Propuestas indecentes
Lucía Sauma, periodista
El municipio de La Paz ha propuesto cambiar las placas de los vehículos. Justifica esta medida arguyendo que así se evitaría la clonación de autos chutos. Asimismo, ha dado una serie de especificaciones sobre las nuevas placas, por ejemplo que tendrán medidas de seguridad visibles e invisibles. Entre las que se verían a simple vista están el contorno con una línea azul para vehículos privados y roja para automotores del servicio público, así como un “holograma personalizado adherido a la placa”. Entre las invisibles estaría el contorno del escudo de Bolivia que solo podría verse bajo la luz ultravioleta. ¿Cuál será el costo de cada placa? La respuesta parece una broma: $us 40 por placa. Nadie se atrevió a preguntar: ¿A qué tipo de cambio?, porque entonces la broma se tornaría muy pesada.
Consulte: Mire la calle
En la propuesta a nivel nacional presentada por las autoridades municipales paceñas, también se dio un dato interesante que nos pone a multiplicar: el parque automotor de todos los municipios de Bolivia tiene registrados a dos millones cuatrocientos setenta mil motorizados en el padrón de contribuyentes legalmente establecidos. Multipliquen esa cantidad por 40, a cualquier tipo de cambio, la cantidad siempre será jugosa.
Arguyen que es necesario cambiar las placas para evitar la clonación de las mismas. ¿Qué clonación necesitan las placas inexistentes? Vaya usted por donde vaya, calle, avenida, suburbio, ciudad grande, intermedia o pequeña, póngase a contar cuántos vehículos pasan sin placa. No se asuste, ni piense que contó mal. La realidad es muy dura: de cada 10 autos, minibuses, colectivos que circulan, por lo menos cuatro no tienen placa.
Antes de cambiar placas vigilen que los motorizados que circulan a vista de las autoridades tengan este sistema de identificación vehicular. Que las tengan adelante y atrás. Que estén debidamente colocadas. Hace unos días vi que a las motocicletas se les ha dado por colocar la placa de costado, en uno de los pedales, otra la llevaba a un lado sobre su caja de delivery. Cada vez son más los minibuses que no tienen la placa de atrás, otros la colocan en cualquier otra parte, menos en el lugar indicado, siendo muchos más los que tienen la placa borroneada a propósito. Nadie vigila, nadie controla esta falta. Antes de proponer cambiar placas, controlen que los vehículos las porten y las coloquen donde deben estar.
Como nota final y con un toque de advertencia y pícara curiosidad pregunto a los contribuyentes: ¿Quién pagará las placas? ¿$us 40, a qué tipo del cambio?
(*) Lucía Sauma es periodista