Kohana-río Katari, zona de desastre ambiental
La contaminación de la bahía de Kohana y del Lago Menor del Titicaca obedece a un vacío en la aplicación de normas de prevención, control y tratamiento de las emisiones de aguas residuales (domésticas e industriales) de El Alto, Viacha y Laja, así como en la gestión de residuos sólidos.
El caso de las bahías de Kohana y aledañas (el Lago Menor del Titicaca) es clara evidencia de una megacontaminación debido a los inmensos y permanentes volúmenes de aguas infectadas que ingresan por el río Katari. El deterioro de la calidad ambiental ha aumentado en los últimos siete años e invadido progresivamente las aguas interiores de las bahías, habiendo llegado las manchas de contaminación a la zona de las islas Pariti, Suriqui, Taquile, así como a bahías alejadas Khehuaya o Patapatani, y avanza a otras bahías de la región, como Puerto Pérez o Taraco.
El escenario empeora a lo largo de los años, por ausencia de medidas que conduzcan a una solución estructural del problema. La gran contaminación por aguas infectadas domésticas y de uso industrial proviene de El Alto y sus conurbaciones como Viacha y Laja (en total, más de un millón de habitantes) las cuales desembocan por los ríos Seco, Seque y otros menores al río Pallina que alimenta al río Katari. Todas las bahías aledañas a Kohana y la llanura del río Katari, se hallan extremadamente contaminadas por aguas clase D (D extrema).
En la zona se produjo cambios en la vegetación, con la proliferación masiva de algas, la lenteja de agua o el berro, así como la progresiva debilitación y reducción de los totorales, tanto por la contaminación como por la sobreextracción para forraje de ganado vacuno.
La mayoría de especies de peces han desaparecido. Se observa que solo prosperan aves y artrópodos (insectos y crustáceos) generalistas y con alta resistencia a medios contaminados. Es una zona de desastre ambiental y de conflicto social latente. Ya en 2004 se aprobó la Ley 2798, que declara las cuencas de los ríos Quellkata, Tujsahuira, Pallina y Katari como Zonas de Desastre Ambiental y de Emergencia Hídrica.
Esta hipercontaminación afecta a unas 5.000 familias en la cuenca lacustre y del río Katari, las cuales han visto deteriorados sus sistemas de producción y medios de vida, han perdido sus recursos pesqueros, muchos suelos están salinizados en extremo y, como salida, existe la tendencia al sobrepoblamiento de ganado vacuno, lo que trae una mayor contaminación y una mayor presión sobre los totorales, sobreexplotados para la obtención de forraje.
Desechos. La contaminación incluye además los desechos de miles de industrias de diverso tipo (la mayor parte al margen de cualquier control ambiental y ni siquiera con registro), así como el arrastre masivo de basura y lixiviados del botadero de Villa Ingenio. La escasa captación de alcantarillado en los distritos de El Alto es otra de las causas de la creciente contaminación hacia los ríos que desembocan al Katari.
También, la planicie aluvial del río Katari está significativamente eutrofizada (abundancia anormal de nutrientes) por los fuertes desbordes estacionales de dicho cuerpo de agua que desemboca en la bahía Kohana, y por los arrastres de basura.
La situación es crítica para el Lago Menor, el cual tiene mayor fragilidad ecológica por su menor profundidad, siendo que la actual tendencia es a la reducción de su volumen por los efectos del cambio climático. Existe el riesgo adicional, por la enorme y creciente eutrofización, de que la zona se esté convirtiendo en un gran emisor de metano.
Adicionalmente, la planta de Puchukollo a cargo de EPSAS (Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento) no funciona desde hace muchos años, a pesar de las inversiones realizadas y las proyecciones de ampliación previstas. Sus tubos emisores descargan al río Seco aguas con mayor grado de contaminación que las propias aguas del río receptor. La inoperatividad de la planta de Puchukollo fue manifestada por Lidema (Liga de Defensa del Medio Ambiente) desde 2009, aunque existen reportes locales del no funcionamiento de la planta desde 2003.
Las diversas acciones paliativas desarrolladas por la Gobernación y la ALT (Autoridad Binacional Autónoma del Sistema Hídrico del lago Titicaca), como el recojo de la lenteja de agua o de lodos contaminados, no han tenido efecto alguno en la solución del problema. Así, los anuncios del Ministerio de Medio Ambiente (mayo 2015) sobre trabajos de limpieza de la bahía de Kohana para “frenar” la contaminación del lago Titicaca (Página Siete, 13 mayo 2015) carecen de sentido. La limpieza paliará el problema en zonas muy localizadas, pero no frenará la contaminación.
En septiembre de 2014, la Gobernación del departamento de La Paz presentó un proyecto para descontaminar el lado boliviano del Titicaca, que consistiría en una planta de tratamiento de aguas en una superficie de 26 hectáreas a orillas del lago (El Día, 3 septiembre de 2014). La planta purificadora tendría un costo de 45,5 millones de bolivianos, unos 6,5 millones de dólares (notablemente insuficiente) que según la Gobernación debía financiar el Ministerio de Medio Ambiente y Aguas.
El problema de Kohana y el Lago Menor obedece a un vacío casi total en la aplicación de normas de prevención, control y tratamiento de las emisiones de aguas residuales (domésticas e industriales), así como en la gestión de residuos sólidos, además de la débil coordinación y toma de decisiones entre los diversos niveles del Estado, lo cual se ha traducido en una inacción sostenida desde 2003. Hasta 2014, todas las instancias del Estado se desentendían del problema y ninguna quería asumir responsabilidad; por tanto, se pasó por alto la necesidad de una solución estructural e integral.
Soluciones. Lidema, desde 2007 ha insistido en que son necesarias soluciones estructurales integrales y el tratamiento del problema no puede reducirse a medidas paliativas, como las campañas de limpieza. Las soluciones estructurales e integrales implicarían plantas depuradoras en los diversos distritos de El Alto, una reingeniería a fondo de la planta de Puchukollo, sistemas de depuración alternativa (por ejemplo plantaciones de totora) y el ordenamiento del parque industrial de El Alto y Viacha. Esto desafortunadamente significa grandes inversiones.
El malestar social en la zona afectada va en aumento. En agosto de 2014, habitantes de la isla Pariti y de Puerto Pérez llevaron a cabo un ampliado extraordinario y decidieron declararse en estado de emergencia, y pedir un informe a las autoridades sobre las acciones realizadas para la descontaminación del lago Titicaca. En septiembre de 2014, se suscita un hecho inaudito cuando el Secretario de Madre Tierra de la Gobernación declara que la contaminación del lago en la zona de Kohana se debe a las explotaciones mineras y las actividades agrícolas de los pobladores de islas del lago, como Pariti y Suriqui.
Estas declaraciones muestran el nivel del desconocimiento del problema. En abril de 2015 (La Prensa, 22 abril 2015) se realizaba una nueva denuncia del avance de la contaminación hacia el sector Pata Patani (en la península de Kohana) con el enturbiamiento de las aguas hacia un color gris verdusco y la muerte de decenas de ranas del lago; nuevamente aflora el malestar social y el conflicto en las zonas afectadas.