Libertarios: Riqueza para pocos o liberalismo de kínder
La causa libertaria está bastante lejos de ser convincente y no deja de ser un discurso ideológico muy elemental

Jaime Jordán Costantini
De pronto emergieron los libertarios en el país, aparentemente emulando a Milei. Los libertarios se basan en su creencia fanática de que las fuerzas de mercado, actuando espontáneamente, crean riqueza sin requerir la participación del Estado.
Las propuestas libertarias para crear abundancia y capital comprenden eliminar impuestos y aranceles, disminuir burocracia, privilegiar al capital extranjero, respetar el derecho a la propiedad. Y el milagro tendrá lugar, la abundancia de capital vendrá.
Estoy plenamente de acuerdo en el respeto a la propiedad privada; es más, creo que la propiedad privada es uno de los fundamentos más maravillosos de la convivencia humana. Toda persona aspira a tener una casa bien montada, un empleo, crear una familia y llevar una vida laboral decente. Pero eso no significa que esté de acuerdo con crear una concentración de propiedad en beneficio de una oligarquía que domine la vida política y económica.
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En este artículo entregaré información adicional sobre la creación de riqueza en la práctica, en base a dos experiencias históricas que ha vivido Bolivia: el período 1986-2005, de políticas neoliberales, y el periodo 2006-2019, donde se coloca de relieve la importancia del Estado.
Vamos a entender por riqueza el stock de capital de una sociedad, definido por un diccionario de economía como “el valor de máquinas y equipos en fábricas, construcciones, medios de transporte de cargas y pasajeros, red vial y ferroviaria, viviendas, redes de agua potable y alcantarillado, tierras habilitadas para la producción agrícola, edificios y otro conjunto de activos que ayudan al proceso productivo”.
La información sobre stock de capital se encuentra procesada y sintetizada por la Universidad de Groningen, en lo que los economistas popularmente llamamos las tablas de PennWorld. En ellas están las series del stock de capital de Bolivia, entre otros países, a las que se puede acceder en el sitio web: pwt10.01/Penn World Table and Development Center.
Los datos son muy reveladores. Cuando reinaba el libre mercado en la economía boliviana (de 1986 a 2005), la riqueza del país aumentó en $us 39.317 millones, eso significa que en promedio se adicionaban a la riqueza nacional $us 2.069 millones por año. Sin embargo, entre 2006 y 2019, ese incremento fue de $us 100.889 millones, o sea que cada año se agregaban a la riqueza nacional $us 7.761 millones. Lo que quiere decir que entre 2006 y 2019, cada año se aumentó a la riqueza nacional casi cuatro veces más que en la época de libre mercado. Son datos duros y reales, y desmienten las conclusiones libertarias.
¿Esto quiere decir que entre 2006 y 2022 la inversión privada desapareció? ¡No! En esos años la inversión privada fue un 44% de la inversión total, de acuerdo con las cuentas nacionales que elabora el INE. Es de sobra conocida la evidencia de que la dinámica de la inversión pública y privada está relacionada. Un aumento de inversión pública trae oportunidades para la inversión privada.
¿Eso significa que a los libertarios no les interesa crear riqueza? ¡No! Les interesa muchísimo, pero solo para algunos pocos. ¿Cómo se puede probar este punto? Con el índice Gini de concentración de renta. Este índice sube cuando hay una mayor concentración de la renta. Entre 1990 y 2005, el índice Gini aumentó desde 42 a 58, eso quiere decir que el nivel de concentración de la renta se elevó y, por tanto, la escasa riqueza que se creó fue a parar a pocas manos. Otro indicador es la extrema pobreza que, de acuerdo con el INE, en 2005 comprendía a 38,2% de la población y en 2018 bajó a 15,2%. Los libertarios son bastante buenos para crear pobreza.
Francamente, la causa libertaria está bastante lejos de ser convincente y no deja de ser un discurso ideológico muy elemental y muy apartado de la realidad. Es simplemente una defensa de las élites privilegiadas para crear un sistema económico que acumula capital en su beneficio y crea pobreza para la mayoría.
(*) Jaime Jordán Costantini es doctor en Economía y docente universitario