Plazas del Bicentenario
Carlos Villagómez
En 2025, los gobiernos central y municipales entregarán en cada capital departamental Plazas del Bicentenario en conmemoración a tan significativa fecha. Son, sin duda, proyectos simbólicos de suma importancia para rememorar nuestros 200 años de historia, tanto republicana como plurinacional, que serán expresados en espacios públicos de gran valor ciudadano.
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Comencemos formulando conceptos importantes. Primero: los espacios públicos son vitales para el desarrollo de la vida comunitaria en las ciudades. Estos espacios, como parques, plazas, calles y aceras, permiten que las personas se reúnan, interactúen y participen en actividades sociales, culturales y recreativas. Segundo, y muy importante por las tensiones políticas: los espacios públicos fomentan la interacción social y la cohesión comunitaria, facilitan el encuentro y el diálogo para construir una sociedad más inclusiva y democrática. Tercero: la convivencia en estos espacios genera un sentido de pertenencia y de identidad colectiva entre los habitantes. Cuarto: los espacios públicos son catalizadores del desarrollo económico y social de una ciudad; bien diseñados y gestionados impulsan la actividad comercial y la generación de empleo en las áreas aledañas.
El gobierno municipal ha presentado un esquema de ubicación y de diseño para nuestra Plaza del Bicentenario. Decidió intervenir en una plaza ya existente y consolidada: la plaza Bolivia, cuyas dimensiones no contribuyen a la magnitud simbólica requerida. Para ampliar el área, el municipio diseñó un viaducto (léase un túnel por debajo) en la avenida Arce. Imploro de rodillas que no hagan semejante desatino urbano que no tiene un sustento válido, ni responde a un plan contemporáneo ni sistémico de vialidad urbana. La única vía troncal de nuestra ciudad, colapsada por marchas y bloqueos, será cerrada por dos largos años de obras sempiternas.
Como recién empezaron las consultorías de diseño, es sensato encontrar otro sitio para un proyecto acorde a la magnitud simbólica de una Plaza del Bicentenario para La Paz. Mejor si es un área fuera del centro urbano, que desahogue el tráfico vehicular, que dinamice otros barrios, y represente por diseño y localización la historia social, política y urbana de una ciudad que se ha sacrificado por Bolivia entera durante un largo siglo de tensiones y muertes entre hermanos y hermanas.
No den por cerrada esta decisión municipal. Recuerden que a espaldas de la ciudadanía un gobierno central se equivocó y construyó dos armatostes en la plaza Murillo aspirando simbolizar un proceso revolucionario; solo edificaron símbolos anacrónicos de la concentración urbana capitalista.
(*) Carlos Villagómez es arquitecto