Yo también quiero ser alcalde

Rodrigo Mamani
La foto con wawa prestada, una persona sembrando plantines que nunca nadie más regará, los videos bien producidos para fines particulares hechos por funcionarios públicos o grandes financiamientos, son algunos de los elementos que inundan las redes sociales esta temporada. Tal parece que la época de visitar mercados, laderas, andar en micro y hacerse poner guirnaldas auto compradas ha comenzado. Así es, estamos en campaña.
Durante las últimas semanas se ha intensificado este tipo de puestas en escena por varios personajes que ingenua o malévolamente persiguen iniciarse o jubilarse en la política con un fin, ser alcalde(sa) de La Paz o en su defecto ser concejal(a).
Es así, hoy por hoy proliferan candidatos, los hay en todas las formas y presentaciones, pasando por exalcaldes, excandidatos a alcaldes, exconcejales y exsubalcaldes; algunos de ellos con éxito en sus respectivas gestiones, otros desapercibidos en su momento y actualmente con esa absurda idea de que la población no tiene memoria. Por otra parte, están las autoridades vigentes de los diferentes niveles de gobierno, que casualmente tampoco sobresalen por su labor o resultados, pero si cuentan con un aparato económico y facilidad de convocatoria debido a sus ostentosos cargos. Por último, están los autoconvocados, los actores emergentes que quizá tienen más voluntad que conocimiento en la administración de un municipio pero que estoy seguro tienen mejores intenciones.
Dichos personajes son tan heterogéneos como los colores que los representarán en una papeleta electoral en más o menos un año, sin embargo, todos tienen un común denominador: la propuesta. O, mejor dicho, la falta de propuesta.
A la fecha, absolutamente todos los precandidatos o aspirantes a una candidatura se han pronunciado más de una vez en contra del actual alcalde, quien escribe también. Y es que la gestión edil y su marca registrada de improvisación genera eso. No obstante, alguien que pretende asumir la responsabilidad y honor de administrar una ciudad como La Paz debería tener un esbozo de propuesta, planificación y principalmente diagnóstico de lo que la ciudad necesita, no solo un libreto de crítica destructiva.
Todos y cada uno de ellos se autoproclaman como idóneos para el cargo, pero nadie dice qué es lo que se va a hacer por La Paz y mucho menos el cómo. Y no, no se trata de hacer videos de proyectos millonarios sin saber de dónde sale el presupuesto, mucho menos de prometer, cual populista, un sinfín de modificaciones al aparato municipal que ni siquiera tienen asidero legal. Se trata o debería tratarse de una planificación estratégica institucional real, enmarcada en un análisis técnico-social que a la fecha debería estar avanzado, sabiendo que después de la tormenta de mil colores la administración estará mucho más que comprometida.
Por nuestra parte, tal vez es necesario como ciudadanos, dejar de preguntarnos quién, pues ese “quién” llegará, en tanto y en cuando la ciudadanía entienda que no se trata de derechas o izquierdas sino de soluciones reales a los problemas sociales más significativos, sabiendo que, el próximo alcalde o alcaldesa, aparte de tener los pies de plomo, deberá tener un sentido de priorización desarrollado, un equipo apto y capaz, una ideología clara de rescatar La Paz y el valor suficiente para acortar el gasto público por promesas de campaña dejando de lado la demagogia y prebendalismo.
Sin embargo, no se trata de quien quiere estar en el décimo piso del Edificio Ex Soboce en un año, el futuro de la ciudad no está en manos de ninguno de estos personajes. Como dijo Maistre, “cada pueblo tiene el gobernante que merece». Es momento de que refutemos esa afirmación, que el voto se hace con el hígado y empecemos a pensar qué es lo que necesita La Paz.
Rodrigo Mamani Magne es arquitecto municipalista.