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Thursday 23 May 2024 | Actualizado a 06:01 AM

‘El Caballito’ es identificado como centro de venta de droga al raleo

Tras una denuncia, este diario constató que el bar de remate no solo expende bebidas alcohólicas, sino también droga. El Gobierno indica que es difícil controlar este ilícito.

Por La Razón

/ 10 de mayo de 2015 / 04:00

Pese a ser clausurado 8 veces, el bar clandestino de remate “El Caballito” sigue abierto. Ahora es denunciado no solo por la venta de bebidas alcohólicas, sino también por ser un centro de comercialización de droga al raleo en La Paz. El Gobierno dice que es difícil controlar el microtráfico.

Este diario recibió la denuncia y constató la atención en este centro que está abierto a partir de las 04.00 durante los fines de semana. La venta de alcohol y droga es un secreto a voces para los vecinos de la calle teniente coronel Saavedra, en Villa Fátima, quienes están atemorizados por los actos que se realizan en esa cantina desde hace más de seis años.

La Razón comprobó que el bar abre normalmente los jueves, viernes, sábados y domingos. También  pudo constatar la comercialización en pequeñas cantidades de cocaína y marihuana, al margen de las bebidas alcohólicas y de la práctica de la prostitución. Las sustancias ilícitas son vendidas dentro de la cantina por jóvenes que primero hablan en clave y luego ofrecen la droga. Después indican el precio de los estupefacientes como la cocaína, que oscila entre Bs 40 y 50, y marihuana, entre Bs 12 y 22.

Evidencia. Una persona que frecuenta “El Caballito”, que pidió no ser identificada por seguridad, contó a este diario que la comercialización de la droga se hizo más frecuente en el lugar por la demanda que hay de parte de los jóvenes. Esta situación “hizo que se llene más el boliche de proveedores”, indicó sonriendo. Agregó que la afluencia de más personas aumenta las ganancias a los administradores.

Esa misma persona reveló que con frecuencia se ve a policías, vestidos de civil, compartiendo en el lugar. Indicó que generalmente son éstos los que más problemas causan, a veces por las “chicas del lugar”.

Este medio intentó hablar con los dueños del bar, pero sin éxito, ya que nadie salió a atender la puerta cuando se visitó el lugar durante la semana.

El ministro de Gobierno, Hugo Moldiz, explicó que el microtráfico, la venta al menudeo de drogas ilegales, logra eludir, en muchos casos, los mecanismos de control de vigilancia y de Inteligencia de los efectivos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN).

“Hablando en particular del lugar (“El Caballito”), por supuesto que se convirtió en una especie de centro de distribución y entonces ahí habrá que tomar medidas, pero que rebasan digamos solamente a lo que pueda hacer la fuerza antidrogas y la Policía Boliviana, sino que también tendrá que abarcar la responsabilidad del municipio”, señaló Moldiz.

Agregó que según informes de Inteligencia, en la ciudad de La Paz existen diferentes sitios clandestinos donde se da curso al microtráfico, en lugares que muchas veces fueron clausurados, pero que después son reabiertos con distintos nombres.

Ilegalidad. Efectivos de la Policía Boliviana precintan el bar de remate ‘El Caballito’ en 2013.

Respecto a los efectivos policiales que frecuentan el lugar clandestino, Moldiz aseguró que cuando hayan elementos contundentes para desarrollar una investigación se lo hará, por lo que ahí el papel de los medios de comunicación será importante, ya que podrán aportar compendios para tomar nota y realizar una investigación.

“No dudo de que existan algunos malos policías que hagan eso (ir a la cantina) y por eso, por los hechos como me confirma, hay la necesidad de avanzar hacia la revolución de la Policía Boliviana. No dudo de lo que me dice, pero no hay que generalizar”, manifestó Moldiz.

El 1 de julio de 2012, el subteniente de la Policía Daniel Ch. mató con su arma reglamentaria a Roy Campusano (24) en el baño de este local. El hecho es una muestra de los conflictos que se suscitaron en esa cantina. El autor del crimen está detenido preventivamente en la cárcel de San Pedro.

Una vecina de la zona denunció que existe mucha inseguridad en el barrio, debido a la cantidad de borrachos que salen del bar y también porque algunos jóvenes son evacuados narcotizados o inconscientes. “Los despachan en taxis o también los dejan en la calle frente a la plaza Villarroel”, dijo.

Un comerciante del lugar corroboró que los fines de semana, entre las 12.00 y las 17.00, salen jóvenes en total estado de ebriedad, a veces directo a pelear o dormir en las vías.

Moldiz: Falta labor conjunta para el control de bares

La Razón

Según el Gobierno, falta coordinación con la Alcaldía de La Paz para realizar un control a las cantinas clandestinas que funcionan en la urbe paceña, como “El Caballito”, con el fin de evitar que se conviertan en centros donde se cometan actos ilícitos.

Este diario verificó que el citado bar trabaja con normalidad los fines de semana, pese a que fue clausurado por la comuna paceña al menos ocho veces. En este lugar se registra la venta ilegal de alcohol y drogas, y la práctica de la prostitución.

“Esto pone al descubierto, digamos, la fragilidad en la que no existe una coordinación interinstitucional, en este caso, entre la Alcaldía de La Paz y la Fuerza

Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN)”, dijo el ministro de Gobierno, Hugo Moldiz.

La autoridad sostuvo que el ilícito del microtráfico de drogas ilegales puede ser controlado, pero con el trabajo coordinado en todas las instancias pertinentes, pese a que es difícil detectar este tipo de actividad.

El viceministro de Seguridad Ciudadana, Gonzalo Lazcano, reconoció que falta coordinación, pese a que  esta instancia gubernamental tiene la voluntad de apoyar en este tema y los que sean necesarios.

“Como Viceministerio de Seguridad Ciudadana activamos y apoyamos con el tema de la Policía Boliviana a quienes lo soliciten, entre ellos la Alcaldía”, señaló la autoridad.

Añadió que ante el problema que sale a luz con “El Caballito” se requiere la participación de otras instancias más, como la FELCN. Advirtió que de todas formas se tiene que intervenir la cantina porque si se necesita más ayuda, los guardias municipales y la Policía pueden apoyar.

El superintendente de la Alcaldía de La Paz, mayor Carlos Valencia, aseguró que primero se debe verificar el funcionamiento del local “El Caballito”, para luego coordinar el trabajo operacional.

“Durante el tiempo que trabajo en la Intendencia no se pudo clausurar el bar citado, ya que muchos vecinos denunciaron que funciona. Por ese motivo hicimos operativos, pero sin éxito”, informó Valencia.

Agregó que se trabaja en la investigación del caso con el fin de evidenciar las actividades que se realizan.

La cantina clandestina en cuestión está ubicada en la zona de Villa Fátima, en la calle teniente coronel Saavedra. De acuerdo con los funcionarios de la

Intendencia Municipal de 2013, funcionaba las 24 horas del día, acción que violaba la normativa edil que prohíbe la venta de alcohol y su consumo de 04.00 a 09.00. Esta norma aún está vigente en la urbe paceña.

Los vecinos de la zona expresaron su molestia y preocupación por la inseguridad que existe y la impunidad de los dueños del local, ya que funciona “en las narices” de las autoridades municipales y policiales. Por eso piden mayor control en el lugar.

La situación de “El Caballito” es considerada la más controversial, debido a que sigue en funcionamiento, pese a ser clausurado ocho veces.

Desde 2007, ‘El Caballito’ fue clausurado ocho veces

El conocido bar de remate “El Caballito” fue clausurado en ocho oportunidades por autoridades de la Intendencia de la Alcaldía de La Paz, desde 2007. No obstante, todavía funciona con normalidad en la zona de Villa Fátima (La Paz).

La cantina opera pese a que incluso la Fiscalía paceña ordenó su cierre definitivo, en 2012, porque ahí se cometió un crimen, pues un policía mató con su arma de fuego a un joven de 24 años, aparentemente por una discusión particular.

De este bar clandestino era dueño Ernesto Córdova, quien en su momento siempre negó que en el local se cometieran actos ilícitos. Este diario intentó hablar con esta persona para verificar si sigue administrando el lugar, pero sin éxito.

Para ingresar a la cantina se deben pasar por tres puertas controladas por al menos diez personas que hacen el trabajo de seguridad.  En el primer ingreso, que da a la calle, hay un hombre (campana) que informa qué tipo de persona llega al bar. Luego, en la segunda puerta, existen cuatro varones que cobran el derecho al ingreso (entrada). Por último, se entra a un callejón largo y oscuro para terminar en un pórtico, en donde cinco personas también se encargan de revisar. Esos son los pasos para ingresar al bar. El centro funciona pese a que la Intendencia de la Alcaldía, en 2013, le quitó todos los muebles. A la fecha funciona con mesas de ladrillos y sillas de cemento. Además de la venta de alcohol y drogas, se comercializa artículos robados.

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Dilemas opositores

Por La Razón

/ 19 de mayo de 2024 / 00:12

Un reciente estudio de opinión pública realizado por el Celag en el país revela importantes percepciones respecto a la oposición política. Estos datos son significativos en medio de los dilemas de las dirigencias opositoras en torno a su reiterado discurso de unidad versus sus prácticas divisorias. Corre cuenta regresiva para las definiciones rumbo al próximo ciclo electoral.

 La encuesta del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) incluye tres preguntas sobre el campo de la oposición. Las tres son críticas. La primera tiene que ver con la mentada unidad. ¿Podrá la oposición política unificarse para las elecciones generales 2025? Solo el 28% de las personas consultadas cree que habrá unidad. Hay, pues, un sentimiento mayoritario de escepticismo respecto a la posibilidad de que la oposición logre un candidato único o un frente amplio.

La segunda pregunta se refiere a la expectativa de los votantes opositores sobre el candidato o dirigente más capacitado para derrotar al MAS en las urnas. El 58% de los encuestados espera un candidato nuevo, reniega de las actuales opciones o no sabe. El apoyo a los candidatos en escena (Reyes Villa, Mesa, Cuéllar, Camacho, algún empresario) es muy bajo y estadísticamente irrelevante. No son buenas noticias para la oposición: la gente ve división y ausencia de un liderazgo ganador.

La tercera indagación de opinión pública del Celag es la más sensible. Casi dos tercios de las personas consultadas, nada menos, afirma que cuando la oposición pierde elecciones “no reconoce su derrota y está dispuesta a generar violencia”. Esta conducta antidemocrática de no reconocimiento del resultado electoral y falta de respeto a la institucionalidad, quizás se deba a que algunos candidatos opositores proclaman “fraude” cuando pierden elecciones. Y a veces lo hacen por anticipado, como en 2019.

Estas percepciones mayoritarias de la ciudadanía respecto al actual campo de la oposición son preocupantes. Más todavía en el actual contexto, degradado y contaminado por la división interna en el oficialismo. Y nos lleva a preguntar en qué condiciones llegará el país al próximo ciclo electoral: con un MAS-IPSP fracturado, muy lejos de ser nuevamente un partido dominante; y una oposición fragmentada, que reafirma su debilidad, su carencia de líderes y su falta de propuestas. El escenario es incierto.

Una democracia de calidad requiere partidos democráticos, líderes representativos y sólido pluralismo político, entre otras condiciones. Ello implica que tanto el oficialismo como las oposiciones deben consolidar sus estructuras partidarias, renovar liderazgos y, en especial, diseñar proyectos de futuro y plataformas programáticas. Nada de eso ocurre a poco más de un año de las elecciones 2025. Hoy la disputa política, entre la división, la polarización y la fragmentación, está concentrada en las minucias. Urge cambio de rumbo.

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Riesgo de convulsión

De nada sirvieron las escasas y tardías explicaciones de algunas autoridades, el rumor había echado raíces

Por La Razón

/ 16 de mayo de 2024 / 06:25

En menos de una semana, el Gobierno promulgó un decreto supremo y lo abrogó debido a amenazas de movilizaciones y actividades de protesta contra la norma, que, como tantas otras, no había sido promocionada y mucho menos socializada, lo cual permitió que circule abundante desinformación que galvanizó las posiciones de rechazo. El Gobierno dio el paso atrás para evitar la “convulsión”.

Se trata del DS 5143, creado, según autoridades de gobierno, para transparentar los trámites de propiedades en las oficinas de Derechos Reales y desburocratizar el procedimiento, que actualmente puede tardar hasta dos o tres años. Según el viceministro de Defensa del Consumidor, el decreto disponía la bancarización, para pagos en línea, y la interoperabilidad, para el cruce de información entre gobiernos municipales, el Servicio General de Identificación Personal (Segip) y el Servicio de Registro Cívico (Serecí); además, se trataba de la actualización de un decreto promulgado durante el gobierno de Carlos Mesa en 2004.

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Nada de esto es lo que se discutía en las calles y centros de reunión de opositores: se especuló que el decreto serviría para posibilitar la intromisión del Estado en la administración y la tenencia de la propiedad inmueble de privados o que exigiría una nueva certificación para trámites de compra-venta. De nada sirvieron las escasas y tardías explicaciones de algunas autoridades, el rumor había echado raíces y se multiplicaban las amenazas de movilizaciones.

Más tardó el Presidente en anunciar la abrogación de la norma que los líderes de las únicas dos fuerzas políticas con representación parlamentaria en salir al espacio público y celebrar la “derrota” del Gobierno. En tiempos de política de suma cero, poco o nada importa la relevancia o necesidad de políticas públicas: todo se reduce a imponer las ideas propias y evitar a cualquier costo las opuestas. Agréguese a ese estado de cosas una gestión gubernamental llena de contradicciones y se produce lo que tantas veces se ha lamentado en este mismo espacio: pérdida de confianza de la población en las instituciones gubernamentales.

La creciente conflictividad, las dirigencias opositoras claramente orientadas a la solución por el desastre y la incapacidad gubernamental para crear y sostener alianzas y consensos (excepto cuando se trata de apropiarse del partido político), son un buen caldo de cultivo para la convulsión, lo cual no significa que haya, en realidad, planes para provocarla y forzar la caída del Gobierno.

En tiempos cuando menudean los discursos desinformadores y polarizadores, además de la memoria reciente de hechos sediciosos, es tentador acusar a la oposición, o a agentes no identificados, de buscar la convulsión; sin embargo, también suele ser evidente que los conflictos pueden ser fabricados con el propósito de influir sobre el ánimo de la población. Identificar quién gana más con la polémica, el conflicto y la abrogación del mentado decreto serviría para señalar quién es el más interesado en que haya miedo por la amenaza de convulsión.

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Día del Periodista

Por La Razón

/ 12 de mayo de 2024 / 00:57

El 10 de mayo, las y los periodistas de Bolivia recordamos nuestro día. ¿Hay algo que celebrar?, nos preguntamos. Y sí, existen motivos. Pero también hay nubarrones para el oficio. Por ello, más allá de los homenajes, fue un día de balance y reflexión. ¿En qué condiciones realizamos nuestra labor? ¿Cuánto aportamos a la conversación pública en democracia? ¿Cómo nos ve la sociedad?

Hace más de ochenta años, en 1938, el presidente Germán Busch promulgó un decreto supremo – luego elevado a rango de ley– que creaba la Caja de pensiones, jubilaciones y montepíos de los trabajadores asalariados de la prensa. No fue una concesión, sino una conquista como resultado de años de exigencia de derechos. Así, el 10 de mayo fue declarado Día del Periodista. Tiempo después, en 1953, un decreto supremo del presidente Víctor Paz Estenssoro estableció ese día como feriado para los periodistas.

De ese modo, cada 10 de mayo las y los periodistas revindicamos nuestro oficio y recibimos homenajes, salutaciones, reconocimientos. Es como un día destinado a elogiar el lugar que ocupa el periodismo en una sociedad democrática. Celebramos pues que, pese a dificultades y condiciones adversas, seguimos en el empeño diario de brindar información y opiniones como insumo para la deliberación colectiva. Sostenemos asimismo la necesidad de garantizar la libertad de expresión y el derecho a la información.

Pero el Día del Periodista es, o debiera ser, además, una ocasión propicia para el balance, para mirarnos puertas adentro y evaluar nuestro desempeño. Este ineludible ejercicio frente al espejo no puede ser autocomplaciente ni tampoco de solo flagelación, sino autocrítico. Para empezar, es importante evaluar las condiciones difíciles, a veces precarias, en las que estamos realizando nuestro trabajo, en un contexto donde las nuevas tecnologías digitales plantean serios desafíos a los medios de comunicación.

Es preocupante asimismo para el oficio periodístico el escenario de crisis no solo político-institucional en el país, sino también la complicada situación económica. Trabajamos en medio de la incertidumbre, sin horizonte de futuro. Y somos parte de la persistente polarización, que bloquea el diálogo plural y dinamita los puentes de encuentro. Diferentes estudios de opinión señalan que la ciudadanía y los liderazgos ven a los medios como promotores del enfrentamiento. Y hasta nos perciben como actores políticos.

¿Cuánto estamos contribuyendo, en el día a día, a la convivencia en democracia? ¿Cómo mejorar nuestras condiciones de trabajo, libres de presiones y amenazas? Y la pregunta esencial: ¿estamos haciendo buen periodismo, conforme a nuestros códigos de ética o, más bien, un periodismo instrumental, con arreglo a nuestra propia agenda y otros intereses? Hay que celebrar el Día del Periodista con llamamiento urgente para cuidar el oficio y, entre otras cosas, frenar la degradación de nuestras asociaciones. 

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El MAS y la crisis

La democracia, o las formas que la hacen legítima, importan cada día menos

Por La Razón

/ 9 de mayo de 2024 / 06:39

Para nadie debe ser desconocido que el Movimiento al Socialismo (MAS) es la fuerza política más importante de las últimas décadas y el único partido con estructura y potencia suficientes para intervenir en todas las esferas de la vida pública. Sin embargo, precisamente por estos atributos, la feroz lucha que han desatado sus dirigentes no solo afecta al partido, sino a todo el Estado.

Más tardó en terminar el X Congreso del partido, el domingo, en la ciudad de El Alto, convocado por el “ala arcista” del partido, que portavoces del “ala evista” en descalificar el encuentro de la peor forma posible y amenazar con todo tipo de recursos, legales y no, para impedir que las decisiones acordadas lleguen a materializarse.

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No es para menos: se ha elegido a un nuevo jefe nacional del partido, honor que recayó en Gróver García, dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), afín al presidente Arce, y se ha decidido revisar el estatuto del MAS para eliminar la disposición que concede la dirección vitalicia del partido al expresidente Evo Morales y para eliminar la restricción de antigüedad como militante para asumir cualquier candidatura.

Para que el congreso masista pudiese llevarse a cabo y que contase con la presencia de veedores del Tribunal Supremo Electoral (TSE), hizo falta que una Sala Constitucional de La Paz ordenase al Órgano Electoral cumplir con el artículo 30 de la Ley de Partidos Políticos. Entre analistas y opinadores de todas las tendencias hubo consenso en que se trata de un nuevo “fallo a la carta”, de los que menudean desde que los magistrados del Órgano Judicial decidieran autoprorrogarse.

A esta evidente muestra de injerencia de un órgano sobre otro (primero el Ejecutivo sobre el Judicial y luego éste sobre el Electoral), se suma la cantidad de ocasiones en que delegados y portavoces del evismo han descalificado al TSE y sus resoluciones por ser contrarias a sus intereses y expectativas. La democracia, o las formas que la hacen legítima, importan cada día menos.

Súmese a este estado de cosas la previsible pugna que se desatará en la Sala Plena del TSE cuando algunos vocales intenten incidir en favor de uno u otro aspirante a candidato. Entonces, las acusaciones y descalificaciones que hoy se sugieren, serán amplificadas, dañando de manera feroz la credibilidad y reputación del órgano llamado constitucionalmente a administrar los procesos que dan sustento al sistema democrático boliviano y a dar legitimidad a las autoridades electas.

A estas alturas de la lucha es, pues, evidente que sin importar el tono y el contenido de los mensajes que una y otra facción del MAS publicitan, lo verdaderamente central para ambas partes es asegurar que el candidato propio llegue a la papeleta y/o que el contrincante no lo logre. Si para tal fin tienen que terminar de romper la institucionalidad del Estado, no dudarán en hacerlo, y eso son malas noticias.

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Democracia en riesgo

Por La Razón

/ 5 de mayo de 2024 / 00:34

La reciente decisión de una sala constitucional en torno al “congreso del MAS-IPSP” convocado por dirigentes de la facción arcista constituye una tosca injerencia en las competencias del TSE. Y cruza un límite que pone en riesgo no solo la institucionalidad electoral, sino la propia democracia. Es fundamental ponerle freno antes de que conduzca a una deriva autoritaria.

 Una de las condiciones fundamentales de un Estado de Derecho es la autonomía e independencia de los órganos del poder público, además de su separación. Cuando uno o más órganos se subordinan a otro o surge una especie de suprapoder, esa estructura y organización funcional del Estado se resquebraja. Asimismo, cuando el sistema de gobierno empieza a depender de decisiones arbitrarias e inconstitucionales, la democracia está en riesgo. Estamos transitando ese muy peligroso umbral en el país.

En nuestro proceso de construcción y reforma estatal, no es nuevo que el Legislativo dependa de los mandatos del Ejecutivo. Tampoco es raro que la administración de justicia esté subordinada al poder político y a poderes fácticos. Lo crítico es que surja un suprapoder que imponga sucesivos fallos por fuera del marco constitucional y pisoteando la institucionalidad democrática. Desde el año pasado hay un suprapoder en Bolivia que, en consorcio con actores políticos, opera desde el TCP y algunas salas constitucionales.

A punta de sentencias, declaraciones y autos constitucionales, y algunas acciones de defensa, un arriesgado suprapoder está llevando a límites insostenibles el funcionamiento de los órganos del poder público y del sistema de gobierno. Así, bloquearon las elecciones judiciales, suspendieron las funciones de fiscalización de la ALP, se autoprorrogaron, beneficiaron a terratenientes y ahora están emitiendo “instrucciones” sobre las organizaciones políticas y los procesos electorales. Es inaceptable.

Es muy complicado y sensible para el TSE gestionar las disputas internas en los partidos, en especial en este momento la batalla entre facciones en el MAS-IPSP. Debe hacerlo en estricto cumplimiento de la Ley de Organizaciones Políticas y de los estatutos partidarios. ¿Qué ocurre cuando una sala constitucional, desde su filiación política, impone acciones que violan la normativa y vulneran las atribuciones del organismo electoral? Eso es lo que acaban de hacer, sin sonrojarse, los vocales Campero y Angles.

En un pronunciamiento difundido este viernes, las autoridades del Órgano Electoral Plurinacional exigen con timidez el respeto a la independencia de poderes para garantizar la democracia en el país. No es una exigencia menor. En realidad, se está advirtiendo que, si magistrados y jueces continúan perforando el sistema y la institucionalidad electoral, la democracia boliviana está en riesgo. Es fundamental que la disputa política no termine derrumbando el orden constitucional y el régimen democrático.

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