El regalo que corrompe
El problema de Tarija y del Chaco es que no tienen una élite visionaria y comprometida con su región
Considerándolo todo, ojalá hubiésemos descubierto agua (…) Si no hubiésemos encontrado petróleo, hoy estaríamos mejor”, esta frase, acuñada por Sheik Ahmed Yamani, ministro de Petróleo de Arabia Saudí entre 1962 y 1986, es la síntesis de una declaración publicada el 8 de enero de 2004 en el International Herald Tribune, que resume la experiencia de su país.
Las lecciones aprendidas en el siglo XX sobre el desarrollo de los recursos naturales son serias: países dotados con abundancia de petróleo y gas que no han experimentado una mejora de sus estándares de vida, pero que paradójicamente han sufrido altos niveles de pobreza y desigualdad. La experiencia boliviana del gobierno de Evo Morales ha demostrado lo contrario. Partió con la promulgación del DS 28701, que significó la reinserción de la empresa estatal en la industria petrolera y la renegociación de contratos con las compañías extranjeras en condiciones más favorables para Bolivia, cumpliendo así la agenda de octubre. Los resultados de esta política generaron a la fecha ingresos por $us 19.000 millones, frente a los $us 3.333 millones registrados entre 2000 y 2005. Esto gracias a un nuevo esquema de impuestos y regalías, que deja a Bolivia entre el 50% y el 80% de los ingresos por hidrocarburos.
Tarija fue el departamento que más se benefició con la nacionalización, pero el que menos supo desempeñar un rol visionario y estratégico. El problema de fondo de Tarija y del Chaco es que no tienen una élite visionaria, inclusiva y comprometida con su región. Tuvieron mucha suerte al contar con valiosos recursos naturales, pero lamentablemente los grupos de poder son voraces, egoístas y deshonestos. Los campesinos, mediante presión, lograron elevar el Prosol (un programa que entrega dinero en efectivo) de Bs 4.500 a 6.000 por familia. Ahora, hay grupos que se están organizando para la aprobación de un Prosol urbano. Todos quieren un pedazo de la torta, y el mecanismo es el corporativismo.
Hay plata y no se sabe qué hacer con ella, por eso Villa Montes contrató a Marco Antonio Soliz; y Yacuiba, a Christian Castro. Pero recordemos que los recursos naturales no renovables son el pan de hoy y el hambre del mañana. Si un departamento no es capaz de invertir sabiamente su riqueza hidrocarburífera para beneficiar a las futuras generaciones, es preferible dejarla en la tierra.
Pongo a consideración de mis hermanos del chaco chuquisaqueño estos datos para que flexibilicen sus posturas y amplifiquen sus visiones de desarrollo, recordándoles que el gobernador Esteban Urquizu fue quien, articulando la unidad de la región, obtuvo regalías para Chuquisaca del pozo Margarita Huacaya, y esa actitud integradora ha demostrado que el verdadero combustible para el cambio no es el gas, sino el pueblo mismo.