Ser antimasista ya no es lo que era
Imagen: nueva sociedad
La disminución de la hegemonía del mas tiene como correlato que las clases medias opositoras busquen nuevos referentes
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Una entrevista con el reconocido investigador social Julio Córdova.
El punto sobre la i
En la medida en que la disputa al interior del oficialismo viene debilitando al partido de gobierno, las prioridades entre las clases medias opositoras vienen cambiando. Emergen nuevas demandas, que ya no se centran exclusivamente en sacar al MAS del poder. Además, se observa la conformación de espacios de opinión fragmentados.
Conversamos sobre estos temas con el destacado investigador social Julio Córdova, director de la empresa de estudios de opinión Diagnosis.
¿Cómo ha evolucionado la percepción ciudadana sobre la disputa política en Bolivia luego del gobierno de Jeanine Añez?
Esta evolución de la percepción ciudadana se puede caracterizar en los siguientes cuatro puntos:
1. La polarización social se mantiene. Por un lado, está la postura que apoya la narrativa del MAS “del golpe en 2019”, sobre todo en clases bajas de Occidente, y que llega a más o menos el 35% de la población. Por otro lado, está la posición que respalda la narrativa del “fraude”; presente en clases medias principalmente del Oriente, que llega a más o menos el 45%. Hay un 20% de indiferentes frente a ambas narrativas.
2. Ha disminuido el apoyo al Gobierno de Arce del 55% en las elecciones del 2020 a más o menos el 40%. Este 15% de disminución se traduce en una actitud de “indiferencia” ante la gestión actual del arcismo y está presente principalmente en clases bajas de los Valles que apoyan a Evo.
3. El 40% que respalda al Gobierno de Arce (clases bajas de Occidente) no es una base social totalmente fiel. Tiende a disminuir hasta el 32% en coyunturas de conflicto político e inestabilidad económica.
4. Se ha profundizado una dispersión del apoyo electoral. Entre las clases bajas masistas cerca del 20% piensa votar por Arce, 10% por Evo, un creciente 7% votaría por Andrónico y un 5% por un nuevo del MAS. En las clases medias antimasistas el 10% votaría por Mesa, un porcentaje similar por Cuéllar; Doria Medina, Reyes Villa y Camacho tienen 5% o menos de apoyo cada uno; cerca del 15% espera un candidato nuevo de la oposición.
Se observa un escenario con una multiplicación de discursos polarizadores, ya no sólo entre el oficialismo y las oposiciones, sino también al interior de cada una de estas veredas. ¿Cómo está percibiendo esto la ciudadanía?
Al interior del MAS hay una polarización entre arcistas y evistas. En cambio, en la oposición se trata de una falta de hegemonía y una dispersión de actores con poco poder de convocatoria. Según las encuestas de Diagnosis esta situación se debe a un divorcio entre los dos elementos de la demanda social (la concreta y la simbólica) y la oferta política.
En el ámbito “masista” la demanda social concreta es en orden de importancia: a) acceso a empleos de calidad para jóvenes, b) apoyo a emprendimientos propios de la gente y c) estabilidad económica (precios estables). La demanda simbólica apunta a un líder que muestre la posibilidad de ascenso social desde la pobreza a través de la educación superior. Ni Arce, ni Evo responden adecuadamente a esta demanda social popular. Andrónico se adecúa un poco.
En el ámbito “antimasista” la demanda concreta es, en orden de importancia: a) acceso a empleos de calidad, b) estabilidad económica y c) seguridad ciudadana. La demanda simbólica apunta a un líder fuerte de carácter (decidido); pero que, al mismo tiempo, sepa “entenderse” con los sectores pobres: “el pueblo”; es decir un líder del tipo “bukele”. Ninguna de las figuras opositoras se adecúa a esta demanda.
¿Cómo están incidiendo en el país las redes sociales y otras plataformas en la formación de la opinión pública y la creciente conformación de burbujas culturales?
Las redes sociales tienen mayor incidencia en las clases medias (media típica y media baja) y entre jóvenes de la clase baja. Pero casi no tienen incidencia entre adultos de la clase baja, y en todo el estrato pobreza. En las clases bajas son más importantes los sindicatos y las agrupaciones barriales como espacios de formación de opinión. Es a través de estos espacios de organización popular que el MAS ha construido su hegemonía en estos sectores populares.
Según las encuestas de Diagnosis, en las clases medias, casi el 100% tiene al menos una cuenta en las redes sociales. Sobre todo, en Facebook (92%), aunque con un crecimiento astronómico de Tik Tok (64% en menos de cinco años). En promedio, los jóvenes de clases medias interactúan 3,2 horas por día en las redes; y los adultos interactúan 0,9 horas al día.
Como han demostrado varios estudios en otros países, las redes tienden a profundizar las percepciones y actitudes de los segmentos sociales a través de “comunidades homogéneas”. Con ello se profundizan los “guetos de pensamiento único” al interior de estos segmentos, y la polarización y confrontación con los guetos contrarios. En Bolivia, mucho del “antimasismo” de las clases medias se puede explicar por la incidencia de las redes sociales.
¿Cómo se puede caracterizar la situación actual del campo político nacional y cuáles son las fuerzas dominantes que explican cómo hemos llegado al momento presente?
Se puede hablar de una creciente pérdida de hegemonía del MAS junto con la ausencia de algún movimiento político que pueda reemplazar a este partido. Ello conduce, como dijimos antes, a una creciente dispersión del apoyo social, junto con la expectativa por algún “líder nuevo” en al menos el 55% de la población, tanto en el ámbito masista como en el ámbito antimasista.
Esta pérdida de legitimidad del MAS ante sus bases sociales y ante sus electores, no significa la pérdida de legitimidad de su modelo de desarrollo. Cerca del 60% de la población respalda un modelo estatista en el cual el Estado sea dueño de los recursos naturales, que los industrialice, y que emplee el excedente para dinamizar la economía, de modo que tanto el Estado, la empresa privada, el capital extranjero y los pequeños emprendimientos de la población generen empleos de calidad.
En suma, el campo político actual se caracteriza por la búsqueda de un nuevo actor político que pueda administrar de mejor manera el modelo estatista de desarrollo. Por el momento no hay mucho espacio para propuestas liberales y/o libertarias, o para modelos federales de organización política.
¿Qué se puede avizorar sobre hacia dónde va la sociedad boliviana en las próximas elecciones de 2025? ¿Cuáles se perfilan como los temas o preguntas medulares que estarán en juego?
Existen dos posibles evoluciones del “mercado electoral” de cara al 2025. 1) Por un lado está la “vía peruana” reciente con una “hiper dispersión” del voto sin que algún candidato supere el 20%, lo que puede llevar a la ingobernabilidad e inestabilidad política como se ve actualmente en el país vecino. Es el escenario más probable.
2) Por otro lado está la “vía peruana de los 90” con la repentina e inesperada aparición de un “outsider” como Fujimori que canalice el descontento social. Esta potencialidad del outsider “exótico” fue anticipada de alguna manera el 2019 con el crecimiento electoral de Chi Hyun Chung del 0% al 8% en menos de tres meses. Me parece que este segundo camino es el menos probable por el momento.
Dos serán los temas dominantes en las próximas elecciones: 1) el tema económico y 2) la seguridad ciudadana. En las encuestas de Diagnosis se observa un desplazamiento en el tema económico: de la estabilidad económica como tópico principal el 2020, a la generación de empleo de calidad actualmente. Si el Gobierno de Arce logra mantener cierta estabilidad hasta el 2025 (inflación mínima), es posible que lo central en la demanda social sea el acceso al empleo de calidad.
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La seguridad ciudadana es una preocupación latente pero muy importante. Tiene que ver más con las percepciones que con la realidad como en Chile. Ya que Bolivia tiene menores tasas de delincuencia que otros países de la región. Pero es un tema que preocupa.
Un tercer tema; pero muy por detrás de los dos anteriores, será el concepto de “la no corrupción y la no instrumentalización” de las instituciones por los políticos. Aquí está el interés por la reforma de la justicia, por un padrón electoral confiable, por la independencia de los órganos del Estado del órgano Ejecutivo. Las personas, sobre todo de clases medias, quieren sentir que viven en una democracia, donde se respeta su voto y donde no hay “persecución política (judicial) a los opositores”.
¿Cómo viene evolucionando el campo opositor? ¿Qué cambios han mostrado las oposiciones en los últimos años?
En el campo opositor de las clases medias hay un importante cambio de demanda social y política, desde el apoyo a opciones “antimasistas” el 2019 y aún el 2020 ( fuerzas que puedan “sacar” al MAS del poder), a la demanda de una alternativa que pueda generar esperanza de un futuro mejor. El 2019 y el 2020, las clases medias estaban dispuestas a apoyar a quien tenga más opciones para sacar al MAS del poder. Esta demanda explica el apoyo electoral al Carlos Mesa. Especialmente en Santa Cruz hubo mucho “voto útil” por Mesa en ambas elecciones. Aunque no creían en el candidato como tal, veían que era el que tenía más opciones para vencer, en una segunda vuelta al MAS.
Ahora, el objetivo de sacar al MAS del poder ya no es el más importante para las clases medias. Ven que este partido dividido ya no es tan fuerte. Hoy en las clases medias se busca recuperar la esperanza para sus familias. Esperan un candidato que les proponga tanto en su discurso como en su propia imagen, razones para creer que pueden progresar. Mesa, Camacho y, de alguna manera Cuéllar, mantienen un discurso antimasista que ya no es relevante. El federalismo no enamora en Occidente. En suma, no hay actores relevantes en el campo opositor.
¿Cómo está el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, en la opinión de la gente?
En las encuestas de Diagnosis, Manfred Reyes Villa no aparece como una figura en ascenso. Es posible que esto se deba a que la cobertura de nuestras encuestas es también rural, donde el alcalde de Cochabamba no tiene apoyo. El apoyo electoral a Reyes Villa se centra en Cochabamba, parte de La Paz y algo en Santa Cruz, en el área urbana; pero nada más. El apoyo hacia él en estos ámbitos se debe a la búsqueda de los electores de “opciones nuevas”.
¿Cómo percibe la ciudadanía la disputa al interior del oficialismo?
Es un tema de “interés”; pero no de “preocupación”. Para las clases medias antimasistas esta pugna confirma que tanto arcistas y masistas son “politiqueros” que se pelean por pegas, dinero y poder. En las clases bajas se toma partido a favor de Arce (clase baja con mayor nivel de instrucción) o de Evo (estrato pobreza, sobre todo de Cochabamba); pero tampoco se cree que esta disputa es decisiva para el país.
¿Cómo viene desarrollando Diagnosis el seguimiento a las percepciones de la ciudadanía boliviana, en particular en lo que hace a la disputa política?
Diagnosis realiza encuestas de opinión quincenales en los nueve departamentos del país, tanto en el área urbana como rural con una muestra de 1800 encuestas presenciales (cara a cara), lo que implica un error muestral del +/- 2,31%. En estas encuestas se pregunta temas de coyuntura de la agenda informativa de los medios de comunicación, así como se hace seguimiento de indicadores de línea de base como favorabilidad de líderes políticos, intención de voto, satisfacción con la situación del país, índice de polarización, demandas electorales, etcétera. Esta información se difunde a los suscriptores de Diagnosis a través de la página https://dev-qa.la-razon.com//informes.diagnosisestudios.com, tres veces por semana (lunes, miércoles y viernes). La suscripción cuesta 20 Bs. al mes.
(*)Pablo Deheza es editor de Animal Político