Injerencia cantada
El Gobierno de EEUU representa los intereses de pequeños grupos de poder económico que gracias al régimen capitalista del mundo, hoy manipula los millones de esferas de la vida de la madre naturaleza y la humanidad. Sin duda que este régimen está en crisis, pero de ninguna manera está dispuesto a dejar de tener el autoplacer morboso y pervertido de sentirse dueño del planeta.
En tanto y cuanto las practicas sádicas de este grupito de élite mundial se mantengan en su privado, allá ellos y ellas con sus fantasías. El problema es que lo estrellan contra billones de seres humanos y humanas, a quienes están dispuestos a torturar y matar si no les satisfacen calladitos y calladitas. Eso es lo que hoy está viviendo el pueblo venezolano, que es sometido a más de 900 sanciones. Fue robado el dinero que tenían en bancos extranjeros e incluso fue prohibida la venta de mascarillas y vacunas a Venezuela, en plena pandemia del coronavirus. Es un pueblo valiente que soportó en sus cuerpos toda esta tortura cotidiana, castigo impuesto por no someterse a la voluntad del poder imperialista del capitalismo mundial, que hoy tiene en EEUU a uno de sus representantes.
Las elecciones de Venezuela tienen un antes, durante y después, fuimos invitadas a ser veedoras y observadoras de este proceso sobre el cual, en cada paso de la información recibida, estuvimos informando en nuestras redes. Es un sistema blindado en cuanto a lo que se refiere a retratar fielmente la voluntad popular, demostrar los resultados y recibir cualquier tipo de auditorías sobre la veracidad de cada voto. Los resultados iniciales muestran un número de abstención que subió desde la última votación, pues en Venezuela no es obligatorio votar, es un derecho del pueblo. Debido a tantas sanciones y bloqueos, claro que subió la abstención y bajó la votación de Maduro, pero al 80% de los resultados, el Consejo Nacional Electoral (CNE), que por ley es el único que puede darlos, proclamó —por esa tendencia irreversible de votos— a Nicolás Maduro presidente electo de Venezuela, sufriendo un hackeo de la web del CNE y la retardación de transmisión de datos.
La democracia ya es un instrumento que los pueblos aprendimos a manejar y ese es el problema para el régimen imperialista del capitalismo, por eso donde no pueden ganar, adelantadamente gritan fraude. Ya lo hicieron en Bolivia, hoy lo hacen en Venezuela. No les interesa verificar los resultados, hasta hoy en Bolivia siguen gritando fraude, cuando se demostró que nunca hubo tal hecho y que las autoridades electorales fueron injustamente maltratadas por los fascistas bolivianos. Eso sucede hoy en Venezuela, repito que no les interesa la verdad de los resultados.
Falta un porcentaje de los votos por ser verificado oficialmente por el CNE de Venezuela, pero miren cómo EEUU ya tiene “su presi” para Venezuela, como en Bolivia se inventaron a la “presi Áñez”. No están dispuestos los y las fascistas a esperar en paz la proclamación oficial del 100% de las actas y realizar todas las auditorías que quieran. No, no les interesa, quieren violencia y cuando no pueden, quieren dar la impresión de violencia en Venezuela, para que se justifiquen más sanciones e incluso una ocupación militar como en Palestina. No quieren la verdad, quieren seguirse masturbando con el dolor de los pueblos. ¡Viva Venezuela soberana!
Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.