¿Perón y Kirchner, orgullosos del rumbo libertario?
Juan Domingo Perón, Néstor y Cristina Kirchner estuvieron en las antípodas de La Libertad Avanza
Emilia Trabucco
El gobierno volvió a festejar el supuesto superávit financiero, de la mano de su vocero presidencial. Manuel Adorni destacó en su conferencia del 19 de junio que «es la primera vez desde el 2008 que Argentina logra superávit financiero durante cinco meses consecutivos, aún sin haberse aprobado el paquete fiscal».
Como ya tiene acostumbrada a su audiencia, desde el gobierno libertario lanzaron nuevamente una falacia y esta vez fueron por más en la construcción del relato: el vocero agregó que “21 años después, seguramente Néstor Carlos Kirchner estaría orgulloso de Milei y del programa económico liderado por Caputo y su equipo de notables economistas”.
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Una parte del relato es cierta. Cristina Kirchner, expresidenta, lo corroboró en su discurso en Quilmes, en abril: «En este país, en los seis años que hubo superávit fiscal gobernó Néstor Kirchner y quien les habla». «2003, 2004, 2005, 2006, 2007 y 2008. Y en 2008 se cayó el mundo, crisis global. No se pudo sostener». Pero apuntó contra el relato oficial: «Se escuchó al presidente congratularse por el superávit fiscal. Es como no pagar el alquiler, la luz, el agua, las expensas. ¿Superávit de dónde? No tienen superávit”.
Lo que el gobierno libertario omite decir es cómo se está logrando, más allá de las deudas que lo niegan, el ahorro de las arcas del Estado. Fueron los recortes o “licuación” en jubilaciones, ayuda social y fondos provinciales lo que explica en mayor medida la disminución del “gasto público”; eso sí, los fondos para pagos de intereses de deuda no los tocaron. Muy lejos está su estrategia de la instrumentada en aquellos años de superávit fiscal durante los años de los gobiernos kirchneristas.
La falacia lanzada por el vocero, en un marco de intentos de instalar un discurso de exitismo económico, llega en momentos donde el FMI publica su informe sobre la situación argentina, a días de aprobar el desembolso de $us 800 millones. Aunque el organismo “festeje” el cumplimiento de metas en relación al superávit, lo define como “endeble”, vuelve a señalar los riesgos de hacerle pagar el ajuste a los que menos tienen —exigiendo a la vez bajar aún más los subsidios, poner más alta las tarifas y cobrar ganancias— y “recomienda” al gobierno levantar el cepo y liberar todas las restricciones cambiarias.
Ello hace prever un panorama complicado para el gobierno, ya que las proyecciones aseveran un rebote inflacionario para el mes que viene —golpeando sobre eje central de su relato—, una profundización de la recesión y una posible segunda devaluación de la moneda local, paso necesario para responder a las exigencias del Fondo, el verdadero digitador de la política económica del presidente y su ministro de Economía, Luis Caputo.
Lo cierto es que los y las trabajadoras en Argentina conocieron en diciembre las consecuencias de un 118% de devaluación de la moneda local, lo que significó cerca del 50% de pérdida real de su poder adquisitivo, situación que se fue agravando con el correr de los meses, aunque los libertarios se esfuercen en demostrar lo contrario. Milei declaró el 19 de junio que «ya van dos meses donde la evolución de los salarios y las jubilaciones le gana a la inflación», asegurando que en la segunda mitad del año bajará la cantidad de pobres.
No hace falta ser economista para reconocer la falsedad de las declaraciones. No hay ningún indicador económico que permita afirmar que “el sacrificio” al que intenta someter al pueblo argentino logre la esperada y falsa recuperación. Lo cierto es que ni el FMI puede declarar a su favor y las ganancias extraordinarias de las grandes empresas demuestran que no todos están haciendo el sacrificio que pide reiteradamente el gobierno.
Cristina Kirchner analizó el rumbo de la política del Ejecutivo como un “experimento anarcocapitalista”. Ya transcurridos seis meses de gobierno libertario, está claro que sus resultados no dejarían orgulloso a Néstor Kirchner, como pretende el vocero presidencial. Estamos ante modelos opuestos de país, donde las profundas transformaciones económicas y, sobre todo, políticas, ameritan comprender qué está en juego, detrás de las falsas contradicciones que inundan la agenda pública.
Juan Domingo Perón, Néstor y Cristina Kirchner estuvieron en las antípodas de La Libertad Avanza. Solo pueden sostener este relato aquellos cuyo objetivo es destruir, también desde las propias filas, la herencia de una reserva material y moral necesaria para rearticular el proyecto de las mayorías.
(*) Emilia Trabucco es psicóloga, magister en Seguridad de la Nación, analista de CLAE Argentina, directora del Área de Universidad, Género y Trabajo del IEC-CONADU