Que el pueblo decida
Julieta Paredes Carvajal
Estamos en momentos muy importantes de la historia de la humanidad, esos momentos que ciertamente podemos decir que tenemos la suerte de vivir y estar, en la plenitud de nuestras vidas, plenitud que nos permite poder entender mayores elementos de la realidad, que cuando éramos jóvenes, sin duda, esos elementos se nos habrían escapado.
Ciertamente son momentos de crisis del sistema de dominación y una especie de desconcierto de las organizaciones y movimientos revolucionarios. Entonces, lo que podría ser una oportunidad de construir los procesos revolucionarios, para lograr derrotar este sistema, se vuelve contra nosotros y nosotras mismas. Este sistema de opresiones cada día nos muestra el deseo necrófilo que los alimenta, son personas que constituyen el grupo privilegiado, por este sistema de muerte y que no tienen ningún escrúpulo, no esconden sus angurrias, ni sus contradicciones.
Para enfrentar surge lo insospechado, desde los propios pueblos, que en medio de la desesperación de políticas neoliberales criminales, se gestaban las respuestas y las organizaciones sociales, que se paran delante la impunidad y plantan sus vidas y las de la madre y hermana naturaleza como testimonios, de que en este planeta, la vida debe correr en abundancia y no solo para el mal vivir, de un grupito de ladrones y criminales de la humanidad y del planeta.
A esas violencias estamos enfrentando tanto en Bolivia, Venezuela y Palestina como ejemplo de las luchas que hoy nos hacen figura. Es esa confrontación sobre la que tenemos que tomar posición en Bolivia, pues la llamada democracia, como instrumento de este grupito, ya no les esta funcionando tan bien como otrora. Hoy los pueblos sabemos usar el voto para acumular energías de transformaciones radicales.
En Bolivia estamos ante el planteamiento del referéndum, que en si es un instrumento para ser usado por la voluntad popular, el problema es que hoy, tenemos a las redes sociales de un lado y toda la desinformación y mentiras que trabajan hábilmente y son capaces todavía de engañar pues, por ejemplo el referéndum del 2016 sobre la reelección de Evo, fue olímpicamente manipulado, desde el racismo y desde un purismo hipócritamente cristiano.
Hoy el Referéndum el gobierno, lo plantea como un ardid, lamentamos decirlo pero no somos, tontas, es una trampa para no dejar decidir al pueblo, si quieren o no, al hermano Evo Morales como presidente. Quieren una doble elección. ¡Qué es eso! Aprendieron a mañudear de la derecha y eso no es correcto, basta ir a elecciones con Evo como candidato y que el pueblo decida. ¿A que tienen miedo? ¿A que gane las elecciones y sea el próximo presidente? ¿El indio de nuevo? ¿Eso no se llama racismo y colonialismo izquierdista? Si el gobierno tiene los aparatos y el dinero del Estado para garantizar elecciones limpias y si en realidad, lo que les interesa es la voluntad popular. Entonces es una vergüenza lo que están haciendo y eso duele, porque a algunos y algunas les consideramos compas. Duele e indigna, afirmamos nuestra palabra que el pueblo decida, si quiere a Evo como presidente constitucional del Estado Plurinacional de Bolivia el 2025.
Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.