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Friday 6 Dec 2024 | Actualizado a 15:42 PM

Negocios en la era digital

Mantenerse informado sobre las tendencias y tecnologías emergentes es crucial para sobrevivir y prosperar en la era digital.

/ 18 de octubre de 2024 / 06:00

En un mundo donde hay más dispositivos móviles conectados que población, de los cuales el 66% tienen acceso frecuente a internet; es decir 2/3 de la población mundial, y si analizamos cuántos de estos están conectados a través de una red social, el número no varía mucho pues existe un 62% de usuarios en las mismas. Esto explica por qué los viejos modelos de negocios deben transformarse de una lógica de pensamiento analógica a una digital.

El otro día me dio risa y pena al ver a una supuesta ejecutiva de una empresa activando puntos físicos de atención integral al cliente, lo que demuestra la falta de visión y comprensión de lo que está sucediendo en el mundo de los negocios.

Nuestros futuros clientes desarrollan gran parte de su vida conectados a través de sus dispositivos móviles, a través de sus redes sociales o directamente a internet de manera genérica, por lo que el mercado y los clientes han realizado cambios en los hábitos de consumo, desarrollando el nuevo consumidor digital.

Antes las clases y las reuniones tenían que ser en vivo y en directo. Hoy puedes asistir a un curso de manera virtual (de manera sincrónica o asincrónica) o tener una reunión a través de varias plataformas virtuales. Al principio estos cambios generar incertidumbre

Imagina un mundo en el que las empresas tradicionales están constantemente en peligro. Muchos de nosotros nos sentimos incómodos e inseguros cuando usamos plataformas como Zoom por primera vez. Sin embargo, en el nuevo panorama digital, estas herramientas se han vuelto esenciales. La disrupción no es una idea nueva; ha existido desde la primera revolución industrial hasta la actualidad. Las empresas que no se adaptan se vuelven obsoletas.

Sin la tecnología e infraestructura modernas, empresas como Netflix no podrían haber existido. El concepto de suscripción y acceso ilimitado que ofrece ha cambiado la forma en que se consume el entretenimiento. Otros ejemplos de cómo las nuevas tecnologías están creando modelos de negocios disruptivos incluyen Uber y su plataforma que une la demanda con la oferta, así como SpaceX en la industria espacial.

Los nuevos emprendedores y las startups están revolucionando los negocios tradicionales con modelos y tecnologías disruptivas. A pesar de que las grandes empresas intentan mejorar sus modelos actuales, con frecuencia no pueden superar el ritmo de innovación de las startups. Las empresas establecidas deben adaptarse rápidamente para sobrevivir a la disrupción digital exponencial.

Lea también: El open banking y el futuro financiero

En palabras de Charles Darwin, no son las especies más fuertes o inteligentes las que sobreviven, sino las que pueden adaptarse a los cambios. Las empresas deben ser ágiles y adaptables para sobrevivir en el mundo digital.

La agilidad y la capacidad de adaptación serán las herramientas más valiosas para los tomadores de decisiones en este viaje hacia la digitalización. Adaptarse a las tecnologías y enfocarse en las necesidades del cliente es crucial para aumentar el valor y la rentabilidad.

Utilizar nuevas herramientas como el Business Model Canvas, puede permitirte comprender mejor y optimizar los recursos de tu negocio. Definir con claridad tu propuesta de valor; características, beneficio y experiencia de tu producto o servicio, y como sincroniza esto con lo que quiere, necesita y cuáles son los miedos de tu segmento de clientes, son elementos cruciales para el éxito.

Mantenerse informado sobre las tendencias y tecnologías emergentes es crucial para sobrevivir y prosperar en la era digital. Los pasos esenciales son ser curioso, observar a los competidores y buscar nuevas soluciones.

El análisis de datos, la computación en la nube, el 5G, el Internet de las cosas, la impresión 3D, la inteligencia artificial, la cadena de bloques y la realidad virtual son algunas de las tecnologías que deben investigarse para sus posibles aplicaciones comerciales.

La transformación digital es una necesidad, no una opción. Las empresas deben reconsiderar sus estrategias para adaptarse a las tendencias y oportunidades del mercado, caso contrario estarán condenadas a desaparecer.

Gamal Serhan Jaldin es experto en Tecnología e Innovación.

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Electromovilidad: ¿El futuro o solo un sueño?

Aunque comprar un auto eléctrico puede costar más al principio, mantenerlo es muchísimo más barato

Gamal Serhan Jaldin

/ 26 de noviembre de 2024 / 06:01

¿Cuántas veces nos hemos quedado atrapados en una fila interminable para comprar gasolina? Bajo el sol, la lluvia o el viento, escuchando a la gente quejarse mientras miramos el reloj y nos preguntamos si alcanzará para todos. Es una escena que se repite una y otra vez desde hace bastante tiempo en Bolivia. Y lo peor es esa sensación de estar atrapado en un problema que parece no tener solución.

Pero ¿y si hubiera otra opción? Imagina estar en casa, disfrutando un café mientras tu auto eléctrico se carga en el garaje. Nada de filas, nada de emisiones contaminantes y gastando menos dinero en transporte. Esta es la promesa de la electromovilidad, una idea que no solo podría cambiar la forma en que nos movemos, sino también transformar la economía y el medio ambiente de Bolivia.

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La gran ventaja que tenemos para hacer realidad ese sueño se llama Salar de Uyuni, hogar de una de las mayores reservas de litio del planeta, esencial para las baterías de los vehículos eléctricos. En otras palabras, tenemos el “oro blanco” del futuro.

Si logramos industrializar este recurso, podríamos no solo abastecer al mercado interno de vehículos eléctricos, sino también convertirnos en un actor clave en la transición energética regional y global. Sin embargo, esto no es sencillo, ya que la extracción de litio requiere una inversión significativa, tecnología avanzada y fundamentalmente seguridad jurídica para dichas inversiones.

Actualmente, Bolivia importa la mayor parte de la gasolina y el diésel que consume. Según cifras oficiales, en 2014 producíamos el 78% de nuestra gasolina internamente, pero hoy solo generamos el 44%. No hay dólares, pero sí una demanda creciente y unos subsidios que consumen millones del presupuesto nacional. Es un círculo vicioso: dependemos de las importaciones, pero estas nos hunden económicamente. Y las filas en las gasolineras son solo el síntoma más visible de este problema.

Aquí es donde los vehículos eléctricos ofrecen una salida. No requieren gasolina ni diésel, solamente electricidad, y Bolivia tiene un gran potencial para generar energía limpia a partir de fuentes como la hidroeléctrica. Si aprovechamos esta capacidad, podríamos movernos hacia una matriz energética más independiente y sostenible.

Sin embargo, hay un “pero”. Nuestra red eléctrica no está preparada para una avalancha de autos eléctricos. ¿Qué pasa si todos empiezan a cargar sus vehículos al mismo tiempo? Un apagón en pleno centro de cualquier ciudad, y todos con las baterías al 10%. Sí, necesitamos reforzar nuestra infraestructura eléctrica, y eso cuesta.

El otro problema es el costo de los vehículos eléctricos. En un país donde la mayoría lucha por llegar a fin de mes, gastar miles de dólares en un Tesla está fuera de discusión. Pero, la gran ventaja es que nosotros tenemos nuestro propio Tesla y se llama Quantum, la primera empresa nacional que fabrica vehículos eléctricos. Sí, leíste bien. Tenemos nuestra propia marca de autos eléctricos, accesibles y hechos aquí. Esto no solo demuestra que el cambio es posible, sino que podemos liderarlo. Apoyar a empresas como Quantum no es solo un acto patriótico; es una apuesta por un futuro mejor.

Y hay otro punto interesante: aunque comprar un auto eléctrico puede costar más al principio, mantenerlo es muchísimo más barato. No gastas en gasolina, y el mantenimiento es mínimo porque no hay motor de combustión. Al final, podrías ahorrar mucho dinero.

Ahora ¿De qué sirve tener un auto eléctrico si no hay estaciones de carga? Este es un problema que no podemos ignorar. Actualmente, en Bolivia, estas estaciones son prácticamente inexistentes. Eso significa que, si te compras un vehículo eléctrico, tendrás que cargarlo en casa… siempre y cuando vivas en una zona con electricidad estable.

La buena noticia es que los problemas son solucionables. La mala noticia es que necesitamos empezar ahora. Cada día que seguimos dependiendo de la gasolina es un día que perdemos dinero, tiempo y salud. La electromovilidad no es solo una moda, es una oportunidad para construir un país más sostenible, independiente y moderno.

Es hora de que el estado, las empresas y la sociedad trabajemos juntos. Invertir en la infraestructura necesaria, crear políticas de estado que incentiven, el uso de energía amigables con el medio ambiente y educar a la población son pasos necesarios para hacer realidad este sueño.

La próxima vez que estés atrapado en una fila interminable en una gasolinera, piensa en esto: podrías estar en casa, tomando un café, mientras tu auto se carga solo. Ese futuro no está tan lejos como parece. Está en nuestras manos, y el primer paso para alcanzarlo es empezar a imaginarlo juntos. Porque el cambio comienza con una idea, pero se concreta con acción. ¿Nos subimos al auto del futuro?

(*) Gamal Serhan Jaldin es experto en Tecnología e Innovación

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El fascinante camino de la Inteligencia Artificial

/ 11 de noviembre de 2024 / 06:05

Hace unos dos años, la irrupción de ChatGPT-3 en el mundo de la inteligencia artificial marcó un punto de inflexión comparable a la toma de la Bastilla en la Revolución Francesa. Fue el acontecimiento simbólico que representaba el fin de una era y el inicio de una nueva.

Aunque pueda parecer un concepto reciente, la inteligencia artificial tiene una larga historia. En 1950, Alan Turing publicó un artículo titulado “Computing machinery and inteligence” en el que se planteaba por primera vez la posibilidad de que una máquina pudiera pensar.

Pero no es hasta la década de los noventa que realmente se puede lograr avances significativos sobre su desarrollo con la creación de una maquina llamada LeNet; una red neuronal convolucional para reconocimiento de patrones, que fue entrenada para el reconocimiento de imágenes y solo logró tener una eficiencia del 25%.

En 2010, surge la idea de emplear procesadores de videojuegos (CPU) para entrenar redes neuronales, aprovechando la lógica multidimensional de estos procesadores fabricados por NVIDIA, logrando reducir el tiempo de respuesta de meses a horas y en el año 2013 la Universidad de Toronto publica un artículo en el cual afirma que ha logrado que una máquina similar a LeNet, tenga una eficiencia del 98%.

El año 2014, se llevó a cabo una competencia llamada el Test o la Prueba de Turing, en la cual un robot tenía que convencer a un jurado que era humano durante una sesión de 5 minutos de conversación, logrando convencer a un tercio de los jueces del concurso.

Las Big Tech, que no querían quedar fuera de esta revolución, avanzaban con mucha prudencia en el uso de la inteligencia artificial en sus diferentes modelos de negocios, temerosos fundamentalmente por las demandas que podían enfrentar de todas partes.

Mientras, Elon Musk, Sam Altman y otros socios más, al darse cuenta de su importancia decidieron crear una empresa sin ánimo de lucro (OpenAI), para desarrollar la inteligencia artificial como código libre y que esté al alcance de toda la humanidad.

En 2017 Google Research publica “Attention is All You Need” en el que describe un modelo de aprendizaje profundo revolucionario llamado Transformer (con miles de millones de neuronas) – IAG (Texto, Imágenes y Videos). Este modelo enfocado en la “atención” en diferentes partes de la entrada, que era suficiente para lograr un rendimiento superior en tareas de procesamiento de lenguaje natural (NLP), eliminando la necesidad de redes recurrentes y convolucionales tradicionales, allanó el camino para la creación de modelos de lenguaje de gran escala.

Al siguiente año OpenAI presentó GPT-2 (Generative Pre-trained Transformer-2), un modelo generativo que podía escribir ensayos, responder preguntas y generar contenido, el problema es que el algoritmo seleccionaba la respuesta de más alta probabilidad estadística y generaba un texto aburrido NO HUMANO.

Dos años después, OpenAI lanzó una versión mejorada, GPT-3, que fue entrenada con dos millones de libros digitales y más de cien millones de palabras de Internet, utilizando 175 mil millones de parámetros. Su lanzamiento aceleró la investigación en modelos de lenguaje de gran escala y sentó las bases para aplicaciones más avanzadas de IA en el procesamiento del lenguaje natural.

ChatGPT-3 era capaz de producir texto, código y poesía con una calidad excepcionalmente similar a la humana, porque a alguien se le ocurrió que en vez de elegir la respuesta de más alta probabilidad debería “jugar” con las posibles respuestas, agregándole temperatura. Contesta extraordinariamente bien, pero dependiendo de la “temperatura” puede alucinar en sus respuestas.

Nunca hay que olvidar que es una máquina alimentada con miles de millones de parámetros, pero es una máquina que NO es inteligente y que simplemente procesa toda la información que tiene a una velocidad impresionante (dependiendo del modelo de lenguaje) y que responde sobre entrelazando información que le puede parecer coherente a cualquier humano; y eso da la sensación de creación, pero que puede ser incorrecta.

Entonces, para restringir sus alucinaciones se crearon los “prompts” o las instrucciones que le permiten acotar el contexto, el objetivo y la instrucción, y regular la temperatura defiendo el grado de creatividad o precisión que queremos en una respuesta.

Indudablemente, podríamos dividir la historia en ‘a.I.A.’ (antes de la Inteligencia Artificial) y ‘d.I.A.’ (después de la Inteligencia Artificial), ya que esta tecnología representa una herramienta con potencial disruptivo para transformar vidas, negocios y sociedades enteras.

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Bolivia 2050: un futuro entre crisis y esperanza

/ 29 de octubre de 2024 / 01:21

Durante la semana pasada, participé en el Futures Weeks 2024, una iniciativa impulsada por la UniFranz en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Durante este evento, se presentó el libro “Latinoamérica 2050: Retos, escenarios y acciones”, un esfuerzo serio de la academia para analizar los desafíos y oportunidades de nuestra región para los siguientes 25 años.

En medio de la crisis política, económica y social que atraviesa Bolivia, pensar en los retos, escenarios y acciones para el 2050 es casi misión imposible, en especial cuando todos los días estamos pensando en cómo llegar a fin de mes y cumplir con todas nuestras obligaciones. Entonces ¿cómo podemos vislumbrar el futuro cuando el presente nos exige sobrevivir?

La incertidumbre política, social y económica que vivimos ha convertido el esfuerzo de proyectar un futuro en un desafío casi impensable, especialmente cuando la urgencia nos obliga a enfocarnos en los pagos mensuales y el constante ajuste ante una realidad cada vez más restrictiva.

Mientras luchamos contra la inestabilidad que afecta el poder adquisitivo, el valor de nuestra moneda y la confianza en nuestras autoridades, el horizonte parece cada vez más difícil. Las expectativas acerca de las políticas públicas con normas claras y la estabilidad económica se vuelven inquietantes, y cada vez resulta más difícil adquirir una perspectiva a largo plazo.

Mientras buscamos soluciones inmediatas, dejamos de lado una planificación estratégica para el mediano y largo plazo. Sin embargo, los retos del futuro no desaparecen por la falta de planificación; al contrario, se vuelven más complejos y urgentes. Es aquí donde entra la verdadera relevancia de iniciativas como Futures Weeks.

Es evidente que necesitamos iniciativas prácticas que respondan a la realidad actual, pero también necesitamos un horizonte claro al que podamos aspirar como sociedad.

El valor de este esfuerzo académico, lejos de quedarse en el idealismo, nos recuerda que construir el futuro es un acto de responsabilidad compartida. Si algo nos sugiere esta iniciativa es que el cambio no ocurrirá solo desde arriba, sino que los jóvenes; sobre todo lo que hoy están en las aulas y en breve asumirán tareas de liderazgo, también pueden promoverlo y para eso solo es necesario abrir los espacios para escucharlos.

La juventud tiene un rol determinante en las transformaciones que necesitamos, y apoyarlos en su visión y propósito podría no solo darnos mejores líderes, sino mejores políticas públicas y un país que se transforme, incentivando la producción de bienes y servicios, y por ende genere bienestar para sus ciudadanos.

Pero ¿por qué nos debería importar este esfuerzo académico y por qué a los empresarios nos convendría prestar atención? La respuesta es sencilla: porque si no participamos en este diálogo sobre el futuro, el futuro será decidido sin nuestra voz ni nuestras necesidades en mente, perdiendo la oportunidad de aportar con nuestra experiencia.

Esta puede ser una oportunidad primero para tener un norte claro hacia donde ir como país y establecer sobre esta base, políticas de estado que independientemente del gobierno de turno, las impulsemos todos.

Tradicionalmente hemos dependido de la extracción de recursos naturales como los minerales y el gas, lo que nos hace vulnerable a fluctuaciones de precios globales de estos commodities. Uno de los retos más grandes es diversificar la economía hacia sectores de mayor valor agregado como la tecnología, energías renovables, agroindustria sostenible y turismo ecológico, sectores que podrían generar empleo de calidad y desarrollar mercados más robustos.

La economía del conocimiento y la transformación digital exigen habilidades nuevas y especializadas. Debemos invertir en una educación diferenciada que integre habilidades digitales, técnicas y emprendedoras, enfocadas en los desafíos del futuro, capacitadas para el mercado laboral global y las industrias emergentes, lo cual requiere adaptabilidad y flexibilidad de la oferta académica.

Asimismo, debemos brindar apoyo a las generaciones futuras de emprendedores con incentivos fiscales, incubadoras de empresas y acceso a financiación sería un gran paso para expandir la economía. Las tecnologías emergentes, tales como el blockchain y la inteligencia artificial, pueden permitir ser parte de la economía digital y ser parte del mercado global.

Gamal Serhan Jaldin es experto en Tecnología e Innovación.

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El open banking y el futuro financiero

/ 9 de octubre de 2024 / 06:00

¿Te imaginas poder proporcionar toda tu información financiera, sin tener que reunir todos los documentos de diferentes fuentes para demostrar tu perfil crediticio solo con un clic? Uno de los beneficios más importantes del open banking es que los usuarios del sistema financiero tradicional puedan concentrar en un solo lugar (a través de una aplicación), toda la información sobre sus cuentas bancarias, de ahorros, créditos y tarjetas, aun cuando sean de diferentes entidades financieras nacionales o internacionales.

Hace días atrás estuve en el Fintech Summit Bolivia, organizado por la Cámara Boliviana Fintech con el apoyo de la Cainco, donde se tocaron justo temas como open banking, blockchain, criptomonedas y finalmente un panel con las billeteras móviles que operan en Bolivia.

Como ustedes saben, he venido escribiendo sobre blockchain y criptoactivos, pero muy poco hemos escuchado sobre open banking, así que lo primero que tendríamos que hacer es definir qué es open banking y qué oportunidades trae para el país.

Open banking es una práctica bancaria que permite a proveedores de servicios (financieros) de terceros (TPPs), que normalmente suelen ser empresas tecnológicas, acceso abierto a toda la data (información) de consumo de usuarios, transacciones y otros datos financieros de bancos e instituciones financieras no bancarias mediante el uso de APIs (interfaces de programación de aplicaciones).

El open banking permite aprovechar estos datos para el uso por parte de consumidores, instituciones financieras y proveedores de servicios externos, “refinando” los datos y extrayendo valor convirtiéndose en una importante fuente de innovación que está a punto de remodelar la industria financiera.

Esta demás decir que la banca ha sido una de las industrias más conservadoras a lo largo del tiempo, pero que está teniendo que modificar su modelo de negocio en especial con la aparición de las FinTech, que son empresas mucho más agiles y que están centrados en el cliente (y sus necesidades) apoyados por tecnología.

Lo cierto es que open banking trae consigo mayor competencia entre las instituciones financieras, acelera la innovación en los servicios financieros, sin duda mejora la experiencia del cliente y mejora la seguridad. Los principales beneficiarios del open banking son los clientes finales, que tendrán acceso a más y mejores productos financieros, centrado en la experiencia del cliente, mucho más rápido y seguro que antes.

¿Existe algún beneficio para las instituciones que adoptan el open banking? La respuesta es sí. El uso de las APIs puede generar nuevos ingresos, el desarrollo de nuevos productos puede significar ampliar e incrementar el universo de clientes, la mejora en la experiencia del cliente puede generar mayor satisfacción del cliente y por ende mayor fidelización de sus clientes actuales.

A nivel global, existen tres modelos de implementación del open banking. El modelo de adopción obligatoria, como en el Reino Unido (desde 2017), en Australia y la Unión Europea, y se caracteriza por contar con estándares muy detallados, emitidos por la autoridad u órganos implementadores. El modelo voluntario que se utiliza en Hong-Kong, Singapur y Japón, y consiste en el establecimiento de lineamientos generales, que dan cierta libertad para el desarrollo de las API’s, y funcionan a modo de recomendaciones o estándares para su desarrollo. Finalmente, está el modelo hibrido, definido por las instituciones financieras empleado por ejemplo en los Estados Unidos y Nueva Zelandia, donde las propias instituciones definen sus procedimientos.

Según Jim Wadsworth y Lauren Jones de Raidiam Services Limited, actualmente open banking está activa o en desarrollo en más de 70 países de todo el mundo, con diferentes tipos de implementación. En América Latina, los países que más han avanzado en un marco regulatorio de open banking son Brasil, México, Colombia, Chile, Republica Dominicana y Uruguay.

Para asegurar una implementación exitosa de open banking, es crucial establecer un marco regulatorio robusto que garantice la seguridad y privacidad de los datos de los usuarios. Las instituciones financieras deben invertir en tecnologías avanzadas de ciberseguridad y en la capacitación continua de su personal. Además, es fundamental fomentar la colaboración entre bancos, fintechs y reguladores para crear un ecosistema financiero integrado y eficiente.

La transparencia y la comunicación clara con los clientes sobre los beneficios y riesgos del open banking también son esenciales para ganar su confianza y promover la adopción de estos servicios innovadores.

Gamal Serhan Jaldin es experto en Tecnología e Innovación.

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