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Friday 6 Dec 2024 | Actualizado a 09:56 AM

Proyecciones y crecimiento

Miguel Marañón Urquidi

/ 14 de mayo de 2024 / 10:43

Se conoció el crecimiento de la economía en 2023, que alcanzó a 3,1%, por encima de las proyecciones de los organismos internacionales, los cuales pronosticaron que no debía pasar del 2,4%. El Banco Mundial (BM) proyectaba un crecimiento para el país de 1,8%, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) preveía un 2,2% y el Fondo Monetario Internacional (FMI) fue más optimista y proyectó un 2,4%. Las diferencias se dan en el siguiente sentido: con la más pesimista existe una brecha de 1,3% y con la más optimista, de 0,7%, vale decir que la economía boliviana creció más de lo previsto.

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Pero estas diferencias de proyecciones y de crecimiento económico efectivo no solo se dieron en 2023, sino también en gestiones pasadas. Como dicen algunos colegas economistas, no le achuntaron ni una. Pero estas diferencias no solo se dan con Bolivia, comparando la misma gestión en el caso de Argentina, se tiene que la proyección de su crecimiento negativo era de -1,1%, pero efectivamente decreció en -1,6%.

La incógnita surge: ¿Cómo es posible que estos organismos internacionales no logren que sus proyecciones por lo menos se acerquen a lo datos reales? Más aún porque cuentan con profesionales economistas y financieros muy prestigiosos y con bastante experticia en el ámbito internacional.

Sin embargo, debemos mencionar que estos organismos basan sus proyecciones en modelos econométricos que destacan o son ejercidos en el ámbito de una corriente liberal y globalizada. Así tenemos, como ejemplo, que para estos organismos los conflictos bélicos ejercen condicionantes negativas para la economía, generando inflación debido al incremento del precio internacional del petróleo, pero en nuestro país este aumento no tiene suficiente impacto en los precios del mercado interno, debido a la subvención que realiza el Estado; para poner números, con fines didácticos, si la subida de la cotización del petróleo para los organismos internacionales afecta negativamente al crecimiento de la economía internacional en -2%, en Bolivia ese efecto solo será de -0,5% debido a la subvención.

Otro dato que puede ser relevante es la tasa de interés. Cuando vemos que en la mayoría de los países la tasa de interés se eleva (incluso alcanzando cifras récord), esto “desanima” a los empresarios, disminuyendo de esta manera las inversiones en nuevos proyectos, sin embargo, en nuestro país, cuando el Estado incentiva al mercado financiero mediante el incremento de los fideicomisos para de esta forma disminuir las tasas de interés, los inversionistas y empresarios tienden a aumentar proyectos productivos e innovaciones.

Como se puede apreciar, la metodología de estos organismos está orientada o basada en economías “liberales”, sin considerar las excepciones de aquellos países en los cuales la participación del Estado ha logrado que los aspectos y las variables negativos tengan una menor influencia en el desarrollo de la economía. Por ello, las proyecciones de crecimiento de los organismos internacionales no reflejarán la realidad de países como el nuestro, donde el Estado juega un papel muy importante.

(*) Miguel Marañon es economista

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Socialistas vs. libertarios

Miguel Marañón Urquidi

/ 15 de junio de 2024 / 01:15

Cuando se analizan las acciones económicas de los países, se tienen datos fríos (financieros) que tienen que ver generalmente con el desempeño monetario y/o con los registros contables financieros; por ejemplo, tenemos el déficit fiscal, el incremento o decremento del PIB. Paralelamente a estos datos, se tienen las estadísticas sociales, ahí tenemos la disminución de la pobreza, la equidad económica y otros que afectan al ser humano como parte de una sociedad.

Tenemos que las dos principales economías de Sudamérica (Argentina y Brasil) tienen como presidentes a representantes de ideologías antagónicas (libertarios y socialistas del siglo XXI), estas corrientes económicas radicalmente opuestas tienen sus datos financieros y también sociales, ambos son una representación, simbolismo y representatividad de economías emergentes de América latina.

Tenemos que el primer trimestre, la economía de Brasil creció 0,8%, superando con esto a Italia para convertirse en la octava economía del mundo; pero este crecimiento no solo se dio en los “datos fríos”, sino que se dio por aplicar políticas sociales: su economía creció por el incremento del consumo de las familias, y también destaca el crecimiento del sector agrícola, entre otros.

En el caso de Argentina, el crecimiento en el mismo periodo fue de 0,7%, sin embargo, el consumo de los hogares argentinos disminuyo en 4,1%, esto debido a la liberación de precios y la disminución de los subsidios, empero, sus defensores dirán que se logró un superávit fiscal después de varios años, aunque resulta que el mejor logro económico de Milei fue porque no pago los servicios, transfirió el pago para el siguiente trimestre. Vaya logro.

En cuanto a los niveles de pobreza, Brasil disminuyó de 31,6% a 27,5% y la indigencia llego a 4,4%. Mientras que la Argentina de Milei subió la pobreza de 44,7% a 55% y la indigencia se elevó de 9,6% a 11%. Como se puede ver, los datos sociales tienen una mejor perspectiva en Brasil que en Argentina.

El liberalismo promueve la “libertad económica” y cuando el empresario tiene esa libertad, su primera opción es vender al extranjero, porque los precios son mejores en los países desarrollados que en el mercado interno. Vale decir que los privados no tienen como prioridad abastecer el mercado interno, su prioridad es obtener la mayor ganancia posible y eso es vendiendo su producto en el exterior, y paralelamente pregonan que el Estado no puede subvencionar a ningún sector (esto implica el no dar bonos sociales a sectores sociales) y por tanto la generación de riqueza llega a muy pocos.

En el caso de los gobiernos progresistas o socialistas del siglo XXI, se fomenta el mercado interno, incrementando los ingresos de sus habitantes (oferta) mediante la redistribución de los ingresos de subsidios a sectores pobres de la sociedad, pero también fomenta la demanda protegiendo el mercado local, con subvenciones a los hidrocarburos y otros, logrando una inflación baja para que los ingresos de las familias mantengan el poder adquisitivo y de esta manera consuman la producción de los empresarios; cabe mencionar que con estos gobiernos no se prohíbe exportar, los privados que quieren exportar simplemente tienen que subir su producción.

Miguel Marañón es economista

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Bolivia y Chile, ¿aliados de Irán?

Miguel Marañón Urquidi

/ 20 de abril de 2024 / 00:06

En el accionar de los libertarios, sus acciones sorprenden cada vez más, no solo por lo fantasioso de sus datos, sino por vulnerar normas internacionales que incluso afectan a los derechos humanos. Recordemos cómo, sin ruborizarse, Milei indicó que el comunismo había matado a mas de 100 millones de personas en el mundo, dato que nadie sabe de dónde sacó o cómo se calculó, simplemente lo afirma y sus seguidores lo aceptan como algo irrefutable.

Pero este libertario no paró ahí, resulta que pregona al mundo que su ideología apoya al accionar de Estados Unidos y de Israel; en retribución, el gobierno israelí lo nombra “embajador de la luz”. Por este respaldo a estas dos potencias, y tras el ataque de Irán a Israel, el presidente argentino canceló su gira por Europa y convocó al gabinete de “emergencia”.

Casualmente, después de la mencionada reunión, salió la ministra de Seguridad de Argentina indicando que en Bolivia existen 700 miembros de la guardia Quds (brazo armado del Estado Islámico iraní) y también afirmó que en Chile había la presencia del grupo chií Hezbolá, grupo considerado terrorista por Estados Unidos e Israel; este dato, al igual que las “muertes que ocasionó el comunismo”, no se sabe de dónde lo obtienen.

Coincidentemente, en estos dos países gobiernan partidos de izquierda y son los dos con importantes reservas de litio; no olvidemos que la jefa del Comando Sur, la general Laura Richardson, estaba “muy preocupada” que los gobiernos de Chile y Bolivia tengan conversaciones adelantadas con China y Rusia para poder iniciar la industrialización del litio.

En este sentido, cuando la escalada bélica en Medio Oriente va subiendo de tono y las potencias mundiales como Estados Unidos y Europa van tomando protagonismo directo en las confrontaciones, es muy importante (para las potencias occidentales) que países como Bolivia y Chile no se “atrevan” a querer negociar con sus enemigos potenciales (China y Rusia), para lo cual el eslabón principal es tener en Bolivia y Chile a gobiernos libertarios que al igual que Milei se alineen a los designios de Estados Unidos e Israel.

En este sentido, las declaraciones de la ministra argentina no solo son palabras emitidas por error o por la calentura del momento, considero que son parte integral y global para debilitar a los gobiernos progresistas, como los de Bolivia y Chile, mediante todos los medios posibles, en ese sentido, pensar en una intervención militar bajo el pretexto de “ataque preventivo”, tal y como lo hacen Estados Unidos e Israel; no es descabellado, ya que la compra de 24 aviones F-16 de combate por parte del gobierno argentino, no es para incentivar el turismo o la paz: los aviones de guerra son para la guerra.

Latinoamérica debe tener cuidado, ya que los libertarios imponen sus ideas y acciones por las buenas, pero más por las malas, sin importarles si rompen normas internacionales; no olvidemos cómo Ecuador intervino policialmente la embajada de México y en acción similar, Israel bombardeó la sede diplomática de Irán en Damasco, o sea, acciones como esas pueden replicarse en Latinoamérica.

Miguel Marañón es economista.

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Argentina y su 21060

Miguel Marañón Urquidi

/ 30 de diciembre de 2023 / 06:45

Después que el gobierno de la UDP ocasionara una hiperinflación que batió récords incluso a nivel mundial, más de 8.000% en la gestión 1985, el gobierno libertario del MNR aplicó una política de shock teniendo como base principal el Decreto Supremo 21060, similar a lo que actualmente está aplicando el presidente argentino Milei.

No olvidemos que la principal oposición a las medidas de shock son las movilizaciones de los sindicatos y gremios de trabajadores, una de las primeras medidas fue el despido de los trabajadores, la reacción fue de “quien corta no cobra”, en alusión a que los trabajadores que bloqueen no recibirán la ayuda del gobierno; lo paradójico es que el discurso de Milei decía que los subsidios a los argentinos los convertía en “flojos”, ya que percibían ingresos sin trabajar, sin embargo, los subsidios siguen vigente en Argentina.

La lógica o la teoría de las políticas de shock tiene dos ramas: lo estatal y lo privado. En lo estatal se reduce el Estado (despido de funcionarios públicos) porque la participación del mismo solo se limita, en el mejor de los casos, a la regulación, que se la realiza con un número mínimo de funcionarios, los demás engrosan el ejército de desocupados.

En lo privado, el “reactivar” la producción pasa por la reducción de los gastos de producción y lo más fácil es abaratar la mano de obra, ya sea mediante el despido de trabajadores o, en el mejor de los casos, la reducción de los salarios y la desaparición de los beneficios sociales; nunca se observó que los empresarios amplíen su inversión y de esta manera mantener la cantidad de obreros (que sería otra opción de incrementar la producción).

Estas medidas, como consecuencia lógica, hacen que la población incremente el número de desocupados y una buena parte de la sociedad no cuente con ingresos monetarios para consumir los productos del mercado. Cuando una población no tiene ingresos suficientes para comprar, la opción de los productores será la exportación, vale decir que la producción se enviará al exterior y el mercado interno podrá abastecerse de las “demasías” de los productos de exportación, o sea, consumirán lo que los consumidores externos “no quieran consumir”. Esto ya lo vivimos en Bolivia con el 21060, donde la prioridad era lo mencionado por el tristemente célebre Goni: “exportar o morir”.

La opción o “libertad” de escoger de los desocupados se limitará a dedicarse a la informalidad comercial, la delincuencia (a lo que más probablemente se dedicarán para cubrir sus gastos esenciales) o lo que dijo Milei: a vender sus órganos.

La principal variable para que exista “libertad económica” es que los ciudadanos cuenten con ingresos monetarios para que tengan la verdadera libertad económica de poder escoger, qué y cuándo consumir; el contar con tres opciones: delincuencia, vender su cuerpo o parte de su cuerpo, o morir, no es libertad.

Miguel Marañón Urquidi  es economista

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Libertad económica y opresión estadística

Miguel Marañón Urquidi

/ 26 de septiembre de 2023 / 08:51

Días atrás salió el informe anual sobre la libertad económica del Instituto Fraser y del centro de estudios Populi. La población debe tener en cuenta que los indicadores de ese documento tienen un carácter político ideológico más que económico propiamente dicho.

La base ideológica del neoliberalismo establece que el mercado, a través de la oferta y la demanda, soluciona todos los problemas económicos y también logra una distribución óptima de los recursos, de acuerdo con las actividades que realizan los ciudadanos; es en este sentido que los países que tienen un modelo económico que contradice estos principios ideológicos siempre van a recibir una calificación negativa. Para estas entidades la ciencia económica es una ciencia exacta donde el factor social no es considerado como una variable importante, sino como una variable más, a ellas por ejemplo no les interesa la función del Estado, solo ven su tamaño (número de ministerios y de funcionarios), vale decir que analizan bajo una sola óptica, números fríos.

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Indican que en Bolivia “no existe” la posibilidad de hacer negocios, invertir, exportar y generar riqueza, afirmación que carece de sentido, ya que con el Modelo Económico Social Comunitario y Productivo (MESCP) las exportaciones se mantuvieron muy por encima a las registradas durante la vigencia del modelo neoliberal que promovía políticas liberales; al respecto, las exportaciones de 2022 batieron récord de $us 13.671 millones, destacando las ventas externas de la industria manufacturera con 51% de participación, lo que demuestra que con el MESCP el país da la posibilidad de hacer negocios de forma libre, porque cada exportador decide la actividad a la que se va a dedicar.

Afirman que en nuestro país se “despoja de sus bienes” a los inversores privados y que los inversionistas extranjeros tienen “miedo” de invertir en Bolivia, sin embargo, no quieren ver los datos de la inversión de capitales extranjeros que en 2021 y 2022 superaron los $us 900 millones. Para no desaprovechar estos datos de “libertad económica” no falta el oportunismo de los eternos “analistas económicos” que resaltan, por ejemplo, que en Bolivia se perjudica al comercio internacional, los cupos de exportación y que la burocracia estatal es la que determina “qué comprar y dónde comprar”, pero cuando se mezclan los intereses políticos con el análisis económico se omite mencionar que el sector ganadero está exportando carne como nunca antes y se aplican los “cupos” solo cuando los productores desabastecen el mercado interno.

Respecto a los datos sociales, nos informan que con “el liberalismo” se reducen más rápidamente los niveles de pobreza, se mejoran los ingresos de las personas y el PIB crece mucho más, afirmación que no tiene sustento en el caso nacional, ya que desde la aplicación de nuestro modelo la pobreza de 60,6% en 2005 bajó a 36,4% en 2021, y la pobreza extrema se redujo de 38,2% a 11% en el mismo periodo; el ingreso per cápita se mejoró conjuntamente una mejor redistribución de los ingreso,s lo cual se expresa con la mejora del índice de Gini, que pasó de 0,6 a 0,4, lo cual evidencia la reducción de la desigualdad.

En este sentido, la “opresión” de las estadísticas neoliberales solo se basa en números como si la economía fuera una ciencia exacta, olvidando que es una ciencia social y prioridad de los gobiernos el mejorar la calidad de vida.

(*) Miguel Marañón es economista

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La desesperación del FMI y de EEUU

Miguel Marañón Urquidi

/ 9 de septiembre de 2023 / 04:48

La gestión 2023 empezó para Argentina con una gran presión respecto a su deuda externa, ya que las dificultades de la pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania, los cambios climáticos y sobre todo el descontento social, así como la disminución de sus reservas internacionales, ocasionaron el incumplimiento de las metas vinculadas del programa de pago de la deuda internacional de ese país con el Fondo Monetario Internacional (FMI), vale decir que al segundo trimestre de este año Argentina nuevamente estaba al borde del default financiero.

El default es el término económico y financiero empleado en economía para mostrar la situación que ocurre cuando un deudor incumple con el pago de sus obligaciones crediticias con sus acreedores o prestamistas; en este sentido, los países, al igual que las familias y personas, están sujetas a indicadores financieros que establecen las entidades financieras y una de las principales es que de acuerdo a los ingresos se asigna el nivel de endeudamiento de los países, familias y personas.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) establece que el nivel “optimo” de endeudamiento no debe sobrepasar del 50% del Producto Interno Bruto (PIB), deuda por encima de este parámetro está sujeto a un análisis muy profundo respecto a seguir otorgando crédito a los países infractores, en el caso de Argentina su deuda supera el 80% de su PIB, lo cual se refleja en las “dificultades” para poder pagar la deuda mencionada, el acceso a nuevos endeudamientos tendría que ser muy difícil, por no decir “imposible”.

Pero para sorpresa de muchos, el FMI otorgó a la Argentina un crédito nuevo por $us 7.500 millones, contraviniendo los parámetros emitidos por ellos mismos, pero ¿será que el FMI ablandó su corazón o tendrá otras intenciones?

Es ahí donde surge la “coincidencia”, cuando Argentina es aceptada como miembro activo del grupo de los BRICS, que tiene como uno de sus objetivos principales romper la hegemonía del dólar americano en el comercio internacional y “construir un mundo multipolar” con varias divisas (dólar americano, yuan, euro y otras divisas), vale decir que el FMI prefiere seguir arriesgándose con Argentina (la segunda economía más grande de Sudamérica), para que este país siga siendo dependiente, en su comercio internacional, del dólar americano y no tenga la opción de utilización de otras divisas como el yuan.

No olvidemos que Estados Unidos utiliza las sanciones financieras contra países que considera “poco amigables” para ejercer presión sobre temas políticos, sociales y económicos, el claro ejemplo es Venezuela, Estados Unidos sanciono a este país debido a que considera a su gobierno “no democrático” y congeló las cuentas y activos del país sudamericano ocasionando una falta de liquidez para poder importar suministros, incluso tiene dificultad para importar medicinas, todo por las sanciones norteamericanas.

Estas sanciones y bloqueos financieros están siendo muy cuestionados por los países, los cuales buscan alternativas para que su comercio sea más fluido y no tenga que depender de países y organizaciones que cuando ellos consideren que cometieron fallas sociales, políticas o económicas puedan prácticamente bloquearlos económicamente, para crear malestar social y que puedan ser derrocados, en este aspecto los BRICS es la mejor opción para eludir estas sanciones, la mayoría de las veces injustas y con mucho contenido ideológico.

Miguel Marañón Urquidi es economista.

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