El arte de especular
Fernando Chuquimia
La historia de la especulación es amplia y se remonta a tiempos remotos, abarcando diversas áreas como la economía, las finanzas y la filosofía. En sus formas más primitivas, puede rastrearse hasta las civilizaciones antiguas, donde los comerciantes intercambiaban bienes y servicios. En Mesopotamia, por ejemplo, se utilizaban contratos para asegurar el precio de productos agrícolas. Los filósofos griegos, como Aristóteles, discutieron sobre el valor y el intercambio, sentando las bases para el pensamiento económico. En Roma, la especulación se intensificó con el desarrollo del comercio y la banca.
La Revolución Industrial trajo consigo un aumento en la inversión y en acciones de empresas emergentes, aspecto facilitado con la creación de bolsas de valores. La especulación alcanzó nuevas alturas con la aparición de instrumentos financieros complejos y mercados globales. La Gran Depresión de 1929 puso de relieve los riesgos asociados a la especulación excesiva. En las últimas décadas, la especulación ha sido objeto de críticas debido a su papel en crisis financieras, como la reciente caída de los mercados bursátiles internacionales por temores de recesión en Estados Unidos.
Actualmente, el mundo se encuentra afrontando problemas sanitarios, climatológicos, económicos y sociales, los cuales están ocasionando una desaceleración en las economías de los países y las tensiones geopolíticas ralentizan los volúmenes de comercio exterior, desencadenando en mayores tasas de interés, pobreza y desempleo, lo que va acompañado de altas presiones inflacionarias y menor acceso al dinero, generando incertidumbre e inseguridad en la población mundial.
Bolivia, al presentar una economía abierta (exporta e importa), ha sido doblemente afectada, tanto por el contexto internacional adverso como interno. El país atraviesa por una situación coyuntural compleja, producto de la escasez de dólares, impulsada principalmente por la especulación generada por personas inescrupulosas, además del actuar irresponsable de exautoridades, opinadores y medios de comunicación, insistiendo en que el país está en una crisis económica, lo cual ha generado incertidumbre en la población, y se suma el falso incremento descontrolado de precios de la canasta familiar, así como del tipo de cambio del dólar.
Al respecto, nuestro país tiene un tipo de cambio fijo de Bs 6,96 para la venta y Bs 6,86 para la compra de dólares. Lamentablemente, y como consecuencia del arte de especular ante la escasez de esta moneda, se ha creado el mercado paralelo, donde existen distintas brechas entre el tipo de cambio oficial y el cambio paralelo, las cuales son manejadas al antojo de los acumuladores de divisas, según la necesidad del comprador y el aprovechamiento del vendedor.
Ante la problemática del tipo cambiario, así como de las exportaciones e importaciones, el presidente Luis Arce ha convocado a un “Diálogo Nacional por la Economía y la Producción”, con el sector empresarial y productivo, y un “Gabinete Social de la Revolución Democrática y Cultural”, con las organizaciones sociales obreras, campesinas e indígenas originarias, donde se abordarán propuestas económicas para dar soluciones importantes para Bolivia. Asimismo, para responder a la coyuntura adversa global se implementarán acciones inmediatas para dinamizar el flujo de dólares.
Finalmente, considerando que dichas medidas son acertadas y permitirán resolver gradualmente la escasez de divisas, al 7 de agosto, el mercado paralelo del dólar ha disminuido su tipo cambiario de Bs 15 a Bs 10, aspecto que permite evidenciar que el mismo se maneja por la especulación y acumuladores de dólares, donde la principal víctima es la población; en este sentido, es labor de todas las familias bolivianas luchar contra los kamikazes de la información.
Fernando Chuquimia es especialista financiero.