El “estallido” de ira contra los reyes y el presidente del Gobierno español en la región devastada por las inundaciones muestra la rabia de la población contra una clase política polarizada y “errática” a la hora de aliviar la situación tras la tragedia, según analistas.

En una imagen sin precedentes en España, los reyes Felipe VI y Letizia, el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente regional de Valencia, Carlos Mazón, fueron recibidos el domingo con gritos de “asesinos” y una lluvia de barro y objetos en la localidad de Paiporta.

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En medio de la tensión, Sánchez fue evacuado tras recibir un golpe y Mazón se retiró poco después, pero los reyes, con la ropa y el rostro manchados de barro, dialogaron con algunas personas, protegidos por unos guardaespaldas zarandeados.

“¡Hay muertos aquí, necesitamos maquinaria!”, le reclamó una joven a la reina Letizia.

Los reyes se retiraron y cancelaron la visita a otra localidad dañada por las inundaciones, que han dejado un balance provisional de 217 muertos.

Sin una cifra definitiva de víctimas y con localidades todavía llenas de barro y vehículos apilados por la corriente, “el enfado de la gente es más que comprensible y creo que las autoridades en este momento no debían haber aparecido allí”, dijo Pablo Simón, politólogo de la Universidad Carlos III de Madrid.

“La gente está furiosa, hay una percepción (…) de incapacidad estatal para solucionar sus problemas. Ha habido un enorme desconcierto ante una gestión, tanto en términos de anticipación como posteriormente, errática de esta crisis”.

Una opinión compartida por Paloma Román, politóloga de la Universidad Complutense de Madrid, quien apunta a la “descoordinación entre el Estado central y la región autonómica, que está dando como resultado que no se llegue a todas partes en el momento que la gente lo requiere”, lo que “acrecienta el malestar”.

El asunto es que el Gobierno regional de Valencia está dirigido por Mazón, del conservador Partido Popular (PP), la principal formación de oposición al Ejecutivo del socialista Pedro Sánchez, en un contexto de alta polarización política en España.

Y en este país muy descentralizado, las regiones tienen mucha autonomía y para que, por ejemplo, los militares puedan actuar, como ocurre actualmente en las labores de rescate en Valencia, el Gobierno regional tiene que solicitarlo.

Ante la falta de personal oficial, un ejército de voluntarios y los propios residentes han colaborado en la limpieza y en la entrega de agua y comida en las zonas afectadas.

Hay un “juego de la culpa entre las autoridades” sobre “quién debería haber actuado”, potenciando el “estallido” de la población, a juicio de Simón.

Como muestra, la pugna entre los gobiernos de Valencia y Madrid sobre el retraso en alertar a la población el martes, un aviso que llegó cuando ya algunas localidades sufrían lo peor de las lluvias.

El mensaje de alerta telefónica de las autoridades de Valencia se envió pasadas las 20.00, pese a que la agencia estatal de meteorología había publicado una alerta roja doce horas antes, un retraso del que Mazón culpó este lunes a otra entidad estatal, la Confederación Hidrográfica, que desactivó durante el día hasta “tres veces la alerta hidrográfica”.

De todas maneras, la rabia en Paiporta pareció estar dirigida principalmente contra los políticos y no contra los reyes, quienes pudieron conversar con algunas personas, si bien en medio de mucha tensión.

“El rey calma a Paiporta y Sánchez se esfuma”, tituló ayer el diario monárquico ABC, con una foto en su portada del rey abrazando a un joven, mientras que El Mundo reportó que los monarcas sufrieron por el “brote de ira” contra Sánchez y Mazón.

“Los reyes no tienen atribuciones de gestión, tienen una ocupación esencialmente simbólica y representativa”, por lo que pueden “colocarse por encima de la refriega política”, explicó Simón.

(*) Diego Urdaneta es periodista de AFP