses de su territorio. 13 años después, otro dirigente, Jean Jacques Dessalines, concluyó la tarea y logró que Haití fuera el primer país de América Latina en independizarse, en 1804.

Dolida por la pérdida de su colonia más productiva, Francia exigió a la nueva república de Haití el pago de una indemnización por la pérdida de sus propiedades. ¿Cuánto? el equivalente a $us 560 millones actuales. ¿No tienen dinero? No hay problema, nosotros les prestamos. Haití tardó 70 años en pagar su deuda a los bancos franceses.

Quedó destruida económicamente y con una población empobrecida. Fue cuando entró en acción el otro imperio, el estadounidense, que invadió el país en 1915 con el pretexto de “no dejar a su suerte a un país muy pobre y demasiado inestable”. El entonces secretario de Estado norteamericano, Robert Lansing, dijo que la ocupación era una misión civilizatoria “para poner fin a la anarquía, salvajismo y la opresión”. Lo que no dijeron, y aún ahora lo esconden, es que un año antes, en 1914, enviaron a un grupo de marines que sacaron del banco nacional de Haití cajas con $us 500.000 en oro que de inmediato fueron trasladadas a las bóvedas del National City Bank que, años después, se convirtió en el actual Citigroup.

Según una investigación del The New York Times (junio de 2022), fue este banco estadounidense que ordenó la invasión de Haití y se apoderó de su administración financiera, con préstamos y otros mecanismos. Estados Unidos se quedó 19 años, asesinando y trasladando dinero haitiano a bancos de Wall Street. Se fueron en 1934, pero siguieron expoliando financieramente otros 13 años más, con la complicidad de dictadores como Francois y Jean Claude Duvalier. ¿Se explica ahora por qué Haití es el país más pobre de Latinoamérica?

La antigua Perla del Caribe está hoy en manos de un grupo de pandilleros que amenazan con desatar una guerra civil y un genocidio. Tienen tomado casi todo el país, atacaron el aeropuerto, liberaron a más de 3.500 delincuentes y obligaron a la población a refugiarse en escuelas y oficinas públicas, y a renunciar al exprimer ministro Ariel Henry. La prensa muestra muertos en las calles y ya hay escasez de alimentos…

“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”, hizo decir Miguel de Cervantes a Don Quijote. Pero para los haitianos tuvo un precio muy alto.

(*) Javier Bustillos Zamorano es periodista