Las bicicletas del Negro
Susana Bejarano
La Alcaldía de La Paz anunció el año pasado que implementaría ciclovías en el macrodistrito Sur de la ciudad, específicamente en el barrio Calacoto, desde la calle 8 hasta la 21. Un año después, las obras han iniciado.
Tania Rodríguez, directora de Planificación y Movilidad, declaró entonces lo siguiente: “Los datos en nuestra ciudad sobre las personas que usan las bicicletas como medio de transporte es mínimo. Estamos hablando de un 0,4% con relación a todos los viajes que se realizan en la ciudad en otros medios de transporte. La bicicleta no tiene un uso muy frecuente o masivo”. Por tanto, dijo, “la idea es promover el uso de la bicicleta, integrado con otros modos de transporte como el Pumakatari, que cuenta con racks para el traslado de bicicletas, así como la empresa Mi Teleférico, que permite el traslado de este medio de transporte en sus cabinas”.
Dijo “estar convencida” de que sería una buena alternativa. Pero las cosas, más allá de los convencimientos, cuando afectan a la comunidad deben basarse en evidencias científicas. La directora no presentó un estudio de factibilidad. De acuerdo con la funcionaria, menos del 0,4% de la población se transporta en bicicleta. ¿Entonces?
Es cierto que tener ciclovías es una política amigable para con la salud y el medio ambiente. La cosa es dónde y cómo se hacen.
Pensemos en términos prácticos. ¿Quién hará uso de las ciclovias? ¿Solamente las personas que viven en Calacoto y tienen bicicletas? ¿La Alcaldía dotará, en cada parada del Teleférico y el Puma Katari, bicicletas de uso público? ¿O se pretende que la gente que vive lejos de la zona en cuestión cargue su propia bicicleta hasta encontrar la ciclovía? No lo sabemos. No han presentado ningún plan, le están metiendo no más.
Vamos a suponer que los ciudadanos quieren llegar hasta Calacoto en sus propias bicicletas, sin usar minibuses, que no las permiten, y enfrentando el obstáculo de que el Teleférico y el Pumakatari no cubren toda la ciudad. Puede suponerse, entonces, que muchos llegarán en sus autos propios. ¿Se están construyendo parqueos públicos para que los dejen allí?
En pocos días más, las ciclovías del Negro les quitarán parqueos a los comercios, a los hoteles, a los cafés; achicarán unas calles que están saturadas a todas horas del día con un tráfico caótico. Cruzarán frente a ferreterías y oficinas de flotas donde se descargan bultos, también frente a colegios cuyos estudiantes son dejados y recogidos por sus padres en auto. ¿Se imaginan?
El propio alcalde Iván Arias colgó un video donde un barbero expresa: “mi negocio está en la calle 21 hace años y jamás vi a nadie andando en bicicleta por acá”. Pronostico que tampoco verá a muchos de aquí en adelante. Quizá solo a unos cuantos adultos pedaleando, porque niños ni pensarlo, a través del tráfico feroz que se quiere sea desafiado por tan frágiles vehículos. ¿Merece causar tanto estrés a la ciudad como el que sin duda causará, en un tiempo de crisis económica y sentimientos de preocupación e incertidumbre? Todo esto es muy desatinado y resulta difícil de entender.
¿O quizá es que los munícipes paceños se han vuelto ambientalistas fanáticos? Pero eso es difícil de creer, cuando hasta hace unos años se exigía espacio para la acera y espacios verdes y hoy se aprueban sin mayores dificultades proyectos de construcción de puro hormigón. O cuando sabemos que las obras que entrega el Alcalde no involucran ni una maceta. O cuando vemos los parques cerrados y sin mantenimiento y no existen proyectos para crear más. A ningún propietario se le exige que plante un árbol en su acera, etc.
Temo que en La Paz se repita la experiencia de Tarija, donde un par de alcaldes despistados creó ciclovías en el centro, las cuales estresaron a la ciudad durante muchos años. Al final, el actual Alcalde tuvo que sincerar lo que sucedía, las retiró y trasladó a otro sitio, porque afectaban a los comercios, a los peatones, a los transportistas y, lo peor de todo, habían generado un rechazo casi generalizado a una política que bien concebida podía haber sido muy buena. Hacer obras para que luego se las retire es una pena. Del costo de esto mejor ni hablar.