Intervenciones urbanas
No todas las urbes deben seguir el modelo de las ciudades globales, ya que cada una alberga sociedades diferentes
Patricia Vargas
La mayoría de las ciudades del planeta cuentan con diversas culturas, las cuales han influido en su planificación bajo una visión de la modernidad.
Evidentemente, no todas las urbes deben seguir el modelo de las ciudades globales, ya que cada una alberga sociedades diferentes. Por ello, sus culturas deberían ser concebidas y plasmadas mediante intervenciones urbanas con cualidades únicas.
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Lo interesante es que esto deja claro que lo fundamental en la conceptualización es incorporar las particularidades culturales, pues así se ofrecería una respuesta adecuada a la vida urbana actual.
Es importante recordar que en los años 70 la arquitectura en algunos países empezó a establecer una relación más estrecha con el urbanismo. De ahí que algunos estudiosos sostienen que fue en ese periodo cuando la separación entre las disciplinas del urbanismo y el diseño arquitectónico se hizo realidad. Esto se debió a la efervescencia de la vida urbana en ciertas ciudades, que llevó a la arquitectura a mantener, en algunos casos, una conexión significativa con una cotidianidad citadina fuertemente interactiva.
Hoy, resulta llamativa la afirmación de ciertos pensadores contemporáneos en sentido de que la arquitectura supo comprender a la ciudad, no solo para las nuevas producciones arquitectónicas, sino también para aprovechar la realidad de la vida urbana contemporánea y, a partir de ello, proyectar obras singulares de arquitectura conectada a la ciudad.
De este modo, las obras valiosas de las metrópolis aportarían un carácter singular al espacio público. Un criterio que posiblemente lleve a los urbanistas a cuestionarse si el vínculo entre lo urbano y la arquitectura debería ser verdaderamente interactivo.
La Paz debe dejar de centrarse únicamente en obras arquitectónicas atractivas, ya que fuera de ellas existe una ciudad que anhela una cotidianidad urbana verdaderamente dinámica. Este desafío invita a proyectar determinados puntos como lugares cualificados para la vida efervescente de la ciudadanía.
Por otra parte, tampoco se puede ignorar que para otros expertos en urbanismo, la separación entre las disciplinas urbanas y el diseño arquitectónico es un error, ya que, según su perspectiva, ambas deberían mantener una relación interactiva.
Actualmente, en las grandes ciudades, la arquitectura es un componente esencial del diseño urbano. De ahí que conviene recordar que fue la impulsora de la vibrante vida de la ciudad contemporánea, especialmente en las metrópolis del primer mundo.
Desde esta óptica, resulta evidente que la ciudad debe comprender a su sociedad y diseñar intervenciones urbanas que sean relevantes y ajustadas al contexto local, de manera que respondan adecuadamente a las demandas expresadas por la comunidad.
Dado que la ciudad contemporánea está en constante transformación, es necesario intervenirla de manera parcial. La historia muestra que incluso en el movimiento moderno se pensaba que la urbe podía ser organizada dentro de un orden estructurado. No obstante, está claro que toda urbe moderna experimenta cambios continuos, que pueden originarse tanto en los espacios libres como en el paisaje.
Esto último se ha convertido en otro criterio que ha llevado a algunas ciudades contemporáneas, como en China, a proyectar unidades urbanas, cuya respuesta creativa es obtenida a través de ciertas intervenciones de paisaje.
(*) Patricia Vargas es arquitecta