Voces

Saturday 12 Oct 2024 | Actualizado a 02:31 AM

El ocaso del papel

O sea, hay la necesidad de recrear nuestros hábitos, en este caso específico, por la lectura

Yuri Torrez

/ 9 de septiembre de 2024 / 08:15

El invento del papel se atribuye a Cai Lun, consejero del emperador chino H de la dinastía Han Oriental, el año 105 d.C. El descubrimiento del papel fue una combinación entre la corteza del árbol, tela usada y redes de pescar. Así se perfeccionó y se extendió el papel. Posteriormente, con el descubrimiento de la tinta, los metales y la prensa de tornillo posibilitó a Johannes Gutenberg inventar la imprenta, el año 440, con tipos móviles modernos. Con este invento se hizo el primer libro impreso con tipografía móvil: la Biblia. Así, la imprenta se erigió en un instrumento imprescindible para irrigar ideas en el papel por doquier, pero, la aparición de la red digital supuso un trastocamiento del papel, especialmente para el periodismo, es un momento de inflexión para la adaptación a nuevas formas de informar.

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Cuando estudiaba Comunicación, a fines de los años ochenta, un docente del área de la teoría de la información, nos obligó a leer un artículo que en aquel momento nos parecía de ciencia ficción. El periódico electrónico, así titulaba. Obviamente, leímos a regañadientes ese texto, pero, el tiempo le otorgó la razón al catedrático. Por otro lado, soñamos con tener nuestro periódico para difundir nuestras propias inquietudes asociadas a nuestro oficio en ciernes, empero, el costo de imprimir un periódico se hacía que ese sueño sea imposible.

Hoy, la irrupción de la era digital en el periodismo hizo posible que ese sueño juvenil se convirtiera en una realidad, aunque no es impreso, me posibilitó construir mi propio blog llamado “Hurgando El Avispero”, al igual que una página web, es una forma contemporánea —y (casi) gratuita— de tener nuestro propio espacio periodístico. Quizás, con mayor llegada y, por lo tanto, con más resonancia. 

La penetración de la era digital, a la vez, está afectando a los medios impresos tradicionales, sumado a la crisis económica que supone la elevación de los costos del papel está impulsando inexorablemente a estos medios a acoplarse a los tiempos digitales y rezagando al papel.

Obviamente, tener un libro o un periódico en las manos, palpar con los dedos e inclusive olfatear ese olor a tinta, especialmente en una mañana dominguera calmada acompañando el café matutino, era un placer inconfundible; hoy, ese contacto entrañable con el papel debe ser sustituido por una pantalla de celular o tablet para que ese momento dominguero adquiera un gusto por la lectura. No es lo mismo, pero, como ocurre con otros hábitos en estos nuevos tiempos digitales, trastocan nuestra vida cotidiana; o sea, hay la necesidad de recrear nuestros hábitos, en este caso específico, por la lectura.

Los formatos pueden cambiar, pero lo que no se debe cambiar es la calidad y la responsabilidad periodística. En el caso de La Razón, este salto a la era digital debe ser un desafío para mantener intacto su compromiso con el periodismo, como dice el entrañable Gabriel García Márquez, es el “mejor oficio del mundo”. Hoy, el periodismo a nivel nacional y global está atravesando por una crisis no necesariamente debido la crisis del papel, sino por una especie de liviandad en el tratamiento periodístico que en su afán de competir con las redes sociales y otras formas digitales de informar se están encaminando por el pantanal de los fake news.

Aquí el desafío del nuevo periodismo: pulcritud noticiosa, explicación profunda y opinión reflexiva. Éste fue y sigue siendo el derrotero de La Razón, en este caso, digital, para que el ocaso del papel no signifique el ocaso del periodismo.

(*) Yuri Tórrez es sociólogo

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Un nuevo horizonte financiero

/ 12 de octubre de 2024 / 00:00

En una importante iniciativa que refleja el compromiso del Gobierno Nacional con el bienestar de los bolivianos, el pasado 2 de octubre de 2024 el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Luis Arce Catacora, aprobó el Decreto Supremo Nº 5241, que permitirá a todos los prestatarios solicitar, de forma expresa y voluntaria, la reprogramación y refinanciamiento de sus créditos, estableciendo procedimientos simplificados y ágiles para su evaluación por parte de las entidades financieras.

Se destaca que esta medida surge como respuesta a las dificultades que enfrentan muchos ciudadanos, que fueron afectados económicamente por eventos climatológicos adversos, conflictos sociales y un entorno económico desafiante, percibiéndose que con esta medida, se daría respuesta a la solicitud de los microempresarios y gremiales, incluso a otros sectores que fueron afectados por los citados eventos, que ocasionó que sus flujos de ingresos hayan sido disminuidos y que no pudieron hacer frente a sus obligaciones bancarias de manera normal.

De dicha política financiera, se puede visualizar los siguientes aspectos relevantes a considerar:

Es una herramienta crucial para equilibrar la economía de los bolivianos al permitir la reprogramación y refinanciamiento de créditos, en consideración que se ofrece un alivio tangible a los prestatarios que han visto comprometida su capacidad de pago por circunstancias ajenas a su gestión financiera, esto no solo ayuda a los prestatarios a reorganizar sus obligaciones, sino que también fomenta un entorno de mayor estabilidad económica en el país ya que podrán refinanciarse, aspecto que fortalecería la actividad económica de los mismos.

Asimismo, la normativa emitida insta a que las entidades de intermediación financiera trabajen de la mano con los prestatarios, analizando sus situaciones económicas y estableciendo condiciones favorables que pueden incluir períodos de gracia y otras opciones que se adapten a las necesidades particulares. Este enfoque personalizado es una muestra clara de la intención de promover un sistema financiero inclusivo y accesible para toda la población.

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Por otra parte, considera un proceso ágil y transparente, siendo que el decreto también establece que la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero – ASFI, deberá emitir la reglamentación correspondiente, garantizando que las entidades financieras incluyan políticas internas ágiles y oportunas para atender los requerimientos de los prestatarios, con el fin de asegurar que el proceso de reprogramación y refinanciamiento sea ágil y efectivo, como también de forma transparente y accesible, para lo cual, la ASFI elaborará y pondrá a disposición un formulario para el inicio de dicho trámite.

Asimismo, se ha instruido a las entidades financieras a que informen adecuadamente a sus clientes sobre esta nueva normativa, utilizando canales de educación financiera para socializar el contenido del decreto.

Por tanto, se puede visualizar un compromiso con el futuro, en razón que el Gobierno Nacional reafirma con esta medida su compromiso de apoyar a los bolivianos en tiempos difíciles, en el marco del mandato constitucional y las leyes referentes a las políticas financieras del país, protegiendo a aquellas personas que, debido a factores externos, no pueden cumplir con sus obligaciones crediticias, todo esto en el marco de los derechos de los consumidores financieros que se encuentran establecidos en la Ley de Servicios Financieros, resaltando que dicha reprogramación y/o refinanciamiento tiene un carácter netamente voluntario por parte del prestatario.

Finalmente, el Decreto Supremo Nº 5241, es una clara señal de que el gobierno está escuchando y actuando en favor de los bolivianos y bolivianas, creando un entorno en el que la solidaridad y el apoyo mutuo prevalezcan.

Franklin Tintaya Vela es auditor financiero y abogado.

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El Antimileísmo en Argentina

/ 11 de octubre de 2024 / 06:05

Milei es ‘hijo’ del caos y, paradójicamente, en muy pocos meses, ha pasado a ser el ‘padre’ del nuevo orden de la política argentina.

¿Cómo lo ha logrado? De una manera muy sencilla: ha puesto de acuerdo a una gran mayoría en su contra. A día de hoy, el ‘antimileísmo’ emerge como la principal identidad política en el país.

Este es el nuevo eje ordenador: casi todos en contra de Milei, tanto por su estilo como por sus decisiones.

Por un lado, están las formas del presidente, que agotan y cansan. Los insultos molestan. Las excusas aburren. Sus cálculos no son creíbles. Y la consecuencia es inmediata: se le hunde el rating, se le cae la confianza, baja su imagen positiva.

La comunicación actual de Milei es más propia de un panelista-opositor en campaña que la del máximo mandatario de un país que tiene la responsabilidad de resolver problemas cotidianos. La comunicación que le resultó útil para llegar hasta aquí será la misma comunicación que lo va a sacar de aquí. Es decir, estas formas disruptivas no sirven para esta nueva etapa, salvo que tengas buena gestión y acertadas decisiones. Hoy en día, por su nueva función, su rol esperado es otro. Su manual de distracción ya no distrae. La ciudadanía argentina quiere soluciones cuanto antes y menos chamullo.

Por otro lado, está el fondo de lo que dice y hace. Y en este plano, el de las contenidos y propuestas, no sintoniza con la gran mayoría. Ni los recortes sobre los jubilados, ni el ataque contra la universidad pública, ni el cierre de hospitales. Ninguna de estas propuestas, por citar los tres ejemplos más recientes, se corresponde con el sentido común del pueblo argentino. Ni siquiera son avaladas por una buena porción de sus electores de la segunda vuelta, que no le votaron para esto.

Milei se va quedando solo porque ha decidido abandonar a todos, salvo a unos pocos; y también ha decidido darle la espalda a un corpus ideológico consensuado en el país. Milei opta, definitivamente, por abrazarse a su minoría intensa antes de llegar a su primer año como presidente.

Este fenómeno se observa en cualquier encuesta y en cualquier focus group. Y, además, se percibe en la fragmentada clase política argentina. Cada día es más habitual encontrar posturas comunes en un arco opositor altamente heterogéneo que se junta únicamente a través de un cordón umbilical: estar en desacuerdo con lo que hace Milei. Por ello, nos podemos topar en una marcha de manera sorpresiva a la izquierda tradicional, algún sector del PRO, radicales, peronistas K, peronistas no K, organizaciones sociales que llevaban tiempo sin hablarse, y mucha ciudadanía espontánea que votó a unos y a otros. Todos juntos por estar en contra de alguna medida tomada por Milei. El Frente Antimilei crece y se consolida.

El actual Gobierno está atravesando su propio punto de inflexión. Creyeron, equivocadamente, que tenían apoyo político para siempre. Se confundieron. Lo que verdaderamente tenían era un respaldo electoral momentáneo en medio de un gran estado de desorden y confusión, unido a una fuerte crisis de representatividad. Algo parecido le pasó a Macri en su Gobierno. Se sobrevaloró a sí mismo mucho más de lo que realmente valía. Y así le fue.

Como en la película Birdman, Milei sigue atrapado en su propio personaje. Continúa siendo aquel panelista forofo y gritón, capaz de decir cualquier cosa, sin más responsabilidad que la de criticar a diestra y siniestra, y sin necesidad de demostrar nada. Esta tarea se le daba bien. Pero no todo buen candidato es un buen presidente. Aún menos si persiste en su condición de candidato. 

En definitiva, cualquier persona que quiera constantemente bailar justo en el medio de la pista, se arriesga a que le pueda salir bien o mal. Lo seguro es que no pasa desapercibida. Estar en la centralidad de la agenda exige mucho. Exige hacerlo bien ante la mirada de todos. Y lo que va demostrando Milei es que los aplausos están llegando a su fin.

Alfredo Serrano Mancilla es doctor en Economía y director ejecutivo de Celag Data.

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La apuesta por los maestros

Luis Carrión Justiniano

/ 10 de octubre de 2024 / 06:00

Desde este espacio hemos venido señalando aspectos centrales para la transformación educativa, en el marco de la preparación al Congreso Plurinacional de Educación. Toca ahora abordar uno de los puntos más álgidos en todo sistema educativo: la formación de maestros.

Como afirma la UNESCO (2008) “excluidas las variables extraescolares como el origen socioeconómico de los alumnos, la calidad de los profesores y el ambiente que logran generar en la sala de clase son los factores más importantes que explican los resultados de aprendizaje de los alumnos”. Es importante contar con buenos currículos, condiciones materiales y tecnológicas, recursos suficientes, pero si no se tienen maestros solventes y comprometidos los resultados educativos serán bajos.

Las políticas educativas enmarcadas en la Ley “Avelino Siñani – Elizardo Pérez” fueron una contundente apuesta por el fortalecimiento del magisterio; apuesta traducida en el respeto a la especificidad de la carrera docente (escalafón, exclusividad de maestros “normalistas” para cargos docentes y directivos), en la atención sin precedentes de las condiciones laborales del magisterio (incremento sostenido de salarios y de ítems, sobre cuya administración ya hemos hablado [La Razón, 3 de septiembre de 2024], dotación de laptops) y en la generación de una integral estructura de formación docente con su respectiva institucionalidad (formación inicial, ESFM, desconcentrada y con nivel de licenciatura; formación continua, UNEFCO, con una variada oferta; y formación postgradual, UP) y diversos programas transitorios que atendieron de forma contundente los acumulados problemas del sistema (el PPMI eliminó el interinato, el PROFOCOM tituló a más del 90% del magisterio con grado de Licenciatura, el PEAMS, el PROACED, sólo por nombrar algunos).

Pese a recurrentes improvisaciones en las últimas gestiones, esta estructura de formación de maestros está consolidada, pero también viene mostrado nuevos desafíos. A manera de ejemplo: Es necesario analizar la formación inicial del magisterio exclusivamente a cargo de los mismos maestros que, en criterio personal, ha alcanzado su techo. Hoy la formación inicial no logra garantizar “nuevos” maestros solventes en sus especialidades. “Nadie da lo que no tiene”; los futuros maestros formados exclusivamente por maestros normalistas repetirán sus virtudes didácticas, pero también sus limitaciones académicas; sólo la apertura a la interdisciplinariedad puede cambiar horizontes.

En este marco, el congreso podría analizar, continuando con el ejemplo, algunas alternativas para la formación inicial:

– Mantener la estructura de 5 años de formación, pero con planteles docentes mixtos: Maestros normalistas principalmente, complementados con otros profesionales especialistas en sus disciplinas.

– Cambiar la formación inicial a 2 años de carácter pedagógico y didáctico, recibiendo a postulantes al magisterio que ya cuenten con un título universitario vinculado a la especialidad a la que postulan.

Estos u otros lineamientos de política de profesión docente podrían generar un rápido y contundente proceso de mejora en la formación de maestros, con la consecuente mejora de los procesos y resultados educativos en los estudiantes. La apuesta por el magisterio para transformar la educación debe seguir en pie, pero toca dar los siguientes pasos para superar las limitaciones internas propias de toda profesión ensimismada. Habrá que esperar los documentos que emerjan del hasta ahora tímido congreso educativo para ver desde qué horizonte vienen planteándose estos temas, a qué intereses responden y, por tanto, qué se puede esperar para el futuro.

Luis Fernando Carrión Justiniano
es educador e investigador boliviano

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La agonía del río Amazonas

David Salazar

/ 10 de octubre de 2024 / 06:00

Con bidones de agua al hombro, indígenas yagua de Colombia caminan por un desierto de tierra árida, antes cubierto por las aguas del Amazonas. Hasta que una severa sequía redujera un 90% el caudal del río más grande del mundo. 

Cerca de la ciudad de Leticia (sur), la más importante de la Amazonía colombiana, niños, adolescentes y mujeres, entre otros aborígenes, enfrentan un viacrucis para llevar víveres hasta su comunidad de poco menos de 600 habitantes.

Desde hace unos tres meses el río se secó y dejó su caserío aislado por una kilométrica playa de arena.

Sin sequía, el punto más cercano del afluente estaba a unos 15 minutos caminando. Ahora, el calvario bajo el sol dura más de dos horas.

«Este momento es bien difícil», dice a la AFP Víctor Fracelino, un indígena yagua de 52 años.

«Todas las cositas que se traen de Leticia nos toca cargarlas (….) la arena a veces no nos deja avanzar, no nos deja caminar, nos atrasa», añade mientras lleva un bidón de seis litros donado con fondos estatales, el único remedio que calma su sed en la mayor selva tropical del planeta.

Recientemente, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) informó que el caudal del Amazonas se redujo hasta 90% ante la alarmante escasez de lluvias que afecta esta zona en de la triple frontera con Brasil y Perú, únicamente accesible por agua.

«Para muchas de estas comunidades su único medio de transporte es el río, al secarse estos afluentes pues se ven completamente incomunicados», apuntó el director de la entidad, Carlos Carrillo.

La sequía coincide con los peores incendios en la Amazonía en casi dos décadas, según el observatorio europeo Copernicus.

María Soria y otros miembros de su comunidad caminan para vender artesanías a los turistas en un sitio llamado Isla de los Micos. Los más jóvenes juegan fútbol donde antes estaba el río más caudaloso de la Tierra.

«El Amazonas es el ‘pulmón del mundo’ y es bonito, pero en este momento para nosotros no es bonito porque estamos caminando muy lejos», se queja la mujer de 55 años, vestida con trajes típicos yaguas.

La Gobernación de Amazonas calificó la sequía como «la peor crisis climática» que ha experimentado el departamento selvático de unos 109.000 kilómetros cuadrados.

Sin carreteras, el comercio depende del caudal del río que nace en Perú y muere 7.000 más lejos en la costa de Brasil, tras cruzar Colombia. 

Del lado peruano, pequeñas poblaciones reportaron escasez de alimentos. Del brasileño, autoridades decretaron una «situación crítica», especialmente por el bajo nivel de una hidroeléctrica que genera el 11% de la electricidad del país.

Sumado a la deforestación, expertos advierten que la Amazonía está en riesgo de convertirse en una extensa sabana.

David Salazar
es periodista de AFP

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Un año de genocidio israelí contra Palestina

/ 9 de octubre de 2024 / 06:03

El gobierno del presidente de Israel, Benjamín Netanyahu, cumplió un año de su brutal represión contra el pueblo palestino al que ya puede calificarse como genocidio porque han muerto alrededor de 42.000 personas, en su mayoría mujeres y niños.

El 7 de octubre de 2023, Israel respondió con furia el ataque de Hamás perpetrado en territorio hebreo. Más de 1.000 combatientes de Hamás perpetraron un ataque en 24 puntos del sur de Israel, principalmente contra el kibbutz de Beeri y el festival de música Nova. El ataque se saldó con más de 1.200 muertos, de ellas 809 civiles (al menos 280 mujeres y 40 niños, según el informe posterior de la ONU) y 314 militares. Un total aproximado de 14.970 personas resultaron heridas. Al menos 252 personas fueron secuestradas.

Sin embargo, esas cifras quedan cortas ante la represión israelí. Datos del ministerio de Sanidad de Gaza indican que la ofensiva israelí se ha cobrado la vida de 41.909 personas —casi 17.000 menores— y ha causado 97.303 heridos, en solo 12 meses de exterminio palestino.

El genocidio israelí no solamente se refiere a los muertos y heridos, sino también a miles de prisioneros palestinos que colman los centros de detención israelíes. El Club de Prisioneros y la Autoridad de Asuntos de Prisioneros y Exprisioneros palestinos denuncian las sistemáticas redadas de las fuerzas israelíes en territorios palestinos, que incluyen asaltos a viviendas, destrucción de infraestructura y asesinatos extrajudiciales.

Solo en septiembre las Fuerzas Armadas y los colonos israelíes ejecutaron alrededor de 1.334 ataques en la Franja de Gaza en las que incluyeron expropiación de tierras, expansión de las colonias, ejecuciones extrajudiciales, sabotajes, así como demoliciones y confiscación de propiedades.

El asedio y ataques israelíes también han colapsado el sistema de salud en Gaza, apenas 15 de los 38 hospitales permanecen parcialmente en funcionamiento. El 65% de las instituciones de salud están dañadas y con una ocupación del 300%, especialmente en unidades de cuidados intensivos, lo que hace difícil la atención sanitaria, especialmente la de 50.000 embarazadas y 12.000 pacientes de cáncer. También se ha conocido que en los últimos doce meses al menos 986 miembros del sector sanitario fueron asesinados por las fuerzas armadas israelíes. Además, alrededor de 130 ambulancias quedaron fuera de servicio o están bajo los escombros producto de los constantes bombardeos por parte del Ejército sionista.

Debido al genocidio, la Franja de Gaza afronta también una crisis humanitaria sin precedentes. Un informe elaborado por diversas organizaciones como Save the Children, Oxfam o el Consejo Noruego para los Refugiados, que trabajan en la zona de conflicto, denunció que Israel está bloqueado el 83% de la ayuda alimentaria que necesita la población. Los gazatíes han pasado de tener un promedio de dos comidas al día a solo una cada dos días. Se estima que, para finales de año, 50.000 niños de entre 6 y 59 meses necesitarán urgentemente tratamiento por desnutrición.

Los últimos diez meses se han caracterizado por la existencia de dos ciclos simultáneos: la destrucción en Gaza y la incapacidad internacional para detenerla. Mientras la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el tribunal de la ONU, ordenaba el 26 de enero a Israel a tomar todas las medidas posibles para prevenir un genocidio en Gaza, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas lleva meses intentando promulgar sin éxito una resolución para el alto el fuego, debido a los vetos de Estados Unidos, aliado estrecho de Israel, por considerar los términos de la misma un obstáculo a las negociaciones, si bien acabó absteniéndose en una votación el 25 de marzo, facilitando la aprobación de un texto incumplido hasta el momento.

Lo cierto es que el genocidio israelí sobre los palestinos deja varias secuelas para los años siguientes por el número de víctimas, niños y niñas huérfanos, daños a la infraestructura, desplazamientos forzados, hambruna, infinidad de enfermedades y por la polarización extrema de las direcciones políticas tanto en el movimiento islamista Hamás como por el Gobierno sionista de Israel.

Alfredo Jiménez Pereyra es periodista y analista internacional.

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