Nuestros campeones
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Juan Carlos Salvatierra es campeón mundial en motociclismo. Conrado Moscoso acaba de lograr un título, también del mundo, en ráquetbol. La nadadora María José Ribera ganó hace poco la medalla de oro en los Juegos Sudamericanos de la Juventud y también obtuvo una presea dorada en la Copa del Pacífico.
Como ellos tres hay otros —el atleta Pablo Rodríguez, también oro en los Sudamericanos; o Stefany Coronado, plata en el Campeonato Sudamericano de Atletismo— que están demostrando la capacidad del deportista boliviano a nivel internacional, lo que ratifica que la llamada “materia prima” existe en el país.
¿En qué coinciden todos ellos al margen de sus coronas? Se trata de logros basados en el esfuerzo personal y de sus familias. Si no tuvieran el apoyo económico de quienes los quieren y los rodean, o en el caso de Salvatierra del dinero que sale de su propio bolsillo, sería inútil prepararse para competir y ganar a gran nivel.
Los recursos que da el Estado continúan siendo insuficientes o a veces inexistentes, lo que demuestra —desde hace mucho— o que no existe una política de apoyo o que lo que sale de esas arcas es poco, y eso tiene que ver con que el deporte no recibe la atención que merece.
Dentro de poco, en noviembre —ya no falta casi nada— se disputarán los Juegos Deportivos Bolivarianos y el grueso de los deportistas nacionales que asistirá a ese tradicional certamen que se desarrolla cada cuatro años, ha tropezado —una vez más— con la falta de recursos para su preparación. De manera que los buenos resultados —las medallas— serán otra vez escasos y producto de esfuerzos personales.
Por ahora, la atención parece estar centrada —vaya contradicción— en un fútbol que aporta poco o nada y que, a diferencia de las demás disciplinas, puede tranquilamente mover sus hilos al ritmo de su economía, más allá de que sus ingresos y el respaldo ajeno que recibe también sean mínimos.
El país necesita leyes que prioricen al deporte en la medida que se pretenda obtener éxitos desde esas entrañas. No es correcto pedirles a nuestros deportistas títulos o aplaudir los que consiguen con esmero propio, si no hay efectivo apoyo. ¿Qué se les puede exigir si en realidad no se les puede dar nada?