¿Sanciones inminentes de EEUU?
Con las elecciones presidenciales el próximo año, la energía y la economía podrían dominar el ciclo electoral del país
Joseph Bouchard
En medio de una crisis económica, financiera y energética histórica, el gobierno de Arce llamó a Rusia para enfrentar la situación. Bolivia está experimentando su peor contracción económica desde el cambio de milenio, mientras que las reservas de moneda en dólar se han reducido a solo $us 200 millones. En comparación, el Reino Unido tiene $us 112.000 millones en reservas.
En todo el país, el mercado negro de dólares está en auge, con muchos revendedores comprando dólares a un precio 50% más alto que la tasa de cambio oficial. También se han formado filas en las estaciones de servicio del país, ya que los suministros de petróleo de YPFB casi se han agotado. Para mantener bajos los precios del petróleo y evitar una catástrofe política, el Gobierno ha liberado reservas de emergencia e importado petróleo de Rusia.
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Algunas regiones también están experimentando cortes de gas y electricidad debido al racionamiento, con el Gobierno firmando acuerdos de importación con Gazprom, la empresa estatal rusa de gas natural. El año pasado, el Gobierno boliviano incluso firmó un acuerdo monetario con Rusia, pero el rublo, que sigue cayendo, está lejos de llegar a las calles bolivianas. Aún así, Luis Arce ha declarado que “nadie quiere usar el dólar”, mientras la mayoría de los bolivianos se preparan para que la crisis empeore.
Desde la llegada del Movimiento al Socialismo (MAS) al poder, con la contundente elección de Evo Morales en 2005, Bolivia ha aumentado su asociación con Rusia. Mientras tanto, se ha alejado gradualmente de los Estados Unidos.
Rusia ha buscado amigos en América Latina para ayudar a construir alianzas alternativas frente a su isolación global por su invasión y ocupación ilegal de Ucrania. Hasta ahora, Bolivia ha cumplido su parte, votando abrumadoramente con Rusia en las Naciones Unidas y aumentando sus enlaces geopolíticos con la potencia antidemocrática en Moscú.
El MAS, incluido el presidente Luis Arce, ha culpado de estas recientes crisis nacionales a Estados Unidos y a los “mercados capitalistas volátiles”, sin pruebas. A finales de junio, el país sufrió un intento de golpe de Estado por parte del general del Ejército Juan José Zúñiga. El Gobierno culpa a los estadounidenses, otra vez sin pruebas. Arce, en una entrevista con Russia Today, poco después del fallido golpe, declaró que intereses extranjeros intentaban “volver a un oscuro pasado de dictadura”.
La mayor asociación de Bolivia con Rusia presenta una prueba geopolítica clave para Estados Unidos y la orden liberal internacional. Dadas las tensiones entre los gobiernos occidentales y los gobiernos del MAS desde 2005, se espera desde hace tiempo un momento para mejores relaciones diplomáticas y comerciales. Sin embargo, permitir que Rusia siga financiando su guerra ilegal en Ucrania, y sus otras actividades criminales y antidemocráticas, a través de sus empresas energéticas, podría resultar una costosa apuesta geopolítica, por medio de sanciones estadounidenses contra Bolivia.
Las sanciones probablemente afectarían los precios de la energía y otros mercados cruciales para los bolivianos y podrían causar un gran golpe político a la dominación electoral del MAS sobre el país. La oposición ha criticado a Arce por su cercanía con Rusia, particularmente en temas energéticos, argumentando que el país estaría mejor comerciando con Estados Unidos.
Con las elecciones presidenciales el próximo año, la energía y la economía podrían dominar el ciclo electoral del país y determinar a sus ganadores y perdedores. Los resultados de las elecciones podrían estar determinados por el impacto económico de las sanciones. Arce debe elegir su destino con prudencia.
(*) Joseph Bouchard es periodista canadiense en América Latina, con experiencia de reporteo en Bolivia, Colombia y Brasil