Bolivia Bicentenaria: ¿Hacia dónde vamos?
Diego Pary
La historia de América, en consecuencia de Bolivia, está marcada por un proceso de colonización que transformó profundamente nuestros territorios y sociedades. La llegada de los colonizadores europeos no sólo significó la explotación de los recursos naturales, sino también la imposición de una cultura y una estructura social ajena a las raíces indígenas de nuestro territorio. Este periodo dejó una huella persistente en la configuración política y socioeconómica del país, dando origen a un sistema de exclusión que perduró por siglos.
1825 representa uno de los hitos transcendentales de nuestra historia, la transición de la colonia, de los virreinatos a la república. Los indígenas, a pesar de su participación significativa en las luchas independentistas, fueron marginados de la estructuración política y económica del nuevo Estado, siendo una mayoría de la población. Esta exclusión también se extendió a los obreros y a las mujeres, quienes no tenían voz ni voto en la construcción del nuevo Estado. La República Boliviana fue pensada y creada desde la visión criolla y mestiza, perpetuando desigualdades, limitando el acceso a derechos básicos y a la participación política de la mayoría de la población.
La Revolución Nacional de 1952, como resultado del descontento acumulado por las desigualdades y levantamientos previos, marcó un punto de inflexión en la historia de Bolivia. Se llevaron a cabo reformas fundamentales que intentaron subsanar las fallas estructurales en el nacimiento de la Patria. Se implementó una reforma agraria que redistribuyó las tierras, se nacionalizaron las minas y se promovió la educación universal. Aunque estos esfuerzos representaron un avance para la inclusión, no lograron erradicar completamente las estructuras de exclusión y desigualdad.
La Asamblea Constituyente en el 2006 y la posterior promulgación de la nueva Constitución en el 2009, son dos momentos importantes en el ejercicio de la autodeterminación del pueblo y la reconfiguración de Bolivia como Estado soberano e independiente. Esta nueva Constitución detalla con precisión cada uno de los elementos estructurales que caracterizan al país; entre otros elementos centrales, incorpora la plurinacionalidad como identidad del Estado, así reconociendo la diversidad de pueblos y naciones, otorgando más derechos a los pueblos indígenas, afrodescendientes, mujeres, obreros y otros grupos poblacionales.
Para construir un futuro inclusivo y justo, es esencial no olvidar el pasado. Las persecuciones a los indios, las masacres de mineros y obreros, la desaparición de oponentes políticos, los golpes de Estado sangrientos son parte de la memoria histórica de nuestro pueblo, nos permiten recordar las injusticias y los errores del pasado, nos llaman a evitar y no repetirlos nunca más. El reconocimiento de la memoria viva de nuestros pueblos es un acto de justicia y la base fundamental para la reconciliación y la unidad.
Los elementos mencionados párrafos arriba, no pretenden resumir nuestra vasta historia, sino que nos permiten mirar algunos hitos del pasado para proyectar un futuro, en el cual vislumbremos a Bolivia como un país unido, democrático, desarrollado, respetuoso de la diversidad y en armonía con la Madre Tierra.
En democracia, los partidos políticos son esenciales porque proporcionan identidad política e ideológica a sus líderes y movilizan a la ciudadanía en torno a ideas y propuestas. Sin embargo, en una sociedad plural y diversa como la nuestra, que ha transitado por momentos críticos, amenazando la misma unidad de la Patria y la existencia del Estado, es fundamental que los partidos políticos, los líderes y los ciudadanos no perdamos de vista el objetivo común: primero debe estar siempre nuestro proyecto país Bolivia, y luego los intereses partidarios.
A puertas del Bicentenario, es tiempo que los doce millones de bolivianas y bolivianos, proyectemos para el país una hoja de ruta de 30 y 50 años, que nos conduzca hacia un futuro próspero y de bienestar. Pensemos todas y todos juntos en un proyecto país, en un proyecto Bolivia.
Al iniciar una nueva era de su existencia, Bolivia se enfrenta al gran desafío de reencontrar su unidad, valorando como parte de sus bienes comunes la diversidad política, económica, social y cultural. Podemos avanzar hacia un futuro donde todas y todos tengan un lugar y una voz. En este horizonte, el proyecto país Bolivia, debe ser nuestra brújula, guiándonos hacia un desarrollo integral y sostenible que honre nuestro pasado y abrace nuestro futuro.