¿Dólar fuerte: deuda insostenible?
El grupo de países que más ha lanzado una ofensiva verbal contra el dólar son los BRICS
Gabriel Loza
Si a un anarcoeconomista le hablan de una economía que, entre 2022 y 2023, ha tenido un déficit fiscal en torno al 6% del PIB y una deuda pública del 97% del PIB, y que además se proyecta que tendrá una tendencia creciente y que en 2028 el déficit fiscal alcanzará el 6,4% del PIB y la deuda publica el 108,3% del PIB, tendría que aplicar inmediatamente la receta del FMI o de Milei, de recortar drásticamente el déficit fiscal y renegociar su deuda pública. El único problema es que no es cualquier paciente subdesarrollado, sino simplemente se trata del paciente que habla inglés: EEUU.
En marzo de este año salió publicado el informe de la Oficina del Presupuesto del Congreso (CBO por sus siglas en inglés), el cual alerta sobre el peligro de los elevados déficits fiscales y el crecimiento acelerado de la desmesurada deuda pública de Estados Unidos.
Según el informe, el déficit fiscal aumentaría significativamente del 6,2% en 2023 al 8,5% del PIB en 2054. Ese crecimiento es principalmente como resultado del aumento de los costos de los intereses, que suben de un 2,4% del PIB en 2023 al 6,3% del PIB en 2054 y también, en menor medida, de los déficits primarios que se mantienen en torno al 2,2 %.
La deuda en manos del público, impulsada por los grandes déficits fiscales, subiría de un 97% del PIB en 2023 a un 116% en 2034, y luego continuaría creciendo en una tendencia muy empinada, alcanzando el 166% del PIB en 2054.
El gran problema para la Oficina de Presupuesto del Congreso es que, a diferencia del FMI, alerta un peligro inminente para EEUU: “Esa creciente deuda desaceleraría el crecimiento económico, aumentaría los pagos de intereses a los tenedores extranjeros de deuda estadounidense y plantearía riesgos significativos para las perspectivas fiscales y económicas.”
Si se analizara a un país solamente con esos datos, yo por lo menos no compraría títulos de deuda emitidos por el Tesoro por los “aumentos de los pagos de intereses a los tenedores extranjeros”. Sin embargo, EEUU emite su moneda discriminadamente para las transacciones domésticas e internacionales, constituyéndose en la divisa por excelencia no solo para transacciones, facturaciones, emisión de deuda internacional sino como reserva de valor y su uso en las reservas oficiales de divisas.
Según datos del FMI, para el cuarto trimestre de 2023, el dólar se ha mantenido como moneda dominante de uso de reserva con un 58% del total de las reservas monetarias mundiales, aunque con una disminución de un punto porcentual respecto a 2021 (59,3%). Empero, si comparamos su peso con principios de siglo, el dólar representaba el 71,1% de las reservas monetarias oficiales.
El euro continúa con un 20% de importancia, aunque con 0,5 puntos porcentuales menos que en 2021. Este peso se ha mantenido desde fines de 2000. Más lejos en incidencia están el yen (6%), la libra esterlina (5%) y el renminbi, con un 2% (mientras que en 2021 estaba con 2,7%), con similar importancia del dólar australiano y el dólar canadiense. En 2000, el renminbi no figuraba como moneda de reserva internacional.
Parte de las reservas mundiales en dólares están constituidas por títulos del Tesoro de EEUU y los inversores extranjeros poseen un tercio de los títulos del Tesoro en circulación. Sin embargo, esta tenencia de títulos disminuyó puesto que hace unos 10 años la participación era del 50%.
En el contexto actual de incertidumbre geoeconómica, que no se dio ni en la época de la Guerra Fría, la tendencia de varios bancos centrales ha sido aumentar sus tenencias en oro con precios crecientes de la onza troy fina, que han llegado hasta los $us 2.400. Así también Japón, que es primer tenedor de los títulos del Tesoro de EEUU en el exterior, a fines de abril habría vendido unos $us 35.000 millones en bonos estadounidenses, y las tenencias de deuda del Tesoro de EEUU de China, segundo tenedor, cayeron a $us 797.700 millones en enero.
El grupo de países que más ha lanzado una ofensiva verbal contra el dólar son los BRICS, que en la próxima reunión en Rusia, en octubre, “dará la máxima prioridad al programa de desdolarización y tomará medidas para reducir aún más la dependencia de la moneda estadounidense en el comercio transfronterizo entre las naciones”.
Sin embargo, de ahí a desdolarizar todas las transacciones hay un abismo. El gobernador del Fed Christopher J. Waller señala que “las investigaciones sugieren que los inversores extranjeros poseen aproximadamente la mitad del valor en dólares de los billetes estadounidenses en circulación”. Así, es muy probable que los asistentes a la reunión de los BRICS en Rusia lleven dólares en efectivo o en tarjetas de crédito.
(*) Gabriel Loza Tellería es economista, cuentapropista y bolivarista