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Sunday 19 Jan 2025 | Actualizado a 13:19 PM

Retos de la educación superior

/ 8 de enero de 2025 / 06:08

Desde 2024, Bolivia ha ingresado como miembro pleno del Mercado Común del Sur (Mercosur), marcando un hito significativo en el contexto del Bicentenario y abriendo una ventana de oportunidades para el país. Uno de los retos principales de esta integración es el avance en el reconocimiento internacional de las carreras universitarias a través del Sistema de Acreditación Regional de Carreras Universitarias (ARCU-SUR). Este sistema establece criterios comunes de calidad en los países miembros del Mercosur, promoviendo el conocimiento recíproco, la movilidad académica, la cooperación solidaria y la calidad en los procesos de formación.

La acreditación de carreras universitarias permitirá a estudiantes, docentes, investigadores y profesionales participar en el programa MARCA (Movilidad Académica Regional de Carreras Acreditadas). Esta iniciativa fomentará el intercambio de conocimientos, aprendizajes y experiencias entre distintos contextos culturales y educativos de instituciones de educación superior en los países miembros del Mercosur. Además de engrandecer su formación, esta movilidad académica ampliará los horizontes culturales y profesionales en la región.

Actualmente, Bolivia cuenta con 57 universidades clasificadas en cuatro tipos: Universidades Públicas, Privadas, Indígenas y de Régimen Especial. Hasta finales de 2024, 126 carreras universitarias de licenciatura fueron acreditadas al Mercosur. Estas acreditaciones han pasado por rigurosos procesos que incluyen convocatoria, adhesión, aprobación de postulaciones, autoevaluación, evaluación externa y dictamen final. Además, las evaluaciones son realizadas por pares internacionales y consideran cuatro dimensiones clave: contexto institucional, proyecto académico, población universitaria e infraestructura. Todo ello se realiza respetando la legislación nacional y la autonomía de las instituciones universitarias.

Ser parte del Mercosur fortalece el sistema educativo boliviano mediante la implementación de estándares de calidad regionales. Esto no solo eleva la calidad de la educación superior, sino que también facilita el reconocimiento mutuo de títulos y créditos académicos, aunque será tomada en cuenta el ejercicio de la profesión bajo criterio común. Además, se promoverá la articulación con programas regionales de cooperación en áreas como movilidad, investigación y desarrollo tecnológico. Estos avances contribuyen al crecimiento sostenible y la competitividad internacional del país.

En el contexto de la cuarta revolución industrial y la era tecnológica, la educación trasciende fronteras nacionales. Por ello, es esencial que el Ministerio de Educación, a través de la Comisión Nacional de Acreditación de Carreras Universitarias (CNACU), junto con las autoridades universitarias, emprendan acciones urgentes para maximizar los beneficios de esta integración. Esto incluye la adecuación de currículos académicos a estándares internacionales, el inicio de procesos de acreditación para programas de posgrado y la implementación de mecanismos de evaluación que garanticen la calidad de la educación superior.

Finalmente, con la mirada puesta en el Bicentenario de Bolivia, resulta crucial promover un diálogo constante entre las universidades y otros actores educativos. Este esfuerzo debe enfocarse en identificar y abordar las necesidades específicas del contexto económico y social de Latinoamérica, asegurando una educación inclusiva y de calidad que esté alineada con los desafíos del siglo XXI. De esta manera, Bolivia no solo celebrará dos siglos de independencia, sino que también se posicionará como un referente regional en educación superior, integrando los valores de excelencia, innovación y cooperación en su visión de futuro.

Reynaldo Yujra Quispe es Investigador y educador.

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Bolivia celebra dos hitos educativos

/ 7 de septiembre de 2024 / 07:08

El 8 de septiembre es una fecha relevante para Bolivia, pues conmemoramos dos hitos que reflejan el avance de nuestro país en materia educativa: el Día Internacional de la Alfabetización, promovido por la UNESCO desde 1967, y el Día Nacional de la Educación Alternativa. Estas celebraciones nos invitan a reflexionar sobre los desafíos que aún persisten en la lucha por garantizar una educación inclusiva y de calidad para el país.

En 2008, Bolivia fue declarada “Libre de Analfabetismo” por la UNESCO, un logro importante que fue posible gracias a programas “Yo Sí Puedo” y “Yo Sí Puedo Seguir”, implementados desde 2006. Estos esfuerzos permitieron reducir la tasa de analfabetismo del 13,3% en 2001 al 2,16% en 2021, alfabetizando a más de un millón de personas. Este avance coloca a Bolivia entre los países con las tasas de analfabetismo más bajas de Sudamérica, cumpliendo con los compromisos internacionales y demostrando el poder transformador de la educación.

La alfabetización no solo fue para la lectura y escritura de personas, sino que también ha contribuido a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza extrema, el fortalecimiento de las capacidades productivas y el ejercicio pleno de los derechos de los sectores vulnerables, incluidos los pueblos indígenas.

Desde 1914, líderes indígenas como Marcelino Llanque, Leandro Nina y Rufino Willca dirigieron escuelas clandestinas e indígenas, con el propósito de liberar al “indio” de la opresión. Estas iniciativas dieron lugar a la emblemática Escuela Ayllu de Warisata en 1931, una experiencia educativa que trascendió las fronteras de Bolivia.

El primer Congreso Indigenal de 1945, bajo el lema “Tierra, Libertad y Educación”, sentó las bases para la Revolución de 1952, misma que dio origen al Código de Educación Boliviana en 1955, donde se reconoció formalmente la Educación de Adultos. En 1969, se dio un paso más con la creación de los Centros de Educación Media Acelerada (CEMA) y el Instituto Boliviano de Aprendizaje (IBA), que brindaron oportunidades educativas en busca de superación personal y profesional.

Desde 2003, la educación alternativa se institucionaliza como un ámbito principal dentro del Sistema Educativo Plurinacional (SEP), y con la Ley de Educación 070 “Avelino Siñani – Elizardo Pérez” se consolidó como una educación transformadora, liberadora y productiva. Este enfoque abarca la alfabetización, la educación técnica y tecnológica, la educación permanente, la educación a distancia para migrantes bolivianos y la certificación de competencias de organizaciones productivas.

Con miras al Bicentenario de Bolivia en 2025 y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, es fundamental fortalecer los Centros de Educación Alternativa (CEA) a través de la Educación de Personas Jóvenes y Adultas y la Educación Permanente. Este esfuerzo requiere una profundización en la implementación de programas dirigidos a productores, organizaciones sociales, pueblos indígenas, migrantes y sectores vulnerables, mediante modalidades educativas flexibles y no escolarizadas. Es necesario responder a nuevas demandas, como la alfabetización digital y financiera, la capacitación para el trabajo, el emprendimiento y el liderazgo comunitario, entre otros desafíos que deberán abordarse en el próximo Congreso Plurinacional de Educación de este año.

En el Día Internacional de la Alfabetización y Día Nacional de la Educación Alternativa, Bolivia celebra sus logros y reafirma su compromiso con una educación a lo largo de la vida y se tiene la tarea de seguir construyendo un futuro mejor hacia la consolidación del Estado Plurinacional de Bolivia.

Reynaldo Yujra Quispe es investigador y exdirector General de Educación Alternativa de Bolivia.

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