Basura
¿Quién es responsable de la suciedad, la incomodidad y, en el peor de los casos, de las enfermedades?
Empieza a llover sobre La Paz y muchos empezamos a ponernos nerviosos. ¿Aguantará la calamina? ¿Aguantará la ladera? ¿Aguantará la ciudad esta época de lluvias?
Una de las primeras medidas que nos recomiendan para evitar inundaciones es limpiar canaletas y sumideros, que cuando se tapan con basura dejan de servir para su propósito obvio: permitir que el agua de la lluvia circule y se deseche donde no genere riesgos a la estabilidad de la casa, del barrio o de la ladera.
Sin embargo, hay dos problemas. Uno tiene que ver con las canaletas: con tanto edificio que se construye en la ciudad hay polvo, cemento y fragmentos de plastoformo volando en todas direcciones y depositándose justamente en techos y canaletas de las casas vecinas. ¿De quién es responsabilidad la trabajosa limpieza, entonces? ¿De la empresa constructora del edificio, de sus albañiles o del vecino víctima?
El segundo problema tiene que ver con el sistema vigente de recojo de basura. No sé si es en toda la ciudad o solamente en algunas zonas, pero los contenedores de basura son una rareza. Por tanto, los vecinos salen por la noche y dejan sus bolsas de basura en los lugares donde la tradición les dicta: el muro alejado, el árbol condenado, la puerta de la casa del vecino víctima.
Es cierto que se colocan carteles indicando los horarios en que pasa el camión basurero. Pero en La Paz de hoy pocos pueden quedarse en casa los lunes, miércoles y viernes entre las 15.00 y las 16.00, esperando en la ventana el minuto glorioso en que pasará el camión que se lleve los deshechos. La mayoría de los ciudadanos comunes y corrientes llegamos a casa entre las 19.00 y las 20.00, y tenemos como una de las últimas tareas del día sacar la basura a la malhadada esquina donde ni siquiera hay un contenedor que apoye en la tarea.
Una de esas esquinas es, para colmo, la puerta de una escuela. Y ni siquiera un cartel que dice: “aquí vienen niños que pueden enfermarse con la basura” ha resuelto el problema. ¿Y quién es responsable de la suciedad, la incomodidad y en el peor de los casos, de las enfermedades? ¿El vecino que deja su basura en la esquina más conveniente? Posiblemente. Pero con seguridad lo es también la empresa de recojo de basura, que debería adecuar su metodología de servicio al ritmo de vida de la ciudad y no esperar que los ciudadanos organicemos nuestras actividades alrededor de los itinerarios de sus camiones.