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Monday 10 Jun 2024 | Actualizado a 11:30 AM

Estación policial modelo

/ 14 de diciembre de 2015 / 04:00

Días atrás, se reinauguró la Estación Policial Integral (EPI) de San Antonio (en la ladera este de La Paz), la primera de su tipo, creada con un “modelo de atención” que va más allá de la presencia policial y la recepción de denuncias.

En el acto participó el Viceministro de Seguridad Ciudadana, quien informó que la EPI modelo tendrá personal de la Fiscalía, Defensoría del Pueblo, la Policía y el Ministerio de Salud, con el fin de ofrecer una atención verdaderamente integral a las víctimas de violencia que lleguen hasta ese lugar. “Aquí se atenderán casos de maltrato infantil, violencia intrafamiliar y contra la mujer, entre otros”, anunció la autoridad.

La medida fue adoptada en el marco de lo dispuesto en la Ley 264, del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana para una Vida Segura, y se prevé que luego de que el personal que trabajará en la EPI San Antonio termine de ser evaluado sea sometido a procesos de formación y capacitación.

Se espera que a partir de enero de 2016 trabajen hasta 40 personas en la estación modelo, que contará con equipos de comunicación, motocicletas y vehículos. De los resultados del funcionamiento de esta EPI dependerá la instalación de otras en diferentes lugares del país, por lo que confiamos en que todo el personal, de todas las instituciones presentes, haga su mejor esfuerzo.

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Sobre el derecho

Farit Rojas

/ 10 de junio de 2024 / 10:27

En una conversación entre los filósofos Gilles Deleuze y Michel Foucault, sucedida a comienzos de los años 70, Foucault señalaba que, en los grandes momentos de crisis de la justicia —es decir de crisis de credibilidad en los jueces, corrupción en los tribunales y abusos en las prisiones—, lo que se percibe no es el pedido de mejora del funcionamiento de la institución judicial, sino la denuncia de un ejercicio abusivo del poder, a través de un dispositivo que debería frenar el abuso, es decir, a través del dispositivo llamado derecho. Y no es que antes de esta visibilidad de este ejercicio abusivo existiera un ejercicio no abusivo del poder, sino que, hasta antes de ese momento, el derecho y sus instituciones hacían pasar ese ejercicio abusivo como algo normal, es decir, que se justificaba el ejercicio del poder a través de una discursividad institucional legitima —algo así como que esto es bueno en teoría, pero estamos fallando en la práctica—, y con ello se hacía tolerable el mismo. No debe olvidarse que cuando Foucault protagoniza esta conversación estaba por crear un grupo de información sobre las prisiones y preparaba una de sus obras más importantes sobre el derecho titulada Vigilar y castigar.

Consulte: ‘Trivium’

Pero, volvamos al tema de la conversación entre Deleuze y Foucault. La crisis de justicia no es una crisis de las instituciones jurídicas, sino una crisis del ejercicio de poder, el cual se vuelve visible porque el mismo es escandalosamente abusivo y cínico, imposible de ser contenido por el discurso del derecho. Si bien se pensará que el problema trata sobre la necesaria reforma del discurso jurídico, lo que se pone en cuestión no son en sí las instituciones jurídicas, sino las prácticas y las maneras en las que se desarrolla el poder. No es el derecho lo que está novedosamente mal —que en realidad tal vez siempre lo estuvo—, sino son las prácticas las que visibilizan lo irracional del sistema jurídico.

Tanto para Deleuze como para Foucault, el poder es algo relacional, algo que fluye. Nadie, hablando con propiedad, es su dueño. El poder, si existe, es en acto. Dicho de otra manera: el poder se ejerce. Por ello el ejercicio de poder puede rebasar el camino predeterminado de su práctica institucional y, en ese rebalse puede volverse obsceno y visible. Eso trae una vez más la reflexión hecha antes. No es que el ejercicio de poder alguna vez haya sido amable, sino que la predeterminación de su flujo desde lo institucional lo hacía tolerable —o justificadamente legal—, pero cuando el ejercicio de poder sobrepasa esta predeterminación y, en consecuencia, se vuelve obscenamente visible, la resistencia al mismo tendrá como punto de partida una denuncia al sistema judicial, pero seguidamente la necesidad de una reforma al sistema político.

(*) Farit Rojas es abogado y filósofo

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Claudia Sheinbaum, de cerca

Claudia Sheinbaum Pardo creció oyendo discursos y proclamas desde el desayuno hasta la cena

Javier Bustillos Zamorano

/ 10 de junio de 2024 / 10:22

Aún no desaparecía el olor a pólvora de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, luego de la masacre de estudiantes ese 2 de octubre de 1968, cuando Annie Pardo y otros militantes de la rebelión juvenil mexicana salieron a las calles a repartir volantes denunciando la represión ordenada por el gobierno. Ella y su marido, Carlos Sheinbaum, habían logrado escapar de las balas del ejército, pero no de las represalias, pues días después les quitaron el trabajo, los expulsaron de la universidad y fueron perseguidos durante varios meses. Claudia, la hija de ambos, tenía entonces seis años de edad. Dentro de cuatro meses, será la primera presidenta en la historia de este país.

Revise: EEUU, la fiera herida

Claudia Sheinbaum Pardo creció oyendo discursos y proclamas desde el desayuno hasta la cena; leyendo periódicos y libros que sus padres le dosificaban: ella, bióloga, maestra y doctora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y él, ingeniero químico de la Escuela Nacional de Ciencias Químicas de la Universidad de Guadalajara. La ideología de izquierda vino en su torrente sanguíneo, pues su abuelo paterno, un judío asquenazi inmigrado, fue un destacado militante del Partido Comunista Mexicano en los años 20.

De la mano, sus padres la llevaban a sus clases de francés y ballet, pero también a la cárcel de Lecumberri a visitar a dirigentes obreros y campesinos presos. Su primaria y secundaria las cursó en una de las llamadas escuelas activas, de esas donde la enseñanza, a diferencia de la escuela tradicional, es horizontal, democrática y donde el alumno aprende a través de la observación, experimentación y pensamiento crítico. En 1977, ingresó al Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM y, cuando no estaba en clases, asistía a marchas sindicales y apoyaba huelgas. Hace unos días, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, recordó cómo ayudó a la guerrilla M-19 cuando estaban de clandestinos en México.

En 1986, durante un conflicto en la UNAM y a punto de egresar de la carrera de Licenciatura en Física, conoció al que iba a ser su esposo durante 29 años, Carlos Imaz, un académico con el que procreó una hija y crio a otro solo de él. Juntos, echaron abajo una reforma que las autoridades pretendieron imponer.

En 1992, hizo la maestría en ingeniería energética, en 1995 el doctorado en ingeniería ambiental y se afilió por primera vez a un partido que había sido fundado cinco años antes por un grupo de políticos de izquierda, entre ellos Andrés Manuel López Obrador; un amor ideológico a primera vista y para siempre. Cuando AMLO fue jefe de gobierno del entonces Distrito Federal en 2000, la incluyó en su gabinete; después la impulsó a una alcaldía y finalmente a jefa de gobierno de la Ciudad de México, una gigantesca urbe de cerca de 10 millones de habitantes. Recibió varios premios, entre ellos, el Nobel de la Paz en 2007, concedido a un grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático, del que formó parte.

En 2004, Sheinbaum vivió quizás el peor momento de su vida. Su esposo fue videograbado recibiendo dinero de Carlos Ahumada, un empresario argentino. Según se investigó después, habría sido para apoyar campañas políticas. Los señalamientos de corrupción la mancharon, tanto, que buscó a López Obrador para presentarle su renuncia, pues formaba parte de su gabinete. AMLO no se la  aceptó, porque sabía que ella no tenía nada que ver. Le reafirmó su confianza y la convenció de seguir adelante. Claudia eligió y tiempo después, se divorció. Y así permaneció durante varios años, hasta que por Facebook se reencontró con Jesús María Tarriba, un viejo amor estudiantil con el que se casó en segundas nupcias, en 2023.

El próximo 24 de junio cumplirá 61 años de edad. Se le ve feliz. A primera vista, da la impresión de que es una mujer demasiado seria, fría, hermética; sus opositores la motejaron como «la mujer de hielo», pero los que la conocen dicen que es cautivadora, amable hasta casi la ternura, pero firme y de decisiones indiscutibles. Más racional que emocional; más a la izquierda que el propio AMLO; una científica, que sin embargo y sin decir agua va, agarra un día su guitarra y se pone a cantar canciones de amor, como esa que dice: Gracias a la vida, que me ha dado tanto…

(*) Javier Bustillos Zamorano es periodista

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Un gobierno de la mafia

Trump representa una autoridad personal carismática en contraposición a los dictados burocráticos de la ley

Michelle Goldberg

/ 10 de junio de 2024 / 10:17

Esta semana, Breitbart entrevistó al exfuncionario de Trump Peter Navarro, uno de los muchos criminales en la órbita del expresidente, desde la prisión de Miami donde cumple cuatro meses por desacato al Congreso. Si bien la vida tras las rejas es difícil, Navarro se jactó de que su periodo se ha visto suavizado por sus vínculos con Donald Trump, que lo convierten en una especie de hombre hecho. El expresidente, dijo Navarro, es querido no solo por los guardias sino también por la “gran mayoría” de los reclusos. “Si fuera un bidenista, las cosas serían mucho más difíciles aquí, y sí, saben exactamente quién soy y respetan el hecho de que defendí un principio y no me doblegué ante el gobierno”.

Lea: El gran anticlímax del juicio a Trump

Una de las cosas más inquietantes de nuestra política en este momento es la aceptación cada vez más abierta de la anarquía por parte del Partido Republicano. Incluso mientras proclaman la inocencia de Trump, Trump y sus aliados se deleitan en el escalofrío de la criminalidad. En su mitin en el Bronx el mes pasado, por ejemplo, Trump invitó al escenario a dos raperos, Sheff G y Sleepy Hallow, quienes actualmente enfrentan cargos de conspiración para cometer asesinato y posesión de armas. (Se han declarado inocentes). Durante el reciente juicio penal de Trump, su séquito en la sala del tribunal incluyó a Chuck Zito, quien ayudó a fundar el capítulo de Nueva York de la pandilla de motociclistas Hells Angels y pasó seis años en prisión por cargos de conspiración de drogas. (El Departamento de Justicia ha vinculado su capítulo Hells Angels con la familia criminal Gambino). Trump, que tiene su propio historial de vínculos con la mafia, se ha comparado repetidamente con Al Capone. Los comerciantes de MAGA venden camisetas (y, curiosamente, salsa picante ) que muestran a Trump como Vito o Michael Corleone de las películas El Padrino, con la leyenda «El Donpadre».

Tanto los liberales como los conservadores anti-Trump han tenido en ocasiones dificultades para entender este fenómeno. A menudo lo que se hace es señalar la hipocresía: ¡hasta aquí la ley y el orden! Pero lo inquietante del giro ilegal del movimiento MAGA no es que no esté a la altura de sus propios valores conservadores. Es que está adoptando un conjunto siniestro de nuevos o recién resucitados.

Existe una dicotomía entre Trump y sus enemigos: él representa una autoridad personal carismática en contraposición a los dictados burocráticos de la ley. Bajo su gobierno, el Partido Republicano, que durante mucho tiempo se sintió incómodo con la modernidad, se entregó a la Gemeinschaft. La Organización Trump siempre fue dirigida como una empresa familiar, y ahora que Trump ha nombrado a su diletante nuera vicepresidenta del Comité Nacional Republicano, el Partido Republicano también se está convirtiendo en una. Para imponer un régimen similar de gobierno personal en el país en general, Trump tiene que destruir la ya de por sí frágil legitimidad del sistema existente.

Las sociedades fetichizan a los mafiosos hasta el punto de que pierden la fe en sí mismas. Al escribir sobre la ideología inherente a las películas policíacas clásicas de los años 1930, el crítico social marxista Fredric Jameson señaló que los gánsteres “eran dramatizados como psicópatas, enfermos solitarios que atacaban una sociedad compuesta esencialmente de gente sana (el arquetipo democrático ‘hombre común’ del populismo del New Deal)”. Cuando, en la década de 1970, los gánsteres representaban una fantasía de cohesión familiar, era una respuesta a un clima más amplio de disolución social. Es una señal de que una cultura está presa de un profundo nihilismo y desesperación cuando figuras mafiosas se convierten en héroes románticos, o peor aún, en presidentes.

(*) Michelle Goldberg es columnista de The New York Times

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El anuncio de Biden para un alto el fuego en Gaza

La tercera fase contempla el plan de reconstrucción de Gaza y la liberación de los últimos rehenes

Mahmoud Elalwani

/ 10 de junio de 2024 / 10:12

El viernes 31 de mayo, el presidente estadounidense Joe Biden, en un discurso pronunciado en la Casa Blanca sobre la situación en Medio Oriente, dijo que Israel había presentado una propuesta para un alto el fuego sostenible en Gaza que constaría de tres etapas y pondría fin al conflicto que lleva más de ocho meses en marcha.

La primera fase duraría seis semanas y comenzaría con el cese de hostilidades. Durante esta fase se liberarían mujeres, niños, ancianos y los rehenes heridos, se produciría la retirada de las fuerzas de ocupación israelíes de zonas densamente pobladas de Gaza y el regreso de los gazateís a sus hogares en todas las zonas de Gaza, incluido el norte, también se incrementaría el número de camiones cargados con ayuda humanitaria a 600 por día.

Consulte: La Nakbah y la limpieza étnica en Palestina

Durante estas seis semanas, Israel y Hamás negociarán los arreglos necesarios para llegar a la segunda fase en la que se produciría un alto el fuego permanente. Biden reconoció que hay «una serie de detalles» que deben negociarse para pasar de la primera etapa a la segunda porque Israel quiere asegurarse de que sus intereses estén protegidos.

La segunda fase incluye la liberación de los rehenes restantes, incluidos los soldados varones. En esta fase Israel retirará todas sus fuerzas de Gaza siempre que Hamás cumpla con sus obligaciones y “el alto de fuego temporal se convertirá en un cese permanente de las hostilidades”.

La tercera fase contempla el plan de reconstrucción de Gaza y la liberación de los últimos rehenes.

Biden destacó que esta es la oferta que ahora está sobre la mesa. El presidente estadounidense dijo que la continuación de este conflicto agotará las capacidades de Israel y aumentará su aislamiento, destacando que este acuerdo conducirá a la calma en la región, incluida la conclusión de un acuerdo histórico entre Israel y el Reino de Arabia Saudita. Asimismo, señaló que Israel tiene derecho a defenderse, y puntualizó que sabía que algunos miembros del gobierno de Israel no aceptarían esta propuesta porque quieren que la guerra continúe, quieren ocupar Gaza para siempre, pero indicó que la idea de una victoria completa solo mantendrá a Israel atrapado en Gaza, aislándolo del mundo y que los secuestrados no regresarán a sus hogares. Biden concluyó que es hora de que esta guerra termine y comience la siguiente etapa.

El discurso del presidente estadounidense constituye la presentación de una propuesta israelí, pero plantea interrogantes. Si esta propuesta no la hubiera hecho el gobierno de Israel, el presidente de los Estados Unidos no la habría presentado, sino que habría solicitado que la presentara el secretario de Estado de los Estados Unidos o el presidente de su Consejo de Seguridad Nacional. El hecho de que el propio presidente presente este plan tiene connotaciones inusuales, es indicativo de que esta propuesta ha sido adoptada por el gobierno de Estados Unidos porque le confiere importancia en términos de patrocinio e implementación del plan y, al hacerlo, corta el camino al primer ministro Netanyahu de la guerra en Gaza, para evitar que posponga el estudio de las propuestas de paz con el fin de mantener su guerra en Gaza con armas estadounidenses. Este es un mensaje a Netanyahu de que no debe someterse a las amenazas de sus ministros de Seguridad y de Finanzas, Ben Gvir y Smotrich, los más extremistas del gobierno, que están llenos de odio por la humanidad, que practican matanzas y exterminio sin dudarlo.

La propuesta del discurso tiene mensajes dirigidos al pueblo estadounidense y a aquellos que se levantan contra el genocidio del pueblo palestino en Gaza de cara a la campaña electoral del próximo noviembre. También contiene mensajes para Europa y para otros países del mundo de que Estados Unidos apoya el cese de la guerra en Gaza para así blanquear la imagen de su administración que ha utilizado el poder de veto en más de una ocasión negándose a condenar la agresión israelí y que ha rechazado una resolución del Consejo de Seguridad que solicitaba el cese de la guerra en Gaza.

El discurso de Biden no incluye una solución política a un Estado palestino independiente con continuidad geográfica entre Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Oriental; sobre este tema no hay ninguna propuesta en la iniciativa del presidente estadounidense, solo se habla de aceptar el statu quo anterior a la guerra en Gaza, lo que supone una mayor privación de los derechos nacionales del pueblo palestino.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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Re-conocimiento de la vida integral en las urbes

/ 9 de junio de 2024 / 00:07

El pasado domingo se realizó una marcha de protesta ciudadana en pleno centro de la ciudad de La Paz, pidiendo frenar el trato inhumano y cruel contra los animales, y en especial a los perritos. El detonante fue la crueldad extrema que efectuaron algunos militares bolivianos en la ciudad de Santa Cruz, baleando a un can indefenso. Resalto los efectos del proceso de concientización de esta forma de protesta y desde las calles. Valoro el crecimiento de estas manifestaciones públicas que van generando un perfil muy interesante, apostar por otra forma de convivencia entre personas, animales y seres espirituales.

Pero también nos duele tanto que nuestros hermanos/as oriundos del Norte de Potosí duerman en la calle (avenida Perú), cerca de la terminal de buses de la ciudad de La Paz. Empieza el crudo invierno y cómo permitir que nuestros conciudadanos estén a expuestos a tan bajas temperaturas. Hace años que nuestros compatriotas visitan nuestra ciudad y tienen todo el derecho, pero no encuentran atención básica sobre dónde hospedarse. Todos los niveles de gobierno tienen la obligación de brindar protección y seguridad. Como se apoderó la insensibilidad de los (y de sus) representantes políticos en la Asamblea plurinacional y del Norte de Potosí, que saben que están ahí pero no les importa.

Pero sobre los animales, aún se escuchan voces negativas sobre estas manifestaciones. He oído decir “que cada vez hay más animalistas”, e incluso “peligrosamente los jóvenes están más preocupados en animales que en seres humanos”. Sin embargo, los que dicen este último eslogan, tampoco son solidarios con los humanos, por ejemplo, con los norte potosinos en la ciudad. Incluso preguntaría a “los folkloristas”, gente que baile danzas y música norte potosinas en diferentes fiestas y que se sienten orgullosos de hacerlo, ¿dónde está la solidaridad con los portadores indios/as de esas legendarias danzas, que hoy son vulnerados en sus derechos básicos de hospedarse dignamente?

También cuando se realizan manifestaciones en torno al medio ambiente se dice que es protesta de los “medioambientalistas”, en fin. Es decir, existe una mirada totalmente parcelada de las protestas sociales contemporáneas.

Lamentablemente, la forma de conocimiento que se brinda en los espacios de educación, como las escuelas, los institutos e incluso las universidades (hay algunas excepciones y creo muy pocas), es totalmente fragmentario sobre la experiencia integral de la vida. Es un conocimiento que oculta y no encara a la realidad parcelada. En esta división de conocimientos se construye al ser humano como el centro de las actividades de la vida, el ser humano está por encima de todos, a los otros seres. Incluso los “mejores humanistas” accionan bajo esta premisa. ¿Pero cuál es la realidad en las ciudades? ¿Cómo se vive en las ciudades como La Paz?

Las disciplinas sociales, humanísticas, las biológicas y similares no contemplan la forma de vida integral que se comparte hoy en nuestras ciudades. Hay que recordar que las disciplinas o las profesiones que hoy se enseñan en los espacios de formación, incluidas las universidades, fueron fundadas para apoyar al sistema capitalista imperante. ¿Qué hacer frente a este humanismo ciego y construido sobre otros seres?

Las marchas tienen un germen profundo para construir la vida integral, no solo de cuestionar el mero humanismo de los humanos, sino de hacernos pensar que inexorablemente tenemos que pensar y convivir entre seres humanos, animales y seres espirituales. ¿Qué disciplinas deberían guiar esta otra forma de conocimiento?

En estos últimos años han aparecido varias reflexiones escritas en torno a este gran problema. Todavía hay un eje que son las sociedades occidentales u europeas. ¿Pero qué propuestas desde nuestros países? Se tiene que empezar desde el gran hábito de las sociedades ancestrales. Por ejemplo, la relación de los humanos con la Pachamama o la Madre Tierra con otros seres vivos, incluida la espiritual, es una base contundente. En las sociedades andinas, sobre todo en la aymara, se enseña que janiwa aniturux t’aqhisiyañati: “no hay que hacer sufrir al perrito”, qué gran enseñanza, tendría que ser útil para todos los integrantes de la sociedad. Ma pitawa jiwasanakan sarnaqawinakasaru kuttañani. Jichha sarawixa janiw waliki.

 Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.

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