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Monday 7 Oct 2024 | Actualizado a 05:10 AM

La APLP ante el espejo

La APLP dejó de ser la casa común de las y los periodistas para convertirse en un barco exclusivo de una parcela

José Luis Exeni Rodríguez

/ 15 de septiembre de 2024 / 11:20

La Asociación de Periodistas de La Paz tiene nuevo directorio. Enhorabuena. Conozco al presidente (Raúl Novillo) y al vicepresidente (Erick Torrico), así como algunos integrantes del directorio y del tribunal de honor. Son periodistas experimentados, gente honorable, bien intencionada. Por ello, como socio alejado de la institución, me permito plantearles cuatro retos. Son mínimos de regeneración interna.

El primer reto es democrático. Los comicios del pasado 27 de agosto deben ser los últimos con fórmula única. Más que “elección”, se tiene una suerte de pasanaku, un simulacro. Igual que las primarias de los partidos para sus binomios presidenciales. El nuevo directorio, pues, debiera lograr que, dentro de dos años, la APLP tenga elecciones competitivas. No basta decir “ello es permitido por el estatuto” (ufa). Si el estatuto no garantiza democracia interna, hay que reformarlo.

Consulte: Referéndum interruptus

El segundo desafío es de participación. Es difícil saber cuántos miembros tiene hoy la Asociación. En 2006, me correspondió el registro N° 975. Supongo que desde entonces el número habrá aumentado. ¿Cómo es posible que se habiliten tan pocos “afiliados activos” para votar? ¿Estamos ante una entidad en proceso de contracción? Convengamos en que la legitimidad de origen de un directorio con solo 83 votos es muy pobre/triste. Hay que repoblar la APLP.

Inclusión, es el tercer reto. Desde hace tiempo, la APLP dejó de ser la casa común de las y los periodistas para convertirse en barco exclusivo de una parcela, con pensamiento único. Si eres operador mediático autodenominado “independiente” (sic), abre la muralla; si te etiquetan de otra cosa, como “paraestatal” (recontra sic), cierra la muralla. En la cofradía excluyente amigo/enemigo no caben puentes ni matices. Ojalá el nuevo directorio edifique unidad con diversidad y pluralismo.

Por último, el desafío deliberativo. En un contexto de crisis del periodismo, los medios y las asociaciones estamos contribuyendo poco y mal a la conversación pública en democracia. Claro que hay excepciones y diferencias. Pero en general perdemos la batalla contra el descrédito del oficio, su polarización, la saturación informativa, la omnipresencia digital, el faccionalismo, las noticias falsas, en fin, la autocomplacencia. Los pronunciamientos con línea son simpáticos, pero insuficientes.

Volvamos a los tiempos de Ana María y Luis Ramiro. La prestigiosa Asociación era motivo de orgullo. Hasta que llegaron las Lupes y los Humbertos —y sus epígonos—degradándola con fines instrumentales y sus vendettas. Para empezar, flamante directorio, sin exclusiones, podríamos mirarnos en el espejo y debatir. Toca regenerar a la APLP.

FadoCracia agorera

1. En un espléndido cuento, Benedetti narra la historia de un profeta al que nadie creía por sus pronósticos a futuro, imposibles de comprobar. Hasta que un día «dijo en la plaza: “Dentro de diez segundos os mostraré mi lengua”, y antes de que algún descreído lo pusiera en duda, mostró su lengua innegable y probada, vaticinada y roja». 2. Algo similar ocurre con los Nostradamus bolivianos respecto a la economía. 3. Desde hace casi dos décadas, anuncian periódicamente el quiebre del modelo inaugurado en 2006. “Esta vez sí”, “falta poco”, “ahora es cuando”. 4. Hoy los profetas del colapso están felices: el modelo econonómico social comunitario productivo se cae a pedazos. Al fin. “El gas se hizo gas”. Es tiempo de celebrar. 5. A mediados del año pasado, alguno hasta le puso fecha al desplome: será en diciembre, con el quiebre del sistema financiero. 6. Pero el cadáver ¡ay! siguió viviendo (grande Vallejo). Y hasta demandó, cínico, en un cónclave de economistas, “proponer soluciones”. 7. “Nuestro tiempo ha llegado”, sonríen con ingenuidad los agoreros del desastre. Muestren su lengua.

(*) José Luis Exeni Rodríguez es politólogo

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Con D de desencanto

Hoy no examinamos la calidad de la democracia, sino ‘cómo mueren las democracias’

José Luis Exeni Rodríguez

/ 29 de septiembre de 2024 / 08:36

Una ola de creciente desencanto recorre casi todas las democracias en América Latina. La crisis, polarización e incertidumbre asfixian nuestros espacios públicos. Y las instituciones están cercadas por la desconfianza. Hoy no examinamos la calidad de la democracia, sino “cómo mueren las democracias”. No hay colapso, pero sí lenta erosión. Los indicadores son de des-consolidación, como alertó hace unos años el Latinobarómetro. Es la “democracia diabética”.

¿Cómo navega la democracia en Bolivia? O mejor: ¿cuáles son las percepciones acerca del sistema democrático? Una reciente encuesta nacional realizada por el TSE con apoyo del PNUD brinda valiosos datos al respecto. Se ratifican algunas tendencias de otros estudios.

Revise: La APLP ante el espejo

La primera cuestión es ineludible: el apoyo a la democracia. La mitad de las y los bolivianos preferimos la democracia a cualquier otra forma de gobierno. La mala noticia es que a la otra mitad le da lo mismo (31%) o hasta cree que un gobierno autoritario puede ser mejor que uno democrático (19%). Son datos terribles, solo comparables con la crisis de 2003-2005. Es una tendencia regional: en 2023, la preferencia por la democracia (48%) fue la más baja desde 1995.

Esta validación gradual del autoritarismo tiene que ver, entre otros factores, con la elevada insatisfacción por el funcionamiento de la democracia. Si la evaluamos por sus resultados, el 61% en Bolivia está insatisfecho (el promedio regional es 69%). Los picos más altos de satisfacción fueron en 2009 y 2015, pero luego el declive ha sido sostenido. Es “el colapso del desempeño”. Y sabemos dónde pueden terminar los insatisfechos.

En cuanto a confianza, dos tercios de los encuestados desconfían de todas las instituciones en todos los niveles territoriales del Estado. Ninguna se salva. Es también una tendencia regional. No hay casualidad ni solo coyuntura. “América Latina es la región más desconfiada de la tierra”, afirma el Latinobarómetro. Priman la desconfianza interpersonal y, claro, en las instituciones y los liderazgos.

Más allá de estos datos críticos, lo más valioso del estudio del TSE son las percepciones sobre las democracias en plural. Con la nueva Constitución, desde hace 15 años nuestro horizonte democrático se asienta en el ejercicio complementario de tres formas de democracia. Aunque solo el diez por ciento conoce la democracia intercultural, un amplio porcentaje puede identificar/diferenciar las democracias representativa, directa-participativa y comunitaria. Es, todavía, una buena idea en construcción y en disputa.

En este tiempo de desencanto, donde el miedo busca ganarle a la esperanza, la democracia boliviana será intercultural y paritaria, o no será.

(*) José Luis Exeni Rodríguez es politólogo

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Las hilachas de Peñaranda

Una respuesta a la polémica planteada por Raúl Peñaranda y un llamado a la regeneración de la Asociación de Periodistas de La Paz.

/ 28 de septiembre de 2024 / 20:52

El ciudadano Raúl Peñaranda Undurraga (RaPU) se mandó un artículo infamatorio “en respuesta” –dice– a mi columna crítica sobre la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP). No le gustan los desafíos institucionales que planteo. Y tampoco el debate. Por ello, en lugar de ocuparse del mensaje, pretende descalificar al mensajero. Típico.

Ante las mentiras y silencios del señor PU, diré algunas cosas sobre las primarias partidarias para luego retomar la urgente convocatoria a regenerar la APLP. Empecemos con la vileza, que tiene algunos repetidores.

Como vicepresidente del TSE impulsé con plena convicción la construcción participativa del proyecto de Ley de Organizaciones Políticas (LOP). Luego de amplia deliberación y el diseño técnico de una propuesta, la enviamos en junio de 2018 a la Asamblea Legislativa. Fue un gran avance en comparación con la Ley de Partidos Políticos de Banzer.

Como parte de los mecanismos de democracia interna, se incluyeron primarias para binomios presidenciales. Para evitar su uso instrumental en los comicios de 2019 –como finalmente ocurrió– se puso una salvaguarda: las primarias debían implementarse “de manera progresiva, como máximo antes de las elecciones 2024”.

Hasta ahí todo bien. O más o menos: una gran omisión fue no haber definido de manera explícita en el proyecto que las primarias debían ser competitivas (parecía obvio) y con binomios paritarios. Como sea, la bancada mayoritaria del oficialismo aprobó la LOP modificando la disposición transitoria para que las primarias se estrenen en 2019. Era la forma de anticipar y legitimar el binomio Evo-Álvaro, en medio de la disputa sobre la reelección tras el desconocimiento del referendo vinculante de 2016.

RaPU insinúa que yo coordiné esos cambios con la bancada masista. Nada menos. ¿Cuáles son sus fuentes? “Hay quienes señalan” y “es muy probable” (ufa). Algo así solo puede ser obra de un principiante de periodismo o, está visto, de un veterano manipulador. Así tejió este señor su librito de intervención política (Control remoto) que critiqué hace unos años por su evidencia remota. Recordemos algunas de sus “fuentes” consultadas: “parece evidente, se supone, conocen del caso, estuvieron presentes, se supo después, una fuente contó, según dijo, los allegados, se cree, no se puede saber, alguien que conoce, esos rumores, es posible…” ¡Qué tal! Es su modus operandi para deslizar falsedades (la posverdad/mentira y la poscensura como vocación).

Vayamos al “tema crucial”. El señor PU afirma con mendacidad que yo promoví “que el reglamento de la ley permitiera la presentación de una sola candidatura por partido o frente” (sic). Para empezar, no existe reglamento de la ley. Debe estar refiriéndose al “Reglamento específico de las primarias para las elecciones 2019”. En su confusión, ni siquiera se tomó la molestia de leerlo. En las sucesivas versiones del Reglamento, elaborado por el equipo técnico y avalado por un informe jurídico, no hay nada parecido a que “debían presentarse por lo menos dos candidaturas para habilitarse una primaria partidaria”. No pues, eso lo definió la Ley.

Más todavía. Como consta en el Acta 058/2018 de la sesión de Sala Plena (26 de septiembre, cuando se aprobó el Reglamento), la disidencia de tres vocales no tiene nada que ver con el número de binomios, sino con otros dos artículos: el 19-II, que establece que un candidato solo puede registrarse en un binomio y en un partido (no parece razonable que un mismo candidato compita en más de un binomio y en más de un partido); y, en especial, el 40-I, que establece que la legitimidad para plantear demandas de inhabilitación corresponde a los militantes (no parece razonable que un actor externo intervenga en una primaria cerrada). Documentos matan infundios.

Por si fuera poco, Peñaranda sostiene que “para allanar todavía más las cosas al MAS” (sic), yo alenté otro reglamento a fin de permitir que se bajara el porcentaje de firmas de los libros que debían ser verificados. ¿De qué reglamento habla? Solo existe una Resolución (0516/2018) que deja sin efecto un Reglamento transitorio para la actualización de registros de militantes. Y se aprobó en una Sala Plena en la que yo estuve ausente.

Así que las “maniobras” y “logros” (las comillas son suyas) que me atribuye RaPU se desmoronan en medio de falsedades (los cadáveres en el armario solo habitan en sus obsesiones/pesadillas). En el colmo del delirio, llega a endosarme el costo de unas primarias realizadas… ¡cuatro meses después de mi renuncia al TSE! (ni siquiera estuve cuando se emitió la convocatoria).

¿Por qué PU saliva tanta patraña en mi contra? Pretende fallidamente restarme legitimidad para “criticar a una digna entidad como la APLP” (suspiros). Autoritario, no tolera que me atreva a plantear algunos mínimos de regeneración en una entidad venida a menos. Y hace berrinche cuando se lo exhibe como “infalible” operador mediático de la oposición.

Al censor le fue mal. Vuelvo a la Asociación. En mi columna no me referí a la gestión de Peñaranda como presidente del directorio primero porque no me importa y, en particular, porque se trata de instituciones, no de personas. Sintetizo pues el diagnóstico para retomar los cuatro desafíos.

Primero, es una Asociación con déficit de democracia interna. Las “elecciones” internas son más parecidas a un pasanaku que a un proceso democrático. Con una sola fórmula no existe competencia. ¿En serio el justificativo de PU es que “no hay muchos candidatos para la presidencia, demanda arduo trabajo y es ad honorem”? Qué flojera. Es un problema estructural que he cuestionado desde hace más de una década. Desafío uno: democratizar la APLP.

Segundo, es una Asociación esmirriada. ¿Se habrá preguntado RaPU por qué menos de una centena de “afiliados activos” votan? ¿Por qué la Asociación sigue tan encogida pese a los 106 juntes de su gestión? Soy parte del 80 por ciento de miembros que, por diferentes motivos, se alejaron de la APLP. Por algo será. En mi caso, no quiero estar en una entidad que NO me representa, ni pagaría 50 centavos de cuota para volver a una institución desacreditada (y no de ahora). No es pasividad, sino repulsión. Desafío dos: repoblar la APLP con participación.

Tercero, es una Asociación excluyente y dividida. La APLP está lejos de ser la casa común de las y los periodistas. Se asemeja más a una trinchera de unos cuantos, con arreglo a su agenda e intereses. No hablo de diferencias políticas e ideológicas, normales y saludables en democracia, sino de una fractura polarizada entre parcelas. Peñaranda es activo impulsor de esa lógica amigo/enemigo en el campo mediático. Y la usa para sus vendettas. Desafío tres: unificar la APLP con diversidad y pluralismo.

Cuarto, es una Asociación ensimismada. Hubo un tiempo en que la APLP gozaba de gran prestigio y su palabra y eventos plurales eran relevantes en la conversación pública. Ahora tenemos una entidad más bien opaca, con camiseta raída, complaciente. Menos mal que hay una generosa historia institucional, que enorgullece. Y sobran colegas decentes, valiosos y bien intencionados. Desafío cuatro: reponer la cualidad deliberativa.

En un reciente “Piedra, papel y tinta” de La Razón, tuvimos una cordial y honesta conversación con Raúl Novillo, flamante presidente de la Asociación. Reconoció con altura el diagnóstico crítico y asumió los desafíos. Comprobamos así que la regeneración es no solo necesaria, sino también posible. Me anoto con gusto. La premisa es que la APLP se mire al espejo y, en lugar de espuma y murallas, aliente el debate interno sin cobardías, silencios ni exclusiones.

Aquí cierro mi intervención sobre el tema, que firmo exclusivamente como miembro distanciado de la Asociación. No haré por supuesto ninguna referencia al prontuario político de Peñaranda. Ni menos a su situación laboral (no es mi culpa). Es miserable llevar al plano personal una disputa de ideas. Más bien ya no estamos en la universidad. No será necesario que el hoy señor PU salga huyendo.

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Referéndum interruptus

José Luis Exeni Rodríguez

/ 1 de septiembre de 2024 / 01:12

El triple referéndum anunciado por el presidente Arce en su mensaje del 6 de agosto se cayó por falta de preguntas. Al menos de preguntas bien formuladas. Así, lo que fue anunciado como “el momento en que el pueblo junto a su Gobierno escojamos el camino que deseamos transitar de cara al Bicentenario” (sic), duró apenas 24 días. No hubo convocatoria por decreto porque las preguntas no pasaron la verificación técnica ni el control de constitucionalidad. Mal intento.

Entre el anuncio y el envío de las preguntas al TSE pasaron 15 días. Más bien había premura. Las preguntas reprobaron desde el mínimo gramatical: sujeto y predicado. Y ninguna pasó los criterios de claridad, precisión e imparcialidad. La vana consulta sobre escaños quedó excluida porque, al suponer reforma constitucional, no procedía por iniciativa presidencial. Lo mismo aplica a la pregunta sobre la reelección. Y había duda sobre la legalidad de la consulta subvencionable.

El sesgo en las preguntas y el uso instrumental del referéndum eran indefendibles. El Gobierno aceptó las observaciones del TSE: debía reformular las preguntas. Pero en lugar de enviarlas al órgano electoral para conformidad final, las mandó directamente al TCP. Y encima peor redactadas. ¿Levantar gradualmente la subvención? ¿Qué significa ese “poco a poco”? Y en el colmo de la desidia (ah, las prisas), escribió “forma” donde debía decir “reforma” (parcial de la Constitución).

Las fallidas preguntas expresan una cuestión de fondo: el triple referéndum fue una audaz iniciativa política, movió agenda, alborotó al personal. Pero era inviable además de inútil. Y estaba muy contaminado por la obsesión de inhabilitar la candidatura de Evo. Si querían reformar la Constitución, no se podía convocar por decreto (no existe referéndum “consultivo”). Ahora están fuera de plazo para votar el 1 de diciembre junto con las elecciones (per)judiciales.

Como mecanismo de la democracia directa, el referéndum expresa el derecho a decidir. El problema es cuando se malogra con fines plebiscitarios o, como en este caso, se usa en calidad de falaz artefacto de legitimación.

O, peor, cuando se envilece burlando su carácter vinculante, como hizo Morales el 21F. El referéndum es demasiado importante como para dejarlo librado a las razones de presidentes fuertes o de gobiernos débiles. ¿Quieren preguntar? Háganlo bien y conforme a Ley.

¿Qué sigue ahora? Este mes, el TSE debe realizar el trabajo técnico-aritmético para la distribución de escaños. El Gobierno tendrá que hacerse cargo del “pasito a pasito” de la subvención. Y el nuevo TCP, el próximo año, deberá emitir sentencia definitiva sobre la reelección. Seguimos, seguimos.

FadoCracia digital

1. La FadoCracia nació como blog en julio de 2007. El primer post ofrecía espíritu de conversación. Y convocaba amig@s para el intercambio de imaginarios e ideas. Fue una experiencia intensa y placentera. 2. Gobierno de los melancólicos, hegemonía de la saudade, tiranía de los sentimientos. 3. Pronto, por obra del servicio público, la FadoCracia entró en pausa: “Nos iremos al fin, pero aquí estamos / con todas las caricias en la mano”. El último post estaba dedicado a Nilo Soruco: la vida es linda, muchacha(da), dejémosla correr. 4. El blog fue abandonado, entre otras cosas, porque la blogósfera se empezó a contaminar con la polarización en torno al proceso constituyente. Pero la FadoCracia, ay, con salto al periódico, siguió viviendo. 5. Así, en los últimos 15 años (con otra pausa electoral), esta columna se imprimió en papel. 6. Hoy la FadoCracia, cobijada en su casa periodística, regresa al mundo digital. Es un nuevo ciclo, como el que inicia La Razón con gran expectativa y esmerados desafíos. 7. Seguiremos pues corriendo la quincenal aventura. Hay palabras, memoria, vino, fado, Maga, duraznos, país, esperanza.

José Luis Exeni Rodríguez es politólogo. 

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Clases medias y otras luciérnagas

Se presenta un libro esencial sobre la naturaleza y prácticas de la ‘clase media imaginada’, publicado por la FES Bolivia y Oxfam (2024).

Por José Luis Exeni Rodríguez

/ 25 de agosto de 2024 / 06:08

Dibujo Libre

Se acaba de presentar en Cochabamba, en un nutrido y entrañable encuentro, el libro Clases medias y otras luciérnagas, del intelectual y cronista boliviano Amaru Villanueva Rance (†). Publicado este año por la Fundación Friedrich Ebert (FES Bolivia) y Oxfam, el libro recopila las reflexiones y estudios del autor sobre las clases medias y las transformaciones de la sociedad boliviana, así como sus magníficas crónicas y artículos periodísticos en torno a la cultura urbana y popular. El querido amigo Amaru nos dejó hace casi dos años, pero su vitalidad, lucidez y entereza están presentes en este libro fundamental.

¿Hay una clase media?

Preguntas: ¿Hay una clase media? ¿Cómo se la define y se la nombra? ¿Dónde se ubica? ¿Con qué características? ¿Qué significa ser de clase media o autoadscribirse a ella? En fin, ¿qué dimensiones son necesarias para situar y percibir a la clase media, o mejor, a las clases medias en plural?

Entre los pensadores que se ocuparon de este complejo tema desde la experiencia boliviana, sin duda uno de los que más contribuyó en la reflexión, lejos de la ortodoxia y de los lugares comunes, fue el joven investigador Amaru Villanueva Rance. En sus trabajos, ensayó diferentes lecturas en torno a la discusión conceptual y la revisión histórica, pero también considerando las tensiones y las prácticas inherentes a la “clase media imaginada” (en sentido de que la noción de clase media tiene un componente de comunidad imaginada).

Las clases sociales, la estratificación y la movilidad social ocupan la reflexión académica desde diferentes perspectivas orientadas a caracterizar y entender nuestras sociedades modernas. En ese marco, la llamada “clase media”, abordada con agudeza por Amaru, es objeto no solo de estudios y análisis, sino también de discusión política y socioeconómica.

Todos estos asuntos son parte de la discusión en Bolivia acerca de la clase media en distintos períodos de nuestra historia. En el último tiempo, destaca el debate sobre la ampliación de la clase media y la reducción de las desigualdades. La evidente ampliación del estrato medio en la pirámide social, producida entre 2006 y 2019, adquirió centralidad con el surgimiento de una nueva clase media (“emergente”), diferente a la clase media tradicional y a veces en disputa con ella. Se trata de una cuestión clave comprensión ha estado contaminada por la polarización política y discursiva.

Luciérnaga, luciérnaga

“Luciérnaga, luciérnaga / Como se enciende y se apaga sin cesar”, canta la cumbia. En la reflexión de Amaru, y en este libro, las clases medias, y la sociedad boliviana en general, no pueden entenderse sin las “dinámicas luciérnaga” que las acompañan. Ahí confluyen las ciudades, sus personajes, la vida cotidiana, la política, la cultura.

De esas otras luciérnagas también se ocupó el autor con gran curiosidad intelectual, fascinación y destreza crítica, retratando diferentes aspectos de la interacción y la convivencia social. Ahí habitan, entre otros, el shopping como síntoma social, la extinción de los personajes paceños, la constelación Sacaba, un obituario al gato Kandinsky, la familia Galán, en fin, el taxista de la leyenda urbana.

La publicación rescata esas magníficas observaciones de Amaru, siempre pensando “fuera de la caja”. Son ensayos cortos, artículos y crónicas publicados en medios impresos que contaron con su compromiso e impulso.

Dos partes, escritos múltiples

¿Qué encontrarán las y los lectores en Clases medias y otras luciérnagas? Luego de la Presentación institucional y un Prólogo, el libro se divide en dos partes.

En la primera, “Clases medias”, se incluyen siete textos y una entrevista. Abre la antología la traducción del primer capítulo de su tesis doctoral, que se publica por primera vez y plantea un fecundo recorrido conceptual y analítico para nombrar a la clase media boliviana. Siguen seis trabajos académicos y ensayísticos sobre la materia, desde diferentes enfoques y variables. Cinco de ellos fueron publicados entre 2018 y 2022 en libros y revistas. Uno estaba todavía inédito. Cierra esta primera parte una linda entrevista con Amaru realizada en mayo de 2018. Al inicio hay una introducción elaborada por Eduardo Paz Gonzales.

También puede leer: Ejes de la disputa política en tránsito

En la segunda parte del libro, “Otras luciérnagas”, se incluyen diez textos, una despedida del autor y un epílogo. Los textos son artículos, bitácoras y crónicas que fueron publicados entre 2011 y 2014 en la revista Bolivian Express Magazine, de la cual Amaru fue director, y en el periódico mensual El Desacuerdo, que contó con Amaru entre sus fundadores. Desde la diversidad de temas abordados, escritos con muy ameno estilo narrativo, son una suerte de textos etnográficos, llenos de guiños, que revelan a un gran observador de la cultura popular y la sociedad. La despedida es un post de Amaru, “CTRL+ALT+DEL”, cuando decidió clausurar su cuenta de Facebook, exponiendo las razones en una magnífica sublevación contra la “conexión perpetua” en las redes sociodigitales, que nos deshumaniza. Cierra la segunda parte un Epílogo personal de Susanna Rance, muy entrañable, que nos recuerda cuán querible y lleno de energía era Amaru. Al inicio de la segunda sección hay una introducción elaborada por Verónica Rocha.

Un libro, un homenaje

Esa obra póstuma, que compila los principales escritos de Amaru, es ya un libro de referencia ineludible sobre el tema. Quienes compartieron la vida y obra de Amaru, y quienes ahora leerán sus textos por primera vez, (re)conocerán su espíritu lúcido, su compromiso con la justicia social y su fascinación por el país y su gente.

Este libro, que también es un homenaje a la memoria del entrañable amigo, contribuirá de manera sustantiva a la reflexión crítica y el debate plural e informado sobre las clases medias y la sociedad en Bolivia.

La publicación puede descargarse en la web bolivia.fes.de o en el enlace: https://library.fes.de/pdf-files/ bueros/bolivien/21066.pdf

(*)José Luis Exeni Rodríguez es coordinador de proyectos de la FES

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Referendo x 3

José Luis Exeni Rodríguez

/ 18 de agosto de 2024 / 00:21

El presidente Arce movió ficha. Y sacudió, al menos en el corto plazo, la agenda del debate político. No es para menos. El 7 de agosto, todos los diarios abrieron sus ediciones con el anuncio de un triple referéndum. “Momentos difíciles requieren decisiones firmes”, dijo en su mensaje. Y planteó llevar a consulta popular la subvención de los hidrocarburos, los escaños parlamentarios y la reelección del binomio presidencial. Es una apuesta arriesgada e incierta.

Más allá de la opacidad inicial, se precisó que el referéndum supone una reforma parcial de la Constitución. Si es así, su convocatoria es inviable. Queda descartada la iniciativa popular porque el plazo no alcanza para llegar a las urnas el 1 de diciembre. Y no hay ninguna condición para sumar dos tercios en la ALP. ¿En serio están pensando en una convocatoria inconstitucional por decreto, con aval de los autoprorrogados del TCP? ¿Le meterán nomás? Sería insostenible.

Supongamos que, con maniobra y descaro, el triple referéndum sea convocado (la fecha límite es el 2 de septiembre). La Ley del Régimen Electoral establece de manera inequívoca que no se pueden someter a referendo, entre otras temáticas, las competencias privativas del nivel central del Estado. Los hidrocarburos son una competencia privativa. La subvención, por tanto, no es materia de consulta popular. El Ejecutivo tendrá que decidir. ¿Y el presidente? Gobernar.

Hasta el 16 de septiembre, el INE debe enviar al TSE los resultados del Censo a nivel departamental. Y en 11 días estará listo el proyecto de ley para la asignación de escaños. Es una cuestión aritmética: la distribución de diputados se define por el número de habitantes. Y se compensa a los departamentos con menor población y con menor desarrollo económico. ¿De verdad quieren postergar este hito técnico para “allanar” el camino aumentando el ya excesivo número de 130 diputados?

Sobre la reelección, el TCP no hizo su trabajo. El pleno de magistrados debió emitir una sentencia constitucional clara y firme dejando sin efecto la nefasta reelección indefinida habilitada en 2017, que sigue vigente. En lugar de eso, dos magistrados de una Sala metieron de contrabando la cuestión, con “pompa y ostentación”, en una acción sobre otro tema. ¿Y ahora quieren que la ciudadanía defina el veto a la reelección discontinua para sacar del camino electoral a Evo?

Es bastante probable que, como ocurrió en 2011 y 2017, la consigna del voto blanco y nulo sea mayoritaria en las elecciones (per)judiciales. Y es contagiosa. Como el triple referéndum se votará el mismo día, puede caerse por falta de votos válidos. Más que consulta, será un plebiscito. 

FadoCracia olímpica

1. El lamento, por gentileza de nuestra selección de fútbol, es reincidente: “jugamos como nunca, perdemos como siempre”. Hay anorexia de victoria. 2. Nuestros logros se cuentan con una mano: campeones del Sudamericano 1963 y clasificados al Mundial 1994. También participamos en la primera Copa del Mundo en 1930 y fuimos subcampeones de la Copa América 1997. Celebramos. 3. Bolivia nunca ha ganado una medalla en los Juegos Olímpicos. Ninguna. Desde los juegos de Berlín en 1936, seguimos participando. 4. En las Olimpiadas 2024 en París mantuvimos la tradición: cero medallas. Y no es por falta de atletas. Ni de ganas. 5. Lo interesante no es tanto nuestra falta de triunfos deportivos en estos campos (en otros “menores” tenemos campeones), sino la enorme e inagotable vocación de esperanza. Vamos mi Bolivia. 6. Nuestra estrella llegó en el puesto 60 de 81 participantes en la maratón. Y somos tan felices. “Fue un digno representante, que llevó en alto el nombre del país”. 7. Dicen que lo importante no es ganar, sino competir. O al menos participar. En nuestro caso, lo que cuenta no es ganar, sino llegar. Hay ilusión, queda futuro. Nos vemos en 2028.

José Luis Exeni Rodríguez es politólogo.

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