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Desempleo y aumentos salariales

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Romer Bello Bernal

En Bolivia, el tema de los incrementos salariales para los trabajadores es un asunto recurrente que se aborda cada año. La Central Obrera Boliviana (COB) presenta propuestas de aumentos salariales, basadas en porcentajes que consideran justos y necesarios para garantizar el bienestar de los trabajadores. Éstas son evaluadas por el Gobierno, que debe sopesar diversos factores económicos y sociales antes de tomar una decisión final.

La Cámara Nacional de Industrias (CNI) ha expresado que un aumento salarial resulta inviable y propone congelar los salarios durante 2024. Argumenta que un incremento podría impulsar la recesión económica, fomentar el contrabando, provocar la pérdida de inversión privada y la reducción de empleos. Por su parte, la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP) y la Federación Departamental de la Micro y Pequeña Empresa La Paz (Fedemype) advierten que un alza sería inviable y podría llevar a recortes de personal. La Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) señala que en este momento no es adecuado adoptar posturas radicales, sino más bien buscar la articulación de demandas para encontrar equilibrios que satisfagan las necesidades de los trabajadores sin perjudicar la estabilidad de las empresas.

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El último decreto supremo relacionado con el incremento salarial fue aprobado en 2023, estableciendo un aumento de hasta 3% en el haber básico (HB) y de 5% en el salario mínimo nacional (SMN).

Cuando el presidente Luis Arce asumió el cargo en noviembre de 2020, la tasa de desempleo se situaba en un 8,4% y el incremento a los salarios se mantenía congelado. Sin embargo, gracias a las políticas y medidas económicas implementadas por el Gobierno para reconstruir la economía, se lograron reducir las tasas de desempleo y aumentar los salarios de los trabajadores, a pesar de las fluctuaciones y la recesión económica global.

Para demostrar que un alza salarial no necesariamente conduce al desempleo, como afirman los empresarios privados del país, consideremos los periodos de 2021 a 2023, años en los que se aplicaron incrementos. Durante este periodo, la tasa de desempleo urbano abierto disminuyó del 8,4% en 2020 al 3,6% en el tercer trimestre de 2023.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021 se aumentó el SMN en un 2% respecto al año anterior, con una tasa de desempleo del 5,2%; en 2022, el alza fue del 4% y la tasa de desempleo se redujo al 4,3%; finalmente, en 2023, el incremento fue del 5% y la tasa de desempleo alcanzó el 3,6% en el tercer trimestre. Estos aumentos no se tradujeron en un aumento de la tasa de desempleo.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su informe titulado Panorama Laboral 2023-América Latina y el Caribe, Bolivia (3,6%), junto con Nicaragua (3,3%) y México (3%), registraron las tasas más bajas de desempleo en la región hasta el tercer trimestre de 2023. Las tasas más altas correspondieron a Colombia (9,4%), seguido por Chile (8,9%) y Costa Rica y Uruguay (8,1%).

La teoría económica nos indica que un aumento en la producción eleva el nivel de empleo, lo que resulta en una disminución de la tasa de desempleo. En este sentido, las políticas actuales del Gobierno se centran en la industrialización con sustitución de importaciones y una amplia diversificación de la base productiva del país, abarcando no solo el sector agropecuario, sino también la minería, los hidrocarburos, las manufacturas y los servicios. Se observa una diversificación en varios proyectos productivos, como las plantas de biodiésel, el Mutún y el complejo industrial de la química básica de los derivados del litio, entre otros.

En la gestión 2024 y en adelante es fundamental que los empresarios busquen el bienestar de sus trabajadores, ya que ello está directamente relacionado con su productividad y motivación. Los trabajadores que reciben incentivos salariales tienden a rendir mejor. Por lo tanto, existe una estrecha relación entre la inversión en salarios y los resultados obtenidos por la empresa. Además, los datos demuestran que los incrementos salariales durante el periodo analizado no han generado desempleo.

(*) Romer Bello Bernal es economista