Tesis socialista de la COB y la toma de diarios
Hace 50 años, en 1970, el Día del Periodista fue especial: un hito por ‘democratizar’ a los medios.
En mayo de 1970, el IV Congreso de la Central Obrera Boliviana (COB) le echó fuego a la conflictiva coyuntura política. Aprobó una Tesis Socialista que “alarmó” a las élites del continente. Pero eso no fue todo. En ese mismo evento, con la aquiescencia de los periodistas, el 10 de mayo, exigió la “cooperativización” de periódicos, lo que fue combatido por los empresarios.
Esos planteamientos, sin embargo, no surgieron de la nada, como un rayo en cielo despejado. Se estructuraron en respuesta a la “aguda crisis” del mundo del capital y su sistema mediático. Esas determinaciones también dieron norte político a las luchas sociales de ese momento, cuando los de arriba ya no podían y los de abajo ya no querían vivir a la antigua.
Así, hace 50 años, el “Día del Periodista Boliviano” no fue un día más: se constituyó en un hito que buscaba “democratizar” la producción informativa.
RADICALES. Mientras en Palacio Quemado la pugna entre militares liberales y nacionalistas se polarizaba, en los socavones, las fábricas, las universidades y las salas de redacción las ideas revolucionarias volvieron a reverdecer.
En ese contexto, cansados de la “mediocridad” y la “corrupción”, los estudiantes de la Universidad Mayor de San Andrés, el 25 de marzo de 1970, “expulsaron” de sus cargos a catedráticos y autoridades. Con ese acto comenzó la “Revolución Universitaria” que buscaba “el socialismo”.
Por su parte, respaldados en el decreto supremo del 19 de febrero de 1970, los periodistas afiliados al Sindicato de Trabajadores de la Prensa de La Paz, el 2 de marzo, publicaron Prensa, un semanario sindical que entró en conflicto con los dueños de los diarios.
La pelea con los empresarios repercutió en el IV Congreso de la Federación de Trabajadores de la Prensa de Bolivia, que se realizó entre el 17 y el 19 de abril. En ese evento, los periodistas se sumaron militantemente al “proceso de liberación nacional”.
SOCIALISMO. Enfrentada al nacionalismo (1952-1970), la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), a su turno, consolidó ese proceso. En su XIV Congreso Ordinario —entre el 9 y el 15 de abril de 1970, en el distrito de Siglo XX— elaboró un “programa de acción” socialista.
Tras subrayar que liberales y nacionalistas “no pueden comprender que el desarrollo industrial integral boliviano, dentro de los marcos del régimen capitalista de producción y en la órbita del imperialismo, ya no es posible y más bien conduce a la traición de los intereses nacionales”, el documento concluyó que el proceso “democrático-burgués” que enarbolaba el régimen de Alfredo Ovando no tenía posibilidades de mantenerse como tal: “se transformaba en socialista mediante la toma del poder por la clase obrera o fracasaba”.
PRENSA. A esa radical Tesis Política se adjuntaron resoluciones que planteaban la nacionalización de la compañía minera estadounidense South American Placers, la Mina Matilde, la Bolivian Power Company, los bancos, la minería mediana, el comercio exterior y las colas y desmontes, que en ese entonces eran explotados por empresas privadas.
Otro escrito, “aprobado por unanimidad” y que nunca se publicó en los medios impresos privados, pidió tímidamente al gobierno de Ovando medidas a favor de los trabajadores de la prensa.
Mediante “voto resolutivo”, el Congreso minero resolvió: “1) apoyar el decreto supremo del 19 de febrero de 1970, mediante el cual se obliga a las empresas periodísticas a otorgar espacios editoriales a sus asalariados y a no editar diarios los lunes; 2) apoyar moral y materialmente al semanario Prensa por considerarlo portavoz del proletariado nacional, y 3) solicitar al gobierno la cooperativización de la gran prensa, por considerar su acción dañina a los intereses nacionales”.
ESTATUTO. La idea de “tomar” y “cooperativizar” (colectivizar) los medios de difusión bolivianos fue parte de una corriente internacional. Tuvo sus orígenes en Perú, donde el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, el 30 de diciembre de 1969, dictó el “Estatuto de la libertad de prensa”, que buscaba restarle poder a los “oligopolios mediáticos”.
La aplicación del Estatuto concluyó con la “cooperativización” de dos gigantescos diarios de circulación nacional, Extra y Expreso, el 4 de marzo de 1970, justo cuando los periodistas bolivianos estaban “en guerra” con los dueños de diarios.
Todo ese conjunto de hechos, además, fue acompañado por otros movimientos sindicales que, poco a poco, se fueron alineando a las propuestas de los hombres que trabajaban en los socavones. Tales fueron los casos de los fabriles, maestros y trabajadores de radio y televisión, que reivindicaron, grosso modo, un cambio estructural del sistema.
COOPERATIVIZACIÓN. El Congreso de la FSTMB, en síntesis, fue fundamental para la reorganización y el salto político del movimiento obrero y popular boliviano. Así, el IV Congreso de la COB —que se desarrolló entre el 1 y el 10 de mayo de 1970— ratificó, por unanimidad, la Tesis minera titulada “Unidad revolucionaria contra el imperialismo para forjar una Bolivia socialista”.
El histórico cónclave de los trabajadores del país revalidó también el “voto resolutivo” a favor de los obreros de la prensa, aprobado en el encuentro minero. Empero, tras evaluar con los delegados de los periodistas las últimas escaramuzas con los dueños de los medios, la última sesión del Congreso de la COB (el 10 de mayo) emitió otro “voto resolutivo” complementario.
El documento determinó “exigir” al gobierno “la cooperativización de los órganos periodísticos antinacionales y proimperialistas como El Diario, Presencia, Última Hora, Hoy, Los Tiempos y La Patria y hacer suyo el objetivo de los trabajadores de la prensa en el sentido de convertir a la libertad de expresión en un instrumento al servicio de la liberación nacional”.
Cinco meses después, la cooperativización de periódicos iba a comenzar con la toma de El Diario, el 7 de octubre de 1970.
Miguel Pinto Parabá es periodista